Guadalupe y el misterio de los R4
Érase una vez un pueblo de Extremadura pegado a un monasterio, que vio como crecía y prosperaba a raíz de una construcción religiosa. Al principio no era más que una ermita donde se veneraba la imagen de la virgen, que según la leyenda encontró un pastor cuando buscaba una vaca perdida, alrededor de la cual se asentaban algunas casas. Pero he aquí que al rey Alfonso XI gustaba de venir a cazar por estas tierras, y al ver el ruinoso estado de la ermita, siendo un gran devoto como era, empezó las gestiones para reconstruir el lugar. Primero creó la Puebla de Santa María de Guadalupe, y después ordenó, en 1340, la construcción de un real monasterio usando los mejores materiales disponibles.
De ahí surgió nada más y nada menos que el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, un lugar de inmensa belleza que un siglo después de empezar su construcción cautivó a Isabel la Católica, hermanastra del actual monarca Enrique IV. Para Isabel este era su paraíso particular, al que acudía siempre que necesitaba ser reconfortada por la virgen o celebrar algún triunfo. Durante la semana santa de 1486, ya siendo reina de Castilla, la visitó en el monasterio un joven con unas ideas bastante extrañas acerca de un viaje en barco, para el que por supuesto necesitaba financiación. Al final resultó que ese tal Cristobal Colón, que se había encomendado a la virgen de Guadalupe, encontró un nuevo camino a las Indias. En señal de agradecimiento bautizó en la iglesia del monasterio a dos indígenas que trajo del Nuevo Mundo, además de ponerle el nombre de Guadalupe a una isla del Caribe.
De esta forma, el pequeño pueblo de Guadalupe iba teniendo cada vez más importancia. Regentado desde sus inicios por los padres jerónimos, estuvieron a cargo de Guadalupe hasta la desamortización de 1835, momento en el que se creó el ayuntamiento.
El Real Monasterio, regentado por la orden franciscana desde 1908, es el principal atractivo de Guadalupe. Este imponente edificio, que conjuga el estilo gótico, mudéjar, renacentista, barroco y neoclásico, y que contiene algunos de los mejores cuadros de Zurbarán, es una visita guiada que recomiendo a todo el mundo (4€/adultos, de 9:30 a 13h y de 15:30 a 18:30h), aunque no sea un apasionado de las piedras. Empezando por el museo de los bordados, en una hora, que se nos va a hacer escasa, visitaremos lugares tan interesantes como el museo de los libros miniados, donde hay una extensa muestra de libros de cánticos; el museo de pinturas con obras entre otros de Goya, Zurbarán, el Greco e incluso una escultura atribuida a Miguel Ángel; el coro de la iglesia; el camarín de la virgen donde con un ingeniosos sistema de rotación podemos verla de cerca y besar su medallón; y salas de inmensa belleza, como las imponentes capillas de San Jerónimo y de San José, donde la exuberancia de arte y reliquias no hay más que verla.
La visita termina en el bonito claustro mudéjar, que podemos visitar con todo el tiempo del mundo, y único lugar donde se permite hacer fotos. De libre acceso son el claustro gótico de la hospedería y la basílica, donde veremos el cuadro con el bautizo de los dos indígenas.
Tras la visita al monasterio, distinguido por ser Patrimonio de la humanidad, Real, Pontificio y Monumento Nacional, no podemos olvidarnos de visitar el pequeño pueblo de Guadalupe, que a pesar de su escaso tamaño, sus callejuelas son muy agradables de recorrer. Tiene lugares de gran valor histórico, como el Conjunto de hospitales, lugar donde se practicó la primera cirugía y disección en España. Otros, como el antiguo Colegio de Infantes, fue convertido en el Parador de Turismo de Guadalupe, que con un estilo clásico en un edificio único ofrece un buen alojamiento con excelentes vistas al monasterio.
El casco histórico de Guadalupe, con una antigua judería que nos gustará por sus soportales de madera y floridos balcones, destaca por las casas de dos alturas, las calles empedradas y por los detalles que nos encontraremos en cada esquina. Aquí un arco con una representación, debajo un renault 4, allí una parte de la muralla, junto a la fuente un señor imitando sonidos de aves, pasando por la calle un renault 4, más allá una placa conmemorando un hecho histórico, doblando la esquina un altar a la virgen, aparcado al fondo un renault 4, cerca de la fuente de los tres caños unos niños correteando, en la plaza un nuevo autobús con turistas, y en ese callejón tan estrecho, un renault 4 con más ITVs pasadas que un Ford T.
Todos estos rincones de Guadalupe, y algunos más que esconde la puebla, los podemos descubrir por libre o con una visita guiada (4€ persona, 1:30h de duración) que nos explica, junto con alguna sorpresa, los lugares más importantes del pueblo, así como el extraño misterio de los renault 4.
Así termina este largo relato de Guadalupe, uno de los pueblos que más me han gustado. Lo que empezó siendo una pequeño pueblo, se terminó convirtiendo en el hogar de la Reina de la Hispanidad y en uno de los lugares más importantes en la historia del descubrimiento de América. Y todo ello por la vaca perdida de un pastor.
Según leía la historia y veía las imágenes no hacía más que pensar en que esas calles me resultaban familiares. Me dio por preguntar a la familia y resulta que estuve de pequeña por allí… Así que, ahora, toca volver para grabarlo bien en la memoria. De paso, buscaré los lugares desde los que tomaste las fotos, para verlos «en movimiento».
Es un lugar bonito de verdad. En él he pasado momentos inolvidables.
Bonita entrada, seguro que a uno de los vecinos le fue bien con el R4 y allá fueron todos detras. Saludos.
Los pueblos de Extremadura son los más bonitos de España. Venid a visitarlos y vereis que digo la verdad.
Agradecer las fotos, las explicaciones y los pie de foto muy buenos. Aprendes d una manera amena.
Gracias! Es todo un honor leer que se aprende con algún post mio :D