Roadtrip por Alemania: de Frankfurt a Berlín (con mapa)
Alemania es un país sensacional para recorrerlo en coche, a modo de roadtrip. Las carreteras son muy buenas, tiene cantidad de pueblos preciosos, y esta forma de viajar te permite conocer la Alemania más desconocida.
En cuanto a los alemanes, lejos de esa imagen de frías mentes ingenieriles, lo que me encontré en este roadtrip de seis días por Alemania es que la gente es muy amable y simpática, siempre dispuesta a ayudar al visitante a disfrutar de su país y a mostrar su mejor cara. Si me tengo que quedar con algo del viaje, es con esto, más allá de los lugares tan bonitos que visité.
Como en todo buen roadtrip, escogimos el camino más largo entre Frankfurt y Berlín, haciendo muchas paradas e intentando no conducir más de 200 kilómetros al día, para no pasarnos el día en el coche.
Si quieres descubrir la Alemania más desconocida, la ruta que te muestro en este artículo te va a ser de mucha ayuda para visitar lugares fuera de los itinerarios más turísticos.
Índice de contenido
- 1 Frankfurt: el punto de partida
- 2 Würzburg (Wurzburgo): la ciudad histórica
- 3 Castillo de Wartburg: clave en la historia alemana
- 4 BrockenBahn: a la montaña en tren de vapor
- 5 Quedlinburg: la ciudad de las casas de madera
- 6 Freyburg: la ciudad del vino
- 7 Leipzig: arte y cultura callejera
- 8 Berlín: el final de este roadtrip
- 9 Consejos para viajar por libre a Alemania
Frankfurt: el punto de partida
Frankfurt es una buena opción para empezar un roadtrip por Alemania porque tiene un gran aeropuerto internacional con vuelos de muchas aerolíneas, incluyendo las lowcost.
La ciudad es conocida por su centro financiero y empresarial, con grandes rascacielos, aunque también tiene sus sitios históricos, como la plaza Römerberg, presidida por la estatua de la justicia. Esta zona está totalmente restaurada, siendo la experiencia como de caminar por una ciudad antigua justo al acabar de ser construida.
Además del centro, Frankfurt tiene multitud de museos y unos puentes muy chulos para ver el amanecer y el atardecer, así que un día es más que recomendable para explorar la ciudad.
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Würzburg (Wurzburgo): la ciudad histórica
Siguiendo el cauce del río Meno, el que pasa por Frankfurt, llegamos hasta la pequeña ciudad de Würzburg, una regia población donde empezar a empaparnos de la historia germana.
La primera parada en Würzburg a visitar es el castillo, rodeado de viñedos, que corona la colina al otro lado del puente viejo. Esta es una de las fortalezas más importantes del país, y las vistas a los alrededores son espectaculares. En su interior encontraremos dos museos, uno de historia y otro de la región, pues el castillo ha sido parcialmente reconstruido y no se conservan elementos antiguos.
En cuanto al puente antiguo, con sus doce estatuas (11 de santos y una del emperador Pipin), recuerda mucho al puente de Carlos de Praga, aunque el de Würzburg tiene más afluencia de ciclistas.
Otro de los lugares más importantes a visitar en la ciudad es el Palacio residencial, una imponente mole que se considera el Versalles Alemán, tal es su importancia histórica. Es un lugar Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y aunque también ha sido reconstruido en gran parte, conserva parte de sus obras de arte históricas.
Dedicar un día a visitar Würzburg es más que recomendable, ya que a parte del Castillo y la Residencia, el centro, también reconstruido, es una gozada para caminarlo sin rumbo fijo perdiéndonos por los mercados, los cafés, y las chocolaterías.
Castillo de Wartburg: clave en la historia alemana
A 410 metros sobre el precipicio, en este imponente castillo han ocurrido algunos de los eventos históricos más importantes de la Alemania feudal, como por ejemplo la celebración del Sängerkrieg alrededor del año 1207, una especie de Operación Triunfo para trovadores tan importante que incluso se menciona en una ópera de Wagner, Tannhäuser.
Aunque el episodio histórico más importante ocurrido en el castillo de Wartburg fue la estancia forzosa del reformador Martín Lutero, tiempo que aprovechó para traducir al alemán el Nuevo Testamento, facilitando la propagación del protestantismo en el país. Hoy en día, se le recuerda con la estancia que ocupó dentro del castillo y con los souvenirs de la tienda de recuerdos.
Pero no termina aquí la historia del castillo de Wartburg. A principios del siglo XIX, los estudiantes de las fraternidades se reunieron aquí para celebrar la victoria alemana sobre Napoléon, quemando libros conservadores, como el Código Napoleónico. Este hecho, así como otro que se repitió medio siglo después, se consideran esenciales para la unificación alemana del siglo XIX.
