Qué ver en Italia en 10 días
Siempre que se viaja, se quiere ver el máximo de lugares posibles antes de volver a casa. Para todas aquellas personas que quieren viajar por Italia y aprovechar el máximo su viaje, deben leer este artículo porque voy a explicar qué ver en Italia en un viaje de 10 días. Además, iré dando consejos para sacarle más jugo al viaje.
Índice de contenido
En Italia hay una infinidad de sitios que visitar, así que es imposible verlo todo en 10 días. Me voy a centrar en aquellos lugares que son imprescindibles para poder decir que has estado en Italia. El itinerario es de sur a norte, aunque el viaje también se podría hacer en sentido contrario. Empezaré por Nápoles para acabar en Milán, ya que son dos ciudades con aeropuertos muy bien conectados con el resto de Europa.
Día 1: Nápoles
Empezamos el viaje por la ciudad más importante del sur de Italia. Lo ideal es tomar un vuelo temprano para poder estar en Nápoles sobre media mañana. Una vez allí, dejaremos en nuestro alojamiento el equipaje. El aeropuerto está muy cerca de la ciudad, a unos 10-15 minutos, por lo que no vas a perder mucho tiempo.
Nápoles es un lugar donde puedes ver la esencia típica italiana. Todos los estereotipos que tenemos de los italianos se cumplen en esta ciudad. Un lugar caótico, con gente bulliciosa y un tráfico que hace muy complicado conducir si no eres de allí.
Como solo vamos a estar un día en Nápoles, no tenemos tiempo que perder. En nuestra lista de lugares no pueden faltar la Piazza del Plebiscito, Castel Nuovo, Castel del´Ovo, la capilla de Sansevero, la catedral de San Gennaro y los subterráneos de la ciudad. Además no podemos irnos de Nápoles sin probar sus pizzas, que según dicen ellos, es la mejor de Italia.
Para aquellos viajeros que vayan con más tiempo, también pueden visitar las ruinas de Pompeya, que son alucinantes, y Ercolano, las islas de Capri e Ischia, o la ciudad de Sorrento.
Día 2 y 3: Roma
Comenzamos el día temprano para tomar el tren dirección a Roma. El tren funciona muy bien en Italia y es la mejor opción para movernos por dentro del país. El trayecto entre Nápoles y Roma es de solo una hora y cuarto, con una frecuencia muy alta. Además, la estación de tren de Roma, Termini, está muy bien situada, a unos 15 minutos andando del Coliseo y rodeada de un gran número de hoteles donde alojarnos.
Para el primer día en Roma puedes moverte por la zona del Coliseo, el Foro Romano y el Palatino. La ventaja de madrugar y llegar pronto a Roma es que en una mañana puedes visitar los tres lugares. Eso sí, es conveniente sacar la entrada combinada de los tres monumentos para ahorrarte dinero, o la tarjeta turística Roma Pass, que además te permite la visita sin hacer cola. Para comer, esa zona es perfecta porque está llena de restaurantes y trattorias donde comer platos típicos italianos.
Por la tarde del primer día puedes pasear por el centro histórico, donde te esperan multitud de monumentos, como la siempre abarrotada Fontana de Trevi, Piazza de Spagna, Piazza del Popolo, Panteón de Agripa, Piazza Navona y Piazza Venezia. Para finalizar el primer día en Roma, el Trastevere es una idea genial para cenar, un barrio de estilo bohemio situado en una de las 7 colinas de Roma. Allí te vas a encontrar restaurantes de todo tipo y para todo los presupuestos.
El segundo día en Roma lo puedes empezar por la Basílica de San Pedro y su plaza. Es el centro de la religión católica, y está repleto de cientos de obras de arte. No puedes dejar de subir a la cúpula de la basílica para tener unas de las mejores vistas de la Ciudad Eterna. En tu visita debes incluir los Museos Vaticanos. El consejo para aprovechar el tiempo es tener la entrada sacada previamente o una visita guiada, porque las colas sin entradas pueden llegar a las 3 horas. Cerca de San Pedro también puedes visitar el Castillo de Sant´Angelo.
Por la tarde, tomamos el transporte público para ir hasta Villa Borghese, un parque con mucho encanto, y muy cerca de la última parada del día, la Catacumba de Priscila. Es donde los antiguos cristianos enterraban a sus difuntos en época del Imperio Romano, cuando eran perseguidos. De esta manera, nos retiramos al hotel para descansar y estar frescos para la siguiente etapa de tu viaje.
Día 4: Florencia
El cuarto día toca a madrugar para tomar un nuevo tren con destino a Florencia. El trayecto dura entre una hora y cuarto a una hora y media, dependiendo del tipo de tren que elijas. Al día suele haber bastantes, por lo que si no quieres madrugar mucho, no habrá problema.
