Visita al Mónaco más racing. Qué ver relacionado con los coches y la competición
Para muchos, hablar del pequeño principado de Mónaco es hablar de su popular casa real o del ostentoso lujo que se respira en el casino, pero para otros, entre los que me incluyo, Mónaco sólo es sinónimo de una cosa: carreras de coches legendarias. De las buenas, de esas que en cada edición marcan historia y siempre estás deseando que se celebren.
Por eso, mi visita a Monte-Carlo fue en pleno enero, cuando menos turistas se acercan al pequeño principado, pero más aficionados a los rallyes llegan a esta regia ciudad con el único propósito de asistir al Rally de Monte-Carlo.
Esta es la prueba más antigua de la especialidad, y podría decirse que fue la que creó este deporte de motor. Curiosamente, se empezó a celebrar en enero para atraer a más turistas a la ciudad. Parece que no les funcionó del todo mal, pues más de un siglo después, siguen celebrando la carrera y atrayendo a los aficionados.
Aunque aquí tan sólo se hacen algunos actos protocolarios del rally, como la entrega de premios, las asistencias o algún tramo espectáculo, siempre que se viene a este rally, apetece darse una vuelta por la que es la capital de país más racing del mundo.
¿Sabes qué fue lo primero que visité en Monte-Carlo? Exacto, el circuito de Fórmula 1. A mí no es que me guste especialmente este deporte, pero el circuito de Mónaco tiene «algo».
Será porque es el único circuito de carreras totalmente mimetizado con la ciudad (llegar al Casino, emblema de Monte-Carlo, y ver que el bordillo de la Plaza del Casino está bordeado por el piano, con las marcas de los fórmula 1, digamos que no ocurre en ningún otro sitio), o por todas las leyendas que lo rodean, como aquella en la que Ayrton Senna arrancaba las cabezas de las cerillas que los mecánicos le ponían en los guardarraíles del túnel, por donde pasaba a tope con su monoplaza.
Por ello, una buena visita racing a Mónaco tiene que empezar recorriendo los 3,337 kilómetros del circuito. El coche, cómo no, es la mejor opción. Así veremos lo difícil que es el circuito, que la cuesta es de verdad muy empinada, y que para pilotar a más de 200 km/h por muchos de estos sitios hay que ser un fuera de serie.
Quizás Lewis Hamilton, el considerado mejor piloto británico de la historia, gane el mundial este año, pero si tuviera que apostar por el futuro ganador en Mónaco, me quedaría con Nico Rosberg, vencedor en las dos últimas ediciones.
Durante el recorrido por el circuito, seguro que vemos muchos lugares de interés, como la estatua a Juan Manuel Fangio, en la curva de la Rascasse, la de William «Grover» Williams, primer ganador del Gran Premio de Mónaco -en la curva tras salir del túnel-, o la sede del Automobile Club de Mónaco -organizador de las carreras en el principado- en la recta de meta.
Para recobrar fuerzas después de «tan duro» esfuerzo, tenemos el bar y restaurante temático Stars ‘N’ Bars, que, por supuesto, aquí está dedicado a los deportes de motor. Era más bonito hace unos años, cuando tenía varios fórmula 1 colgados del techo y un montón de objetos dentro de las mesas, pero los tiempos cambian y este mítico restaurante racing se ha convertido en una especie de Hard Rock del deporte.
Venir hasta Monte-Carlo y no ir «shopping» sería un sacrilegio, más aún cuando tenemos todas las grandes boutiques del mundo a nuestro alcance. La mejor para ir a la moda es, sin la menor duda, la Boutique Formule 1. Monos ignífugos de los años 80 firmados, bloques motor para usar como guarda botellas, y modelos a escala de cualquier coche que busquemos. Básicamente, el paraíso del shopping racing.
Y si nos queda dinero tras visitar esta boutique, a la vuelta de la esquina tenemos otra de una marca que nunca pasa de moda: Ferrari. En el concesionario quizás no vean con buenos ojos que entres a hacerte un selfie con los vehículos expuestos, pero te recomiendo que no te pierdas echarle una ojeada al taller de al lado. Seguro que nunca viste uno tan limpio y con tantos cavallini rampanti de Maranello.
La última visita racing a Mónaco vuelve al lugar de inicio: el Casino de Monte-Carlo, auténtico expositor de las últimas novedades de las grandes marcas. La primera vez que visité el casino, además de los habituales Ferraris, Mercedes, Jaguars o Aston Martin, había entre ellos un pequeño Fiat 500 Abarth de 220 caballos que, por decirlo suavemente, sonaba mucho.
Pero el espectáculo de maquinaria sobre ruedas no termina aquí. En el parking, al que se puede entrar desde el Café París, aguardan muchos más superdeportivos. Lamborghini, Lotus, Porsche, es lo más normal que nos podemos encontrar aquí.
Y es que Mónaco es sinónimo de motor, gasolina, y mucha competición.
Guía práctica para vivir un Mónaco Racing
- Circuito de Mónaco
- Casino de Monte-Carlo
- Automobile Club de Monaco. 23 Boulevard Albert 1er
- Restaurante Stars ‘N’ Bars. 6 Quai Antoine 1er.
- Boutique Formule 1. 15 Rue Grimaldi.
- Ferrari Mónaco. 11 rue Princesse Florestine esquina con Rue Suffren Reymond.
- Turismo de Mónaco
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