Actualmente se puede visitar todo el castillo, incluyendo la habitación de Lutero. En una parte del castillo hay un hotel de 5*, que conserva el aire clásico que emana la fortaleza, así como la pequeñez de las habitaciones.
BrockenBahn: a la montaña en tren de vapor
A parte de castillos y palacios, hay muchas más cosas divertidas para hacer en Alemania. Una de ellas es subirse al tren a vapor BrockenBhan y llegar hasta lo alto de la montaña Brocken, la más alta del Parque Nacional de Harz.
Este tren a vapor, igualito a los que se ven en las películas de vaqueros, empieza su ruta en Wernigerode, y casi dos horas de ruta después y 30 kilómetros, nos deja en lo alto de la montaña Brocken, en la que dicen hay fantásticas vistas al parque. Durante mi viaje la cumbre estaba cubierta de niebla, así que apenas nos veíamos entre nosotros.
Eso sí, lo que es el viaje en tren a vapor es toda una experiencia, con el traqueteo de las vías de madera, el humo saliendo por la chimenea, y los vagones de siglos pasados. Por un momento te traslada a otros tiempos donde viajar era algo mucho más pausado.
Quedlinburg: la ciudad de las casas de madera
Esta es una de las ciudades que más me han gustado del viaje, pues sus casas de vigas de madera entramadas me parecieron preciosas, además de recordarme a las construcciones medievales que hacía con los Playmobil de pequeño.
En Quedlinburg hay más de 1.200 de estas casas, por lo que caminar por el centro es un verdadero viaje en el tiempo. Incluso los carteles de los restaurantes siguen el estilo clásico, solo dándote cuenta de que estás en el siglo XXI por la ropa de la gente. Por lo demás, es como viajar en el tiempo el caminar por esta ciudad Patrimonio de la Humanidad.
Además de lo bonita que es la ciudad, en la que no pondrás reparos en perderte por sus calles durante horas, buscando rincones como la callejuela de los artesanos o el canal ornamentado con flores, en lo alto de la colina está el castillo y la iglesia diocesana.
Lo que más me gustó del castillo, evidentemente, son las impresionantes vistas a Quedlinburg, sobre todo al amanecer, cuando la ciudad aún duerme. En cuanto a la iglesia y su museo, me parecieron bastante sosas, por lo que si no te interesa mucho su importancia histórica, puedes saltarte su visita.
Como curiosidad, a pocos kilómetros de Quedlinburg hay unas formaciones rocosas de lo más extravagantes, las conocidas como Teufelsmauer. Cuenta una de las leyendas que surgieron por una apuesta entre el Diablo y Dios. El Diablo quería construir un muro para dividir que parte del mundo controlaba cada uno, pero como no le daba tiempo, en su enfado destruyó parte del muro y lo quemó, quedando como resultado lo que vemos hoy en día.
Leyendas a parte, Quedlinburg es una parada más que recomendada en un roadtrip por Alemania, a parte de para visitarla, para probar alguna de sus cervecerías y restaurantes tradicionales. ¡Qué bien se come aquí!
Freyburg: la ciudad del vino
Una buena comida hay que acompañarla de un buen vino, así que nada mejor que acercarse hasta Freyburg para conocer de primera mano cómo son los vinos de la región vitivinícola más al norte de Europa. La razón de que tengan vino en esta latitud tan al norte es por el micro clima que general un recodo del río Unstrut.
Los habitantes de Freyburg han aprovechado este micro clima para cultivar vides desde hace más de un siglo, teniendo en la actualidad más de 60 especies diferentes de uvas con la que hacen vinos de todo tipo, como espumosos o incluso sin alcohol.
A tu paso por Freyburg es más que recomendable que visites alguna de las bodegas que se encuentran en pleno pueblo, ya que ofrecen una experiencia muy interesante más allá de solo probar sus vinos.
En cuanto a otras visitas de interés, el Castillo Neuenburg (castillo nuevo en alemán), también rodeado por viñedos, nos ofrece unas bonitas vistas al valle y una interesante visita a su interior. Por supuesto, no puede faltar un breve paseo por el centro de Freyburg, encontrándonos con viñedos en pleno centro.
Leipzig: arte y cultura callejera
Conocida como la pequeña Berlín por su animada vida cultural, Leipzig es una ciudad que me sorprendió gratamente. Primero por la gran cantidad de espacios verdes, después por lo agradable que es de visitar, y finalmente por tener barrios tan artísticos y en cierto sentido «locos» como Plagwitz y Lindenau. ¡Si hasta hay un tobogán para bajar la calle! Para que después digan que son aburridos los alemanes.
Pero empecemos por el centro. Como ciudad dedicada al comercio, Leipzig cuenta con un casco histórico que impresiona al visitante, con una amplia plaza central (Marktplatz) en la que se encuentra el antiguo ayuntamiento, actual museo de la ciudad.
