Por qué es importante viajar por nuestro propio país

Durante este verano, la campaña promocional de Turismo de Asturias ha consistido en unos grandes carteles con fotos de diferentes pueblos de la comunidad con un texto sobreimpreso que decía «Vuelve al Paraíso«. Al principio no me gustó la campaña porque, si está dirigida a los visitantes, estos ya están visitando el paraíso, por lo que no hace falta recalcarlo. Como mucho tendría sentido si se anunciase en otras ciudades lejanas.

Pasaron los días, y entonces me di cuenta de que el objetivo de esta campaña, más que los visitantes externos, que van y vienen, son los propios ciudadanos de Asturias, a los que se les anima a salir de sus casas y redescubrir el paraíso en el que viven, fomentando de esta forma el turismo interno fuera de temporada y fuera de fechas clave como el fin de semana, que es el que más hay que promover en comunidades que no disfrutan de una meteorología soleada constante.

Esto me llevó a pensar en lo poco que conocemos muchas veces nuestro propio país. Nos empeñamos en viajar al otro lado del mundo, cuanto más lejos mejor, dejándonos unos grandes dinerales visitando Estados Unidos, Nueva Zelanda o Tailandia, cuando aquí mismo, en la propia España, tenemos ciudades y paisajes que en nada desmerecen a los que podemos encontrar en la otra punta del globo.

Porque sí, está muy bien visitar el Gran Cañón del Colorado, pero si no conoces las Bardenas Reales, ¿de que te vale irte tan lejos? O visitar las tierras volcánicas de Nueva Zelanda con toda la ilusión del mundo, cuando en Tenerife y Lanzarote tienes unos de los mejores lugares volcánicos de todo el mundo. O ir a hacer un bautismo de buceo en Tailandia, cuando en Formentera o El Hierro tienes lugares de buceo que, según dicen, no le desmerecen en absoluto.

Muchas veces nos empeñamos en que, cuanto más lejos es el viaje, mejor, pues creemos que va a haber mayor impacto cultural, que los lugares van a ser más diferentes, y que los disfrutaremos mucho más, cuando viajando tan sólo un par de semanas a destinos tan remotos, al final todo son problemas para adaptarse a la cultura local, carreras para ver cuantos más sitios mejor y, en vez de viajar para disfrutar, nos convertimos en unos monos que lo único que hacen es hacerse selfies ante cualquier sitio conocido para ir corriendo al siguiente. Eso no es viajar, es coleccionar momentos para la red social de moda.

Por eso, muchas veces se disfruta mucho más un viaje de una semana por tu propio país que en la Cochinchina. Las barreras de idioma son nulas (salvo en algún pueblo muy perdido en la montaña, pero así aprendes dialectos), la gastronomía sabes que te va a gustar, los horarios son los mismos que tienes en tu propia casa y, ante cualquier problema, puedes usar tu teléfono móvil y la conexión 4G sin miedo a la factura posterior.

Además, viviendo en uno de los países más diversos y variopintos del mundo, como es España, me parece todo un desperdicio gastar pocos días de vacaciones en sufrir jet lag, intoxicaciones con comida que no toleramos o pasarlo mal por querer abarcar demasiado en poco tiempo, sumiéndonos en un estrés por ver sitios que convierten nuestras vacaciones en una gymkana infernal.

Ahora que conozco casi todos los rincones de este país, salvo Ceuta, Melilla, Lanzarote y Fuerteventura, puedo afirmar que España es uno de los países más sorprendentes e interesantes para visitar durante todo el año, con cultura, fiestas, monumentos y paisajes para todos los gustos. Tranquilamente podríamos pasarnos un año entero viajando por España y no aburrirnos, de tanta diversidad como hay.

No en vano, España es uno de los países que más turistas recibe cada año, y no sólo por el turismo de sol y playa, la cultura es un gran atractivo para los visitantes extranjeros.

Por este motivo no entiendo la gente que se obsesiona por recorrer el sudeste asiático, cuando no han visitado rincones como Las Médulas, o el Monasterio de Piedra, o el Río Tinto, o el Cabo de Gata, o los bosques de laurisilva canaria. Es mucho más barato que irse al otro lado del mundo, se come muy bien, y encontrarás gente con la que podrás hablar durante horas, pues compartís el mismo idioma.

Así que, si aún no conoces bien tu país, tanto como para aconsejar buenos lugares que visitar a un foráneo, recuerda volver al paraíso de vez en cuando.

Tu experiencia viajera te lo agradecerá.