Desfiladero de la Hermida (Cantabria), el más largo de España
En el occidente de Cantabria, marcando el límite de los Picos de Europa, nos encontramos con el escarpado desfiladero de la Hermida, que, con 21 kilómetros de largo, es el más largo de la Península Ibérica.
Por su interior corretea el río Deva flanqueado por paredones de roca que llegan a los 600 metros de altura. ¡Esto es un verdadero espectáculo paisajístico! Río, montaña y la exhuberante naturaleza cántabra se combinan para crear uno de los paisajes más bonitos que puedas visitar.
Además del río Deva, en el Desfiladero de la Hermida apenas queda espacio para la sinuosa carretera N-621, que comunica Unquera con Lebeña (final del desfiladero) y Potes, capital del Valle de Liébana (lugar muy recomendable de visitar si te gusta la montaña y quieres vivir una experiencia única llegando a los Picos de Europa en teleférico). Esta ruta es el único acceso rodado al valle desde el mar Cantábrico.
Nada más adentrarte en el desfiladero, a la altura de Urdón, da comienzo la ruta para hacer a pie (trekking que llaman ahora) que llega hasta el pueblo de Tresviso, el único pueblo de Cantabria al que solo se puede acceder en coche desde Asturias. Esta ruta es el acceso histórico al pueblo, y si bien es muy bonita la última subida, hay que superar un desnivel de más de 800 metros, por lo que conviene estar preparado. En Tresviso se hace el delicioso queso picón de Tresviso, así que es una buena excusa para hacer el camino andando y llegar con hambre para catar este manjar.
En el interior del desfiladero puedes disfrutar de varios miradores situados a los lados de la carretera, convenientemente señalizados, y de otros para los que es necesario salir del desfiladero para tener las mejores vistas. El más impresionante es el de Santa Catalina. Desde el mirador de Santa Catalina podrás ver el desfiladero desde las alturas, con los Picos de Europa de imponente fondo y, si tienes suerte, incluso verás a los quebrantahuesos volando justo delante de tus ojos. Todo un espectáculo natural.
En la misma carretera que lleva hasta este mirador (CA-282 dirección Linares) te encontrarás con el mirador de Verdeja, que también ofrece unas bonitas vistas.
Aparte de las excelentes vistas, al lado del mirador de Santa Catalina están los restos de una fortaleza, la Bolera de los Moros, del siglo VIII.
Si te gustan los deportes de aventura, estás de suerte, pues en el desfiladero de la Hermida hay una de las primeras Vías Ferratas que se construyeron en Cantabria, llamada la de la Hermida. Una vía Ferrata es una ruta de escalada con ayudas en forma de escalones de acero, por lo que puedes subir por la montaña fácilmente, sin saber nada de escalada, con total seguridad, pues siempre estarás enganchado a un cable de seguridad.
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Uno de los puntos más espectaculares de esta Vía Ferrata son los puentes tibetanos, desde los que literalmente estás suspendidos entre las altas montañas y ves la mar a lo lejos. Una experiencia muy recomendable para los que no tienen vértigo y les gustan las experiencias fuertes.
Tras tanto ejercicio, que mejor que relajarse en las aguas termales de las pozas del río Deva, que manan del subsuelo a 40º. Encontrarás las pozas al pasar el pueblo de la Hermida, debajo del puente que conduce al hotel balneario de la Hermida. En un lateral del puente hay una escalera que te permite bajar a la altura del río, y disfrutar de estas aguas libremente durante todo el año. Es toda una experiencia, sobre todo en invierno.
El desfiladero de la Hermida también alberga un rico patrimonio histórico, aunque su difícil acceso pueda sugerir lo contrario. Uno de los lugares más especiales que puedes visitar es la Iglesia de Santa María de Lebeña, posiblemente la iglesia prerrománica más bonita de Cantabria, donde la guía del templo te transmitirá todo su cariño por la historia del lugar y sus curiosas leyendas.
Y entre espectaculares vistas, inmensas montañas, rápidos de río y un rico patrimonio, llegamos a Lebeña, que marca el final del desfiladero. Nos estamos adentrando en el Valle de Liébana, lugar de Santo Toribio de Liébana, de Potes, del funicular de Fuente Dé, pero esa es otra historia que te cuento en el artículo del Valle de Liébana.
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