Las calles circundantes, delimitadas por las vías del tranvía, es un batiburrillo de comercios, restaurantes e iglesias, con algunas tan importantes como la Iglesia de Santo Tomás (Thomaskirche), en la que se encuentra enterrado Johann Sebastian Bach; o la de San Nicolás (Nicolaikirche), en la que empezaron las protestas de los lunes contra el régimen comunista.
Como en cualquier ciudad interesante, lo mejor es perderse por sus calles, llegando a encontrar sitios tan especiales como el Mädler-Passage y el mirador panorámico.
Si quieres tener un cambio total de ambiente, entonces te recomiendo que visites los barrios de Plagwitz y Lindenau. Aquí se concentra gran parte de la creación artística de Leipzig, con antiguas fábricas reconvertidas en talleres para artistas, cafés a la moda (conviene reservar para desayunar), y arte callejero a cada paso.
Plagwitz y Lindenau son barrios residenciales, sí, donde el arte emana por todas las esquinas, así que si te gustan los grafitis, piérdete por estas calles.
Leipzig es una ciudad fascinante, así que si puedes dedicarle más de un día, te encantará.
Berlín: el final de este roadtrip
Y con la llegada a Berlín termina este roadtrip por la Alemania más desconocida. Es el momento de aparcar el coche, dejar las autobhan atrás, y empezar a caminar por sus calles.
Berlín son muchas ciudades en una, así que te recomiendo estar por lo menos 3 días en ella para poder experimentarla a fondo. Gusta a los que buscan arte por sus museos, a los que les gusta la historia por todo lo que aquí ha ocurrido, a los que buscan fiesta por su tremenda variedad, o a los que buscan un lugar agradable para vivir por su calidad de vida.
Puedes conocer más sobre Berlín en estos otros artículos sobre la ciudad y sus mercadillos de navidad.
Consejos para viajar por libre a Alemania
Dónde dormir
- Würzburg. Hotel Gasthof Löwen 3*, Ochsenfurter Str. 4. Hotel clásico con todas las comodidades.
- Castillo Wartburg. Romantik Hotel auf der Wartburg 5*. Lujoso hotel en el castillo con habitaciones pequeñas.
- Quedlinburg. Hotel zur goldenen Sonne, Steinweg 11. Hotel confortable en el centro de la ciudad.
- Leipzig. Hotel Fürstenhof, a Luxury Collection Hotel 5*, Tröndlinring 8. Lujoso hotel en pleno centro.
- Berlín. Hotel Amano 3*, Auguststraße 43. Céntrico hotel ideal para visitar la ciudad.
Dónde comer
- Würzburg. Restaurante Spielberg, Lurzengasse 3. Comida casera alemana.
- Quedlinburg. Restaurante Munzenberger Klause, Pölle 22. Ambiente acogedor y platos contundentes
- Quedlinburg. Cervecería Brauhaus ludde, Blasiistraße 14. Cervecería artesana con platos típicos.
- Freyburg. Restaurante Unstruttal, Markt 11. Platos cuidados y abundantes.
Qué visitar
- Castillo y palacio de Würzburg
- Castillo de Wartburg
- Tren a vapor Brockenbhan
- Teufelsmauer de Quedlinburg. Entrada gratuita.
Más información
Viaje realizado dentro de la campaña #EnjoyHiddenGermany organizada por iAmbassador en colaboración con Turismo de Alemania. Todas las opiniones del artículo pertenecen al autor.
Interesante artículo, muy descriptivo. Muy buena opción
Gracias, Alemania me sorprendió muy gratamente :D
¡Qué ruta más completa! Tomo nota de todo porque Alemania es una de mis asignaturas pendientes y este roadtrip fuera de ruta mola mucho. Por cierto, enhorabuena por las fotos. ¡Me encantan!
Nos dimos un buen viaje, y aún así vimos un montón de cosas. Te va a encantar Alemania, a ti que te gusta tanto la historia
Hola Víctor,
Muy interesante el artículo y pensamos tomarlo para sacar ideas en nuestra ruta desde Berlín a Frankfurt.
Nosotros tenemos tres días completos y tres noches disponibles desde la salida de Berlín a la llegada a Frankfurt y pensamos hacerlo en automóvil. (viajaremos en abril del año 2020).
La duda que tengo es qué ciudades o pueblos visitar en nuestro recorrido la idea es hacerlo en tres tramos, y parar cada noche en un pueblo diferente para llegar el cuarto día a la mañana temprano a Frankfurt.
Gracias nuevamente, y muy buenas las fotos.
Saludos desde Uruguay.
Hola, con tan pocos días, podéis seguir los pueblos indicados en el artículos. Quedlinburg es muy bonito, y el paseo en tren tiene mucha gracia, además de Leipzig, que es una ciudad preciosa que os recomiendo visitar. Un saludo