Pozo Sotón: la experiencia de visitar una mina de carbón real en Asturias

Ser minero es duro. No te descubro nada nuevo con eso. Pero hasta que no lo pruebas, no sabes «cuanto» es de duro. En Asturias, región con una larga historia minera, por fin es posible visitar un pozo minero de verdad, el pozo Sotón. Adentrarse por sus galerías, picar el carbón, comer cacahuetes a 565 metros bajo tierra, descubrir el facebook de la mina, y lo más importante, conocer cómo estos hombres y mujeres son capaces de ganarse la vida en estas condiciones tan extremas, donde el compañerismo es lo único que te permite volver a bajar para picar al día siguiente.

Pozo Sotón en Asturias
Pozo Sotón en Asturias

La jornada empieza preparándote con la indumentaria adecuada. Te metes dentro del mono con los colores de Hunosa y las bandas reflectantes. Las botas de goma son las compañeras de tus pies. Los guantes, de tus manos. El casco con la luz, bien asentado en la cabeza, es tu guía. La fiambrera, con la máscara de seguridad, se acomoda en el cinturón. Pesas 4 kilos más, ya estás listo para trabajar.

Apenas te has despertado y no te reconoces.

El antiguo edificio modernista del Pozo Sotón, en el que las torres sobresalen por la descascarillada fachada, es testigo de otra época. Una en la que las minas y fábricas eran motivo de orgullo, de progreso, de ganarse la vida honradamente.

Ahora, apenas hay actividad en las vías de tren.

Vías de trenes de la mina
Vías de vagonetas

Tu eres un visitante equipado como un minero. Incluido el mismo nerviosismo de cualquiera que va a adentrarse en el interior de la tierra, en lo desconocido.

Pero del Pozo Sotón hace tiempo que ya no se saca carbón.

Las grandes máquinas siguen rugiendo en el interior del edificio, aunque alguna de ellas sea casi centenaria. Antes, las cosas se hacían para durar.

La parte más importante de cualquier mina subterránea son los ascensores del castillete de extracción, la única salida al exterior. En la cabina de control te encuentras a la mujer que ahora controla esta delicada maquinaria. La guía, también otra mujer, te explica en que consiste su crucial trabajo. Son las dos únicas féminas que ves en la zona. Tres, si cuentas la del calendario.

Control del ascensor
Control del ascensor

Sin saber muy bien cómo, estás dentro del estrecho elevador junto a otros 8 hombres, codo con codo, con poco espacio. Dicen que hay sitio para 25. No me lo creo.

A 4 metros por segundo las paredes de las galerías apenas se ven. Te dijeron que bajarías al nivel 7. Poco más y llegas al centro de la tierra.

Ahora sí, estás dentro de la mina. En las profundidades del Pozo Sotón. Las paredes tienen forma de túnel, hay vías de vagones en el suelo, sólo se ve hasta donde alcanza la luz. Sí, no hay duda. Estás dentro de una mina. De una gran y oscura mina de Asturias. Cada día te sorprendes más de los sitios a los que acabas llegando.

En la boca de la galería todo son risas. Es amplia, el aire fluye con suavidad, hay luz. Vamos, como un paseo por el campo.

Explicando como va a ser la jornada de mina
Explicando como va a ser la jornada de mina

Pero amigo, esto es la mina. Apenas te acostumbras al caminar por la tierra del túnel cuando el guía señala una oquedad a un lado de la galería. Vamos, más que una entrada, es una diminuto agujero de rata. Imposible meterse por ahí. Tiene que ser una coña de estas asturianas, que por aquí tienen un humor muy raro.

A los dos minutos, estás bajando de madero en madero cual rata amaestrada.

En cierto punto se para uno de los guías, digamos que Rogelio por su simpático nombre. Empieza a explicar por qué los maderos están de estar forma y no de otra. Que aquí se postia. Que la mamposta de arriba, medio y abajo se llaman de arriba, medio y abajo. No se han calentado la cabeza pensando nombres rimbombantes. Que se mide con una corteza de árbol cortada a ojo, nada de inventos como el metro. Muy apañados estos mineros. Que aquí todo va calcado, sin usar moderneces como clavos o pegamentos. Más manitas que el de la tele, oiga.

Y con unos picos y unos maderos, 70 metros de galería que tan ricamente se hicieron a 400 metros bajo tierra. Sigue funcionando. Tú estás en ella. Vivo.

En un momento dado todos apagamos los focos. Para agudizar los sentidos dicen estos cachondos. Tu sientes el aire, las partículas en suspensión. La oscuridad. El silencio. Aquí estás sólo tú con tus compañeros, rodeados de carbón.

Luces y casco, equipo básico
Luces y casco, equipo básico

Termináis de bajar la chimenea, con momentos divertidos que parecen un columpio, y por fin llegas a otra de esas galerías grandes, limpias, donde el aire fluye con intensidad. Aunque un poco oscura, sólo está iluminada con nuestros focos.

El recorrido continúa por infinitas galerías. Aprendes como diferenciar el brillante carbón de la pizarra. El preciado mineral pesa muy poco. Que paradoja que sea tan ligero, con lo difícil que es extraerlo.

También te cuentan que hay una veta de carbón muy cerca que llega hasta Gijón, a la mina de la Camocha, e incluso hasta Reino Unido, donde siguen explotándola. La llaman la Generosa. Qué raro que no la hayan llamado la tacaña.