Llegarás a la céntrica estación de Santa María Novella, donde es una buena opción conseguir el alojamiento en Florencia. Para hacerte una idea, la estación de tren está a 10 minutos andando de la catedral y 15 min del Palazzo Vecchio.
Una vez dejes las maletas, Florencia se puede ver andando. Es una ciudad que concentra la mayoría de monumentos en el centro histórico. Entre los lugares a visitar está la catedral de Florencia (una de las más grandes del mundo, con una cúpula de más de 100 metros de altura), el Palazzo Vecchio, Galería Uffizi, Piazza della Signoria, la iglesia de Santa Croce, Galería de la Academia (donde está el David de Miguel Ángel) y el Puente Vecchio. Para finalizar el día te encantará ver la puesta del sol desde la piazzale de Michelangelo, mirador desde donde hay una panorámica de la ciudad.
Día 5: Siena y Pisa
El quinto día por Italia es uno de los más intensos, ya que incluye dos ciudades. Es cierto que tanto Siena como Pisa tienen monumentos y museos suficientes para dedicarles un día entero o dos, pero con una buena organización puedes ver lo más importante en una mañana o una tarde.
Primero iremos hacia el sur para visitar Siena. Es una ciudad que todavía conserva la mayor parte de su encanto medieval. El trayecto en tren no da opción de alta velocidad, por lo que se tarda más o menos lo mismo que a Roma, a pesar de estar más cerca. Una vez allí, habrá que dejar las maletas en consigna en la estación de tren y andar por la ciudad. Todos los monumentos están en torno a la Piazza del Campo, donde se disputa el famoso Palio, la carrera de caballos de origen medieval, que se celebra cada año el 2 de julio y 16 de agosto.
Dentro de la plaza te encontrarás el Comunale y la Torre Mangia, ambas del siglo XIV, y cerca está la catedral de Siena, una bonita iglesia que llama la atención por sus colores blanco y negro, y con interior que deja fascinado a todo el que entra.
Después de comer en Siena, tomaremos un tren dirección norte, hasta Pisa. El trayecto dura algo más de hora y media. Una vez llegues, toca dejar las maletas en el hotel y emprender el camino hacia la Piazza del Duomo, donde está la catedral de Pisa, el Baptisterio, el Camposanto y la mundialmente famosa Torre Inclinada. Pasar por esta ciudad es fundamentalmente por conocer la Torre de Pisa. En un viaje por Italia no nos podemos ir sin conocerla.
Día 6: Cinque Terre
Prosiguiendo con nuestra ruta hacia el norte de Italia, visitaremos Cinque Terre. Son cinco pequeños pueblos costeros, colgados sobre acantilados y con casas de muchos colores llamativos. Cinque Terre está considerado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
El trayecto en tren desde Pisa es de una hora y media. El único inconveniente será el equipaje. Tocará ir dejándolo en consigna en cada una de las cincos estaciones de tren. Los cinco pueblos están muy bien conectados por tren, con una frecuencia de unos 20 minutos entre cada uno.
Los cinco pueblos son Riomaggiore, Manarola, Corniglia, Vernazza y Monterosso. Ese es el orden que seguiremos desde el pueblo más al sur al más al norte. Simplemente el hecho de andar entre sus calles y asomarnos a sus miradores, ya merecerá la visita.
Otro inconveniente es que el alojamiento en estos pueblos es muy escaso y bastante caro, por lo que la mejor opción es dormir en otro lugar. El consejo es irnos a la siguiente ciudad de nuestro viaje, Bolonia. La pega es que está a casi 4 horas de tren, por lo que llegaremos de noche si quieres ver bien Cinque Terre.
Para la gente que disponga de más tiempo, es una buena opción empezar la visita a Cinque Terre en barco desde La Spezia al pueblo más lejano, que es Monterosso, y desde ahí ir descendiendo en tren por los pueblos hasta acabar de nuevo en La Spezia. Además, para los más aventureros, puede hacer las etapas Monterosso-Vernazza y Vernazza-Corniglia andando por desfiladeros, desde donde se consiguen unas vistas de los pueblos únicas. Para la caminata no hace falta ser un atleta pero sí tener un mínimo de condición física, y hay que pagar una pequeña cantidad por acceder al camino.
Día 7: Bolonia
La gran ventaja de dormir en Bolonia es que podrás verla mejor y con más tranquilidad. Es una ciudad famosa por su universidad y por el enorme número de estudiantes que vienen desde el extranjero a estudiar, aunque hay muchos más atractivos, así como 7 secretos que puedes descubrir.
