Puente de Carlos (Karluv Most), vida y belleza
En Praga hay muchos monumentos importantes y muy bonitos, pero sin duda uno de los más representativos es el Puente de Carlos (Karluv Most en checo, Charles Bridge en inglés), de aspecto achaparrado y robusto.
Este puente no es el más grande o el más antiguo, pero seguramente es de los más bonitos y visitados de Europa. En poco más de 500 metros se puede retroceder varios siglos en el tiempo, y si bien la ciudad de Praga transmite siempre esta sensación en la parte vieja, recorriendo el puente es donde más se siente, con las incomparables vistas del Castillo de Praga y de la ribera del Moldava.
En el puente hay 30 estatuas de distintos símbolos religiosos para intentar aumentar la fe católica de la zona en su tiempo. Actualmente las estatuas del puente son reproducciones, y las originales están en el museo para que no se deterioren.
Aunque las estatuas no sean las reales, la gente sigue pidiendo deseos en la estatua de san Juan Nepomuceno, tocando a la vez las dos placas de latón de la base. Es fácil encontrar esta estatua, es la más grande y siempre esta llena de turistas. En varios sitios dicen que esto es un invento para turistas, y el verdadero lugar para pedir el deseo, donde se arrojó al río a san Juan Nepomuceno, es el que marca la cruz arzobispal que hay en una barandilla. También fácil de encontrar y con muchos menos turistas.
Dejándonos de leyendas e historias, la verdadera gracia del puente está en el ambiente que se respira en él. Es como un mercadillo sobre el río, con multitud de puestos de cuadros, fotografías, caricaturas, espectáculos callejeros, etc. Siempre hay alguien intentando vender algo, como en cualquier lugar con mucha afluencia de turistas. Menos mal que el puente es ancho y entra mucha gente, teniendo espacio vital suficiente para disfrutar del paseo. Además, las vistas son espectaculares.
Ambos extremos del puente cuentan con una torre, la de la zona vieja (Staré Město) y la de la pequeña ciudad (Malá Strana). Es más llamativa la torre de la zona vieja, por destacar mucho con el entorno, pero la pequeña torre de Mala Strana, tiene más presencia y es la puerta a un mundo diferente, detenido en el tiempo hace muchos siglos. Por un módico precio se puede disfrutar de las vistas en lo alto de ambas torres.
En los alrededores del puente de Carlos se puede acceder a buenos lugares para ver el puente al completo junto al Castillo de Praga, aunque la mejor hora es sin duda al anochecer, cuando si hay suerte el sol puede resaltar ese color tan característico que tiene toda la ciudad.
Otra opción es ver el puente por debajo en alguno de los paseos en barco por el río Moldava. Hay barcos de todos los tamaños y estilos con muchos espectáculos diferentes. Eso sí, al sacar una foto nocturna, cuidado con los barcos que tienen muchas luces.
Este puente es una de las paradas obligatorias en cualquier visita a la ciudad, con su efecto de máquina del tiempo.
BUENO MACHBEL QUE DECIRTE QUE LAS FOTOS QUE HACES SON UNA OBRA DE ARTE, ME ALEGRO QUE TENGAS UN BLOG EXCELENTE Y NIVEL, UN ABRAZO VIAJERO ale de viajar cueste lo que cueste
Gracias Ale! estos comentarios siempre ayudan a seguir mejorando, un abrazo