Caminas por encima de pelusa que parece diamante, el sulfuro de magnesio. Dicen que esto se usa en farmacología. Los efectos, mejor no escribirlos aquí.

Y haces un gran descubrimiento: el facebook se inventó dentro de la mina. Aquí abajo, los mineros dejan mensajes en los muros para que los vean otros amigos. Declaraciones de amor, consejos raros, palabras extrañas, en varios idiomas, muestra de la diversidad de nacionalidades que convergen en las entrañas de Asturias.

Maquinaria de la mina hecha para durar
Maquinaria de la mina hecha para durar

Caminas y caminas por galerías de la mina. Barrenas con el martillo neumático. Vuelas una pequeña veta. Empujas un vagón. Te adentras por otro agujero diminuto. Chapoteas en los charcos. Comes cacahuetes a 565 metros de profundidad. Llamas por el güi güi a la chica de control del elevador. Vamos, lo que es un día normal en Pozo Sotón.

Pero lo peor está por llegar, como dice Luis. Siempre, siempre está por llegar. Hasta que llega. No sabes como, pero te han liado para adentrarte por otro túnel (la Turista, para más inri) postiado con maderos hasta los topes, muestra de la clásica ingeniería minera asturiana.

En la mano tienes el poder: un martillo neumático.

Te crees, te sientes, poderoso. Eres un hombre y tienes una máquina para hacer agujeros. Nada te puede detener. Delante de ti, una veta del maldito carbón que te metió bajo tierra. Empujas con todas tus fuerzas, pulsas la palanca, y apenas rascas un poco de mineral. Atacas por un lado, por otro, y caen unas piedritas que dan más risa que pena. Vuelves a intentarlo con más ganas. El resultado es igual de irrisorio. El martillo neumático de 6kg empieza a pesar. Haces un último intento, y arrancas una piedra del tamaño de un puño. Eres el mejor.

La ilusión te dura entre 1 y 2 segundos. Justo lo que necesita Fran, otro de los guías, en arrancar con saña varias piedras como puños.

Te cuenta que ellos, los mineros, necesitan 7 horas para avanzar un metro (de los medidos con corteza de árbol). La galería «la turista» va a un ritmo de 1 metro al mes, pero posiblemente mejore con la próxima visita del equipo de voley playa de Brasil.

Llevas ya 3 horas en las profundidades de Asturias, dentro del pozo Sotón. Has visto incluso animalitos incoloros corretear alrededor de las botas.

Andando hacia la mina
Andando hacia la mina

Estás famélico. Las máquinas de musculación que usan aquí son matadoras. Con la cara negra, en la que se dibuja una sonrisa cada vez que habla alguno de los compañeros; con arena hasta en los calcetines (¿cómo ha llegado hasta ahí?), ya es el momento de partir a la superficie.

A por la buena ducha, a por el bocadillo.

Subimos todos en el ascensor como chiquillos desbocados. A oscuras, dándonos en las espinillas unos a otros. De pronto, se hace la luz. ¡Estás en la superficie! Cómo se agradece tanta luz, tanto sol, ¡por fín te puedes quitar el casco!

Agarras a tus compañeros por unas horas para hacerte unas cuantas fotos ante el pozo.

Reflejos de amanecer
Reflejos de amanecer

Qué grandes ratos has pasado con ellos, aunque apenas los conozcas. Son lo mejor que has encontrado en el subsuelo de Asturias. Con su humor, que todavía no sabes si va en broma o en serio (y eso que llevo años viviendo aquí), su rudeza, su suavidad, su cariño por este lugar tan inhóspito, has aprendido a comprender una forma de vida tan dura, tan desagradecida, tan peligrosa. Todo, gracias a los compañeros de la mina.

Por fin te das la ducha. ¡Cómo cambia la gente cuando esta limpia y sin ropa de minero! Te despides de tus compañeros, y vas a meterte un buen cachopo regado con sidra entre pecho y espalda.

Llegas a casa, ya de noche, y te siguen saliendo mocos negros, al igual que al día siguiente. Puta mina, que desagradecida «yes». Y a los mineros les apasiona trabajar en ella.

Pozo Sotón en Asturias
Pozo Sotón en Asturias

Información para visitar Pozo Sotón en Asturias

  • En el interior de la mina están prohibidos todos los dispositivos electrónicos, incluido relojes de pulsera, por eso no tengo fotos del interior. Si quieres saber que se ve dentro, tendrás que bajar tú mismo a verlo.
  • Las visitas completas a la mina son aptas para todo el que tenga una buena movilidad, ya que hay que arrastrarse por pasadizos estrechos. En ocasiones puede resultar un poco claustrofóbico y cansado, pero siempre estás bajo el atento cuidado de los mineros.
  • Todo el equipo es facilitado por la mina, incluida la ropa interior, por lo que no mancharemos nada de lo que llevemos, sólo a nosotros mismos.
  • Pozo Sotón es una mina de verdad en funcionamiento, por lo que aquí todo es real y con cierto peligro, no como en un entorno museístico como el del cercano Museo de la Minería, por poner un ejemplo. La visita a este pozo se parece más a una actividad de aventura que a un recorrido cultural, aunque aprendes mucho.
  • Web oficial con reserva de visitas

Comenta tu opinión sobre el artículo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.