7 lugares de Francia menos conocidos a visitar
En Francia hay innumerables rincones a visitar, ya sea por su belleza paisajística, su interés histórico o por lo bien que se come. Como es un país tan variado y extenso, en este artículo te quiero mostrar algunos lugares no tan conocidos que gustarán a todo tipo de viajeros. Son lugares repartidos por toda la geografía, para que los visites en múltiples viajes, y así te empapes del delicioso sabor francés. Empecemos.
Índice de contenido
Pic du Midi
Los Pirineos, junto a los Alpes, son las grandes cadenas montañosas de Francia. Si viajas desde España los Pirineos te quedarán mucho más cerca, pudiendo disfrutar de atravesar la cordillera por la coqueta Andorra, por Viella o por Bielsa. Una vez llegado a Francia, un lugar imprescindible si te gusta la montaña es el Pic du Midi. Puedes subir a la cima de la montaña en el teleférico, que te lleva al observatorio astronómico situado a 2.877 metros de altura. Una experiencia única con unas vistas impresionantes durante todo el año (siempre que no haya tormenta o niebla).
En la cima del Pic du Midi, además del observatorio, hay un museo sobre su construcción y la observación astronómica, planetario, un buen restaurante e incluso habitaciones de hotel para pasar la noche. Y tras visitar esta impresionante cima, te puedes acercar en coche hasta el Col du Tourmalet, final de la etapa reina del Tour de France. Un destino ideal para los amantes de la montaña y los grandes valles pirenaicos.
Carcasona
Esta ciudad medieval es el lugar más conocido del artículo, quizás porque has jugado al juego de mesa o has visto la imponente estampa de sus murallas. Carcassonne (Carcasona) es una pequeña ciudad cuyo casco histórico te traslada a la Edad Media. Con altas murallas, torres de vigía, calles empedradas y casas de entramados de madera, la zona antigua de Carcassonne es una delicia para todo amante de las historias de caballeros y princesas. Pasear por sus calles, sobre todo en temporada baja, es un auténtico viaje en el tiempo.
Además de la ciudad antigua contenida dentro de la muralla, en la ciudad nueva también hay unos cuantos sitios de interés, como el Parque De Camin del Garric, el Puente Viejo y la iglesia de San Vicente con su torre mirador. Carcasona es una ciudad de cuento para disfrutar durante todo el año, pero su gran afluencia de visitantes hace que se deguste mejor en temporada baja, cuando puedes caminar solo por sus calles de noche.
Millau
Pequeña ciudad totalmente desconocida en España, Millau es la capital de los deportes de aventura en el sur de Francia. Situada en la confluencia de los ríos Tam y Dourbie, es el lugar idóneo para establecer tu base y lanzarte a la aventura de recorrer los cañones creados por los ríos. Aquí puedes practicar parapente, barranquismo, kayaking, vías ferratas y otros deportes de aventura de todos los niveles.
Ah, y además de la aventura, puedes visitar el imponente viaducto de Millau, el puente colgante más alto de Europa, obra del estudio de arquitectura de Norman Foster. Tanto desde el mirador creado a tal efecto en el área de servicio, como en un paseo en barca por el río Tam (que termina en el coqueto pueblo troglodita de Peyre), esta es una visita que no te puedes perder.
Castillo de Haut-Koenigsbourg
Alsacia es una curiosa región de Francia. Tiene un marcado carácter alemán debido a su historia, que se entremezcla con las tradiciones más francesas. De este legado alemán se conservan monumentos tan majestuosos como el Castillo de Haut-Koenigsbourg, una de las residencias del Káiser Guillermo, y el castillo más imponente de Alsacia.
Encaramado en lo alto de la montaña, el Castillo de Haut-Koenigsbourg es espectacular tanto por dentro como por fuera. Con sus altas murallas rojas, rodeado por bosques, tiene la planta de una fortaleza inexpugnable. Por dentro, sus vericuetos de pasillos y escalinatas te acercan al pasado, con murales y mobiliario auténtico que le dan más calidez al interior. Como curiosidad, si te fijas bien, encontrarás que ciertos muebles aparecen en la película del Señor de los Anillos, y que el perfil del Castillo de Haut-Koenigsbourg se parece mucho a Minas Tirith.
Museo Lalique
En Francia hay museos de todo tipo, con algunos tan famosos e importantes como el Louvre, y otros tan poco conocidos y curiosos como el de Lalique. Dedicado a las creaciones de vidrio y cristal de René Lalique, creador de la marca del mismo nombre, en la exposición haces un viaje desde finales del siglo XIX hasta nuestros días, siguiendo la evolución del vidrio y su influencia en la sociedad, primero como joyas y después como recipientes para colonias.
A René Lalique le siguieron sus hijos al mando de la empresa, y cada uno aportó su particular visión del vidrio y el cristal a la sociedad, llegando incluso a diseñar las medallas de los juegos olímpicos de invierno. El museo Lalique es un pequeño museo que nos presenta algo tan poco conocido como el trabajo del vidrio y del cristal en su faceta más artística.
Ille des Machines
La ciudad de Nantes es arte en estado puro, pero si algo hay imprescindible a visitar en esta localidad, y que justifica un viaje hasta aquí, es la Ille des Machines. La desbordante imaginación de François Delarozière y Pierre Orefice han creado el Gran Elefante y el Carrusel de los Mundos Marinos, obras steampunk con las que puedes jugar, ya sea dando un paseo a lomos de este gran elefante (que hecha agua por la trompa), o subiéndote a alguno de los ingenios del carrusel, en la llamada Ille des Machines.
El mimo por el detalle y la delicadeza de las obras hacen que vuelvas a soñar como un niño cuando ves al Gran Elefante paseando por la isla de Nantes o cuando te subes al pez volador, el dragón o el pez globo en el Carrusel de los Mundos Marinos. Y la magia no termina aquí, pues en las terrazas del taller puedes ver cómo están creando su próxima gran obra, el Árbol de las Garzas, que se inaugurará en la primavera de 2022. Sin duda, otra maravillosa razón para visitar Nantes.
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Museo Fabre
Montpellier es una animada ciudad azuzada por el brío de los estudiantes universitarios. Con un casco histórico que apetece recorrer en pie, con pequeñas plazas y bulliciosas terrazas, la buena vida que hay en Montpellier tiene su faceta más artística en el Museo Fabre. Fundado por el pintor François-Xavier Fabre en 1825, en este museo se expone la gran colección que reunió durante su vida, así como obras de artistas como Francisco Zurbarán o José de Ribera, italianos como Paolo Veronese o Bernini, y flamencos como Rubens o Frans van Mieris el viejo, además de una gran cantidad de pintores franceses.
El museo Fabre es un excelente paseo por la historia del arte desde finales del renacimiento hasta nuestros días, percibiendo cómo ha ido evolucionando el arte, pasando del arte figurativo más real hasta llegar a los cuadros negros que juegan con la luz de Pierre Soulages. El museo Fabre es una gran opción para todo el que tenga curiosidad por el arte, y al no tener cuadros tan famosos como otros museos, hace que nos encontremos con sorpresas desconocidas a cada paso.
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