Santillana del Mar, ¿la villa mentirosa?

A poco más de 30 kilómetros de Santander, se encuentra uno de los pueblos más bonitos de España, Santillana de Mar, que según dicen es la villa de las tres mentiras, pues no es santa, ni llana, ni tiene mar. Rápidamente sus habitantes se apresuraron en desmentirlo, diciendo que si es santa, pues el nombre proviene de Santa Juliana, llana es por lo campechana y amable que es su gente, y el municipio si tiene mar, a unos 5 kilómetros del casco urbano.

Una vez desmentidas las mentiras, en Santillana del Mar nos encontraremos con un pequeño pueblo perfectamente empedrado y que poco ha cambiado en los últimos siglos.

El espíritu noble que siempre tuvo la villa se ve en cada rincón, estando sus dos calles principales repletas de palacios y casas de familias distinguidas, herencia de un pueblo que siempre tuvo una alta consideración entre la nobleza.

Esta fama de pueblo bonito se explota con el turismo, estando las calles repletas de tiendas de recuerdos, productos gastronómicos o de restaurantes. Aunque están muy bien integrados en el ambiente, desvirtúa un poco el ambiente del pueblo, pareciendo una atracción de un parque de atracciones, más que un pueblo con vida propia.

Aún así, paseando por sus calles se respira la historia que vivieron, disfrutando de las plazas repletas de flores, y de edificios como la Colegiata de Santa Justa, cuyo claustro podemos visitar

A parte de tanta arquitectura, en Santillana del Mar hay varios museos. El más famoso es sin duda el de la Cueva de Altamira, que como está cerrada al público por conservación, tan solo la podemos conocer visitando la réplica que copia hasta el más mínimo detalle de las pinturas, pero no del entorno.

Así podemos disfrutar de los bisontes prehistóricos sin tener que arrastrarnos por el suelo y sin pasar el frío que hay en las cuevas, además de ser totalmente accesible para personas de movilidad reducida.

Si tuviera que escoger una cueva para visitar en Cantabria, sin duda me quedaría antes con la de El Soplao, ya que aunque Altamira tenga unas de las pinturas rupestres más importantes del mundo, el que veamos una réplica de una parte de la cueva, la hace mucho menos vistosa.

Otro museo interesante es el de la Tortura e Inquisición, solo aptos para los estómagos más fuertes, donde veremos hasta donde podían llegar las ganas de hacer daño a los herejes. También hay un Zoo y Jardín Botánico, que aunque no pude visitarlos, no creo que sean comparables a la inmensidad del Parque de la Naturaleza de Cabárceno.

Como se puede ver, Santillana del Mar tiene mucho que ofrecer al visitante, contando con distintos festivales medievales e incluso de esgrima, que son una buena excusa para darse una vuelta por la villa, ya que a parte de los puestos en madera y los vendedores vestidos con ropas antiguas, encontraremos todo el pueblo engalanado como se supone que harían antaño.

Para los que les guste la tranquilidad, lo mejor es dar un paseo nocturno por las solitarias calles empedradas, y seguro que tras cruzar una de las pequeñas callejuelas nos esperaremos encontrar a un caballero sobre su impoluto corcel volviendo al palacio que tiene su apellido.