Jordania en 10 sensaciones y unas cuantas fotos de sus aguas

Siempre me atrajo la cultura árabe. Y Jordania, primer país árabe que he visitado, superó todas mis expectativas. Entre las arenas del desierto viví grandes experiencias, descubrí sitios asombrosos, y disfruté como un enano de la hospitalidad y gastronomía jordana. Fueron apenas cinco días, tiempo suficiente para llevarme una gran impresión de este Jordania.

Visita todos los lugares mencionados en este artículo en este tour de 6 días por Jordania

Cuidado, camellos

El desierto

Me encantan los paisajes desérticos. No se si por su inmensidad, por su color, por su vacío, o porque cualquier pequeña cosa es aún más llamativa, pero me gustan los desiertos. El 70% del territorio jordano es desierto, por lo que hay para todos los gustos. Desde zonas completamente llenas de arena, a otras como Wadi Rum, donde la roca rosácea tiene todo el protagonismo.

A parte de los paisajes, el desierto es lugar de una forma de vida nómada, auto suficiente, que recomiendo conocer en primera mano. Con muy poco, se puede vivir muy feliz.

Camellos en el desierto de Wadi Rum

Los platos, cuanto más grandes, mejor

Una de las cosas que más me llamó la atención, y que más me gustó, en sentido literal de la palabra, fue la gastronomía de Jordania, que, aunque un poco repetitiva, es sabrosa y muy abundante. Como primero siempre había diferentes tipos de ensaladas, con perejil, cuscús, berenjena (¡que vicio el Baba ganoush!) y tomates.

De plato principal, una inmensidad con arroz y algún tipo de carne. Es tal el tamaño de este plato, que había veces que tenían que traerlo entre dos camareros. Cuando te decían que era una ración para 4 personas, y no lo podíamos terminar entre 8, es que aquí se come mucho. Mucho mucho.

Plato para cuatro

Welcome to Jordan, Sir

A cada paso por Amman, capital de Jordania, o por cualquier pequeña villa, siempre me decían estas palabras. Incluso algunos se paraban para charlar un poco, averiguar de donde venía, y recomendarme algún lugar para visitar, como por ejemplo la mezquita de Amman.

La hospitalidad árabe es legendaria, y su amabilidad, creo que lo es aún más. Siempre con una sonrisa a modo de saludo, unas buenas palabras, y muchas ganas de que los viajeros se sientan muy cómodos visitando Jordania.

BIenvenido a Jordania

En el mar Muerto, flotas. ¡Incluso yo!

No te descubro nada nuevo al decirte que en el mar Muerto, se flota, pero para una piedra en el agua como yo, tenía serias dudas sobre si iba a flotar en este mar con tanto sal. Efectivamente, floté como cualquier hijo de vecino, y hasta pude rodar sobre el agua, a modo de croqueta.

Una experiencia de lo más divertida que no termina con el baño en el agua, pues al salir, no puedes dejar de embadurnarte en el barro de las orillas del mar Muerto, dejándote la piel como un bebé y con unas bonitas fotos todo de negro.

Flotando en el mar muerto

Los camellos (dromedarios) pasan de todo

¡Con qué tranquilidad viven los dromedarios! Da igual que les pongas la cámara de fotos en los morros, que te subas a ellos o que estén en una carrera, siempre te miran con esos ojos caídos, mueven las mandíbulas de lado a lado, y están como si eso del estrés, no fuera con ellos.

Los camellos arábigos o dromedarios son el mejor medio de transporte en el desierto, y los puedes encontrar pastando a sus anchas en cualquier rincón de Jordania. Vamos, como si fueran vacas en Asturias.

Camello sonriendo

Existen los gitanos del desierto

Viajar dicen que es una gran escuela, en la que aprendes muchas cosas. Pues una de las cosas que aprendí en Jordania y que más me sorprendieron, es que existe un pueblo de gitanos del desierto.

Los conocí en Petra, y su apariencia no deja lugar a dudas de que son gitanos, aunque con un toque muy Jack Sparrow. Ojos muy negros, pelo fuerte y largo, ropas con muchos abalorios, y siempre con ganas de comerciar, aunque hay que tener un poco de cuidado con los niños, que se las saben todas para venderte sus productos por mucho más de lo que valen.

Por lo demás, son de lo más simpáticos, y muchos incluso hablan español.

Gitano tipo Jack Sparrow de Petra

Visita un mercado árabe siempre que puedas

Ciudades como Amman pueden parecer un poco aburridas por tener siempre ese color terroso y verse pocas tiendas por la calle, pero métete en un mercado, y las cosas serán totalmente diferentes. Bajo la sombra de los toldos se agolpan infinidad de vegetales, frutas, especias, tés, pescados y carnes dispuestos con armonía para que los habitantes llenen sus cestas. Muchos colores, muchos aromas, mucha gente, mucha vida.

Además, la mayoría de tenderos estarán encantados de que les hagas una foto, siempre preguntándoles antes de hacer click. En Jordania y todos los demás países de cultura árabe están muy mal visto los robados, y te puede caer una buena bronca si te pillan.

Mercado de Amman

Wadi Mujib, barranquismo en medio del desierto

Seguro que nunca te planteaste hacer barranquismo en mitad del desierto, pero en Jordania, es posible. El lugar se llama Wadi Mujib, y es un desfiladero, o siq (muy parecido al pasillo que lleva hasta Petra), cuyo río desembocaba en el mar Muerto antes de que se embalsara.

Por este peculiar desfiladero discurre un río de agua fresca que es la excusa para descubrir un mundo sorprendente de formaciones rocosas, dibujos en piedra únicos y terminar llegando a una cascada que parece el mismísimo paraíso. Un recorrido divertidísimo en el tendrás que subir cascadas, tirarte por rápidos, o bajar flotando plácidamente en el río.

Cañón de Wadi Mujib

Tradición y modernidad conviven en armonía

Muchos países árabes están viviendo una época convulsa, de cambios, que no parece afectar a Jordania, un oasis en medio de tanta agitación. El secreto creo que está en la propia mentalidad de los jordanos, un pueblo que siempre se ha dedicado al comercio, y que por ende han estado siempre abiertos a muchas culturas, a otras formas de vida, aceptándolas de buen grado para prosperar en sus transacciones comerciales.

Eso se nota en el día a día, pudiendo encontrarte una tienda de lencería femenina al lado de la mezquita, grupos de amigos en los que hay mujeres con velo y otras con escote, o niños que quieren jugar contigo porque eres extranjero, y así conocer un poco mejor el mundo. Lo dicho, Jordania es un país muy abierto a los visitantes, que es estable por su propia forma de ser.

Calle de los paraguas en Amman

Petra

Por último, la gran maravilla de Jordania. Un lugar que todos deberíamos visitar, por lo menos, una vez en la vida. Petra es mucho, muchísimo más que la fachada excavada en piedra del tesoro. Petra fue la gran ciudad de los Nabateos, uno de los puntos más importantes del comercio mundial entre los siglos V a.c. al IV d.c., dejando para la posteridad una gran urbe de 10 kilómetros de diámetro, que hace falta varios días para visitar al completo.

Había leído mucho sobre Petra antes de visitarla. Esperaba que me gustase mucho, pero no tanto.

Tesoro de Petra de noche

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