Es una ciudad muy cómoda para poder verla andando y disfrutar de sus soportarles. Dentro de nuestra visita por Bolonia debe estar Piazza Maggiore, Basílica San Petronio, la fuente de Neptuno, el Palazzo Podestà, Piazza San Stefano, Archiginnasio y las torres de Garisenda y Asinelli, que aparecen en las obras de Dante.
Esta noche también la pasaremos en Bolonia para aprovecharnos de la enorme oferta hotelera que tiene y la facilidad de conseguir buenas oportunidades.
Día 8: Venecia
El octavo día saldremos dirección a Venecia. El tren tarda algo menos de hora y media, y la estación de Santa Lucía tiene una ubicación ideal para visitar la ciudad de los canales.
Tras dejar la maleta en consigna en la estación, la mejor opción es pasear por la ciudad para disfrutar de todos los rincones que ofrece Venecia. Además de caminar sin rumbo, en tu lista deben estar la famosa plaza San Marcos, el Palazzo Ducale, la Basílica de San Marcos, el puente de los Suspiros y el puente Rialto.
De vuelta a la estación, puedes tomar un vaporetto por el Gran Canal. Una vez en la estación recogerás la maleta para poner rumbo a Verona, a una hora y cuarto, y donde pasaremos la noche.
Otra opción es dormir en Venecia. Nos ahorraremos el dejar las maletas en consigna pero debes saber que los alojamientos no son nada baratos. Por eso la sugerencia de dormir en la siguiente ciudad de nuestro viaje por Italia. Sin embargo, el que se lo pueda permitir, pasear de noche por lo puentes y canales venecianos será uno de los mejores recuerdos que se llevará a casa.
Día 9: Verona
En el penúltimo día vamos a ver la ciudad en la que se inspiró William Shakespeare para escribir su famosa obra “Romeo y Julieta”. La ciudad tiene un tamaño perfecto para poder verla en un día sin prisas.
Una de las cosas que más llama la atención de Verona es su Arena, con una capacidad para 20.000 personas, es el segundo anfiteatro romano más grande que se conserva, y sirve de escenario cada verano para diferentes óperas. Pasear por sus estrechas calles, ver la Piazza Brà, el Castelvecchio, la Piazza delle Ebre, el puente de piedra, catedral de Verona y el teatro romano son paradas obligatorias. Por supuesto, antes de recogerte hay que ir a la casa de Romeo y la casa de Julieta, repleta de dedicatorias de amor que dejan las parejas que por allí pasan.
Para acabar el día lo mejor es ver la puesta de sol desde el Castel San Pietro, donde tendrás una panorámica completa de la ciudad. Una magnífica guinda para disfrutar de Verona en toda su esencia. Puedes conocer más en profundidad Verona en esta guía de un día.
Día 10: Milán
Finalizamos el viaje con un pequeño madrugón porque tenemos que tomar el tren hasta Milán, y el trayecto es de unas dos horas y media. Sin duda, la capital de la moda italiana es un final perfecto al viaje.
Milán tiene la enorme ventaja de contar con sus principales monumentos en un radio de 30 minutos andando. Tu recorrido puede empezar en la Piazza del Duomo, visitando su catedral, la más grande del mundo de estilo gótico. Si por fuera impacta, no puedes dejar de visitar su interior, ni dejar de subir a su terraza para tener una imagen de Milán. Justo al lado de la catedral está la galería Vittorio Emanuele II y el famoso teatro de la Scala.
Antes de irte da un buen paseo por el parque Sempione, entra al castillo de los Sforza y visita el convento de Santa Maria delle Grazie para disfrutar de una de las obras más famosas del mundo, “La última cena” de Leonardo da Vinci. Eso sí, este fresco necesita de reserva previa que tienes que hacer varios meses antes de visitar Milán.
Por la tarde, tranquilamente podrás tomar el avión de vuelta a casa, ya que Milán cuenta con dos aeropuertos importantes desde donde se puede volar a casi cualquier país por un coste muy razonable, gracias a las aerolíneas low cost.
A pesar de que el viaje cubre las ciudades italianas más turísticas, voy a mencionar algunas que se pueden incluir si tenemos más de tiempo para nuestro viaje. De todas las alternativas, destacan Turín (la ciudad con más museos de Italia, destacando el museo Egipcio), Génova (su puerto y la casa natal de Cristóbal Colón bien merecen una visita), Asís (la ciudad donde nació San Francisco y que mantiene su encanto medieval, así como punto importante en el Camino de San Francisco), Padua (una ciudad repleta de historia), Costa Amalfitana (una serie de pequeños pueblos localizados en acantilados) o los pueblos alrededor del Lago di Como y Lago di Garda (donde respiraremos tranquilidad y naturaleza).
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