Castro de Baroña, fotos de un lugar mágico de la costa gallega
La enrevesada costa de las Rías Baixas guarda muchos tesoros entre sus islas, penínsulas, cabos, golfos y desembocaduras. Uno de los que más me sorprendieron últimamente es el yacimiento arqueológico de la Edad de Hierro del Castro de Baroña que, además de por su importancia arqueológica, destaca sobre todo por su imponente situación, en una pequeña península flanqueada por playas que se adentra sin temor en el agitado océano Atlántico.
Llegar hasta el Castro de Baroña es muy fácil. Tan solo hay que seguir la carretera C-550, y entre Queiruga y Vilar nos encontraremos con el centro de recepción de visitantes y de interpretación del castro, donde nos informarán de cuanto queramos saber de la zona. Seguimos unos cientos de metros por el camino a través de un característico bosque gallego de pinos y arbustos y, al terminar la línea de árboles, veremos la península donde se asienta orgulloso este castro, uno de los más importantes de Galicia y ejemplo típico de construcción castreña marítima.
El camino al castro está flanqueado a la izquierda por la playa de Area Longa (nudista, con fuertes mareas y con una horrible casa en medio) y a la derecha por la pequeña playa particular del Castro de Boroña, que nos conduce a través de la primera muralla defensiva y del foso, hasta llegar a la única entrada en la segunda muralla defensiva. Entre la excelente ubicación y las dos murallas, con foso incluido, no cabe duda de que este inexpugnable poblado era muy seguro para la gente que lo habitaba entre el siglo I a.C. y I d.C, fecha en la que se cree que fue abandonado, lindando con la conquista de estas tierras por parte de los romanos.
Dentro del Castro de Baroña nos encontramos con más de 20 viviendas de planta oval o circular, perfectamente definidas y formando las calles en esta ciudad de la Edad del Hierro. Si nos fijamos en los pequeños carteles y miramos con atención, podremos descubrir el posible uso de algunas de las construcciones: almacén, forja, basurero, residencia, etc. Lo que no encontraremos será ningún pozo o algibe de agua, ya que la península carece de cualquier tipo de manantial, por lo que se veían obligados a salir de la seguridad de su poblado para algo tan necesario como es el abastecimiento agua. De lo que no se podían quejar era de la comida, ya que según los restos encontrados, su dieta se basaba en mariscos y pescados; aunque también consumían bóvidos, cabras y ovejas, así como frutos de la zona.
Por todo el castro podemos, y debemos, andar hasta los rincones más apartados, pues tanto las vistas como las pequeñas sorpresas que nos encontremos lo merecerán. Así, desde lo alto de la pequeña colina nos deleitaremos con una magnífica panorámica del Castro de Baroña con la playa de Area Longa y Corrubedo al fondo, y si miramos al norte, con un poco de suerte, llegaremos a ver incluso el Faro de Finisterre.
Recorriendo la península descubriremos una especie de pequeño embarcadero, caras que se dibujan en los acantilados, y llegaremos a sentir un poco de envidia por los habitantes que hace dos milenios vivían en tan paradisíaco lugar, por lo menos los días de buen tiempo. Los días de temporal seguro que sentirían que la tierra estaba a punto de desaparecer y que en cualquier momento una ola barrería todo el poblado.
De lo que no hay duda es de que el Castro de Baroña representa uno de los lugares más bonitos y sorprendentes de las Rías Baixas, cuya visita recomiendo a todo el mundo, tanto para disfrutar del paseo a través de este pequeño rincón histórico, como para asombrarse con los paisajes que se pueden ver desde aquí, más aún al atardecer. Cuando emprendamos el camino de vuelta, seguro que nos preguntaremos cosas como: «¿por qué no eran cuadradas sus casas, como las de ahora?»; o: «¿cómo es posible que nadie viviera en este lugar desde hace milenios?», preguntas sin respuesta que tan solo sirven para añadir un poco de misterio a tan peculiar lugar.
Consejos para visitar el Castro de Baroña:
- Acceso gratuito. Desde Porto do Son se toma la C-550, dirección Ribeira. Pasados 4,5 km llegamos a Baroña. A mano derecha hay un indicador que señala «Castro de Baroña». Allí aparcaremos y tomaremos un camino al lado del Bar «O Castro» (según dicen bueno para tapear, caro de carta) que desciende hacia la costa y conduce directamente al yacimiento.
- Accesibilidad: andando, camino fácil para todas las edades, complicado con carritos o sillas de ruedas.
- Aparcamiento: en las cercanías del centro de interpretación y del bar, para coches y autobuses.
- Equipamiento: ropa y calzado cómodo. Si el tiempo está inestable, recomendable llevar paraguas o impermeable ya que puede llover en cualquier momento. Lleva linterna si planeas quedarte al atardecer, pues el camino no está iluminado y es bastante oscuro.
- Distancia a ciudades: Santiago de Compostela 52 Km, Lugo 159 Km, A Coruña 114 Km, Ourense 177 Km, Pontevedra 88 Km, Vigo 122 Km.
- Turismo de Galicia
- Hoteles en las Rías Baixas
Que chulo poderlo ver así! Estuve hace menos de un mes y habia taaaaanta niebla que no se podía hacer ni una foto!
Muy guapas las tuyas :)
Gracias! Una pena la niebla, pero ya se sabe que el tiempo en Galicia es muy caprichoso. Espero que puedas verlo en un futuro con buen timepo!
Me encantan todas las fotos! que envidia…. Y el lugar es precioso, dan ganar de irse ahora mismo a conocerlo. Un saludo
gracias! Sobre todo al atardecer, es mágico este castro. Un saludo
¡Un lugar muy recomendable, Víctor! Y viendo tus fotografías, más todavía.
Gracias! El lugar me encantó, supongo que lo habrás pateado hasta la última esquina jeje. Un saludo
Ahora que veo los montículos de piedra, recientemente se ha levantado una polémica importante en el castro del Monte Facho en Cabo Home en Cangas, ya que la gente ha repetido dicho patrón. Realmente debería haber una reflexión profunda sobre este fenómeno similar a lo que sucede con los candados en los puentes.
La gente debería ser educada en la forma de comportarse ante un yacimiento arqueológico, en ellos como sucede en el Castro de Baroña debería enseñarse que los mismos deben ser dejados en su estado mas natural posible sin obviar que se pueda visitar, cuestiones tan simples como donde están ubicadas las piedras u otros elementos ofrecen información valiosa a los historiadores que en base a ello reconstruyen nuestra historia, tarde o temprano alguien recogerá una piedra del castro para hacer estas «obras innecesarias» y se ira degradando el conjunto. Esta claro que el tema se soluciona poniendo vigilantes, realmente a veces se gastan inversiones millonarias en centros de interpretación y luego los lugares a visitar no cuentan con ningún tipo de protección, es un sin sentido.
Con un poco de educación y poniendo un cartel antes de llegar al castro indicando que estas cosas sólo perjudican el entorno, igual se solucionaba un poco el problema. Muchos piensan que total, sólo mover una piedra o poner un candado no va a hacer nada, pero en París o en el Coliseo Romano no te dirán lo mismo.
Todos ponemos nuestro granito de arena.
Un saludo!
Sin duda es un destino imprescindible para cualquier persona, se cree que es del siglo I d.c. y es uno de los asentamientos mejor conservados. Para algún interesado, muy próximo a él se encuentra el camping Os Castros, donde se puede uno quedar y disfrutar de este precioso entorno :)