Visita al parque natural del Tajo-Taejo Internacional: la raya invisible
Siguiendo el curso del río Tajo, que divide en dos la zona occidental de la península ibérica, llegamos a un territorio amplio y apacible entre España y Portugal. Son tierras “rayanas”, fronterizas, con un característico paisaje común testigo de una historia compartida forjada entre la paz y la batalla, con reyes, invasiones, leyendas y tradiciones seculares.
Esta Reserva de la Biosfera Transfronteriza, declarada así en 2016 por la UNESCO, es un espacio común entre ambos países, vertebrado por el Tejo-Tajo, que combina naturaleza con un patrimonio histórico y cultural de primer orden y que es un verdadero paraíso para la observación ornitológica.
Las cigüeñas no saben de fronteras. Sobrevuelan espacios abiertos, se asientan en tejados sin pasaporte y año tras año regresan fielmente a sus nidos. Reconocen su paisaje de encinas y alcornocales y el campanario de la iglesia que acogerá el nacimiento de sus polluelos. Su silueta es inconfundible en estos cielos de enero a septiembre, aunque cada vez más ejemplares se quedan durante todo el año. La cigüeña negra, muy escasa y tímida, se acerca menos a las zonas pobladas.
La pequeña figura del cernícalo primilla, menuda y veloz, se adivina desde muchos puntos poblados de la provincia. Es el segundo halcón más pequeño del mundo y es visible la primera mitad del año. Vicente de Alcántara, Brozas, Trujillo y la misma ciudad de Cáceres son áreas de protección (Zonas de Especial Protección para las Aves, ZEPA, urbanas) que buscan su conservación y la sensibilización de la población y de los viajeros, organizando un buen número de actividades para niños y adultos.
Otra figura que destaca en los cielos sobre el Tajo es el buitre leonado. Tuvimos la suerte de poder acceder a un hide controlado por Photo-raptors desde donde pudimos fotografiar al amanecer la llegada espectacular de docenas de ejemplares que bajaron en picado a la llamada de la carnaza. Durante tres horas observamos en silencio su comportamiento, y el inconfundible graznido de sus gargantas y su aleteo acercándose curiosos y desconfiados a nuestra posición. Una sensación que nunca olvidaremos.
El nombre de Alcántara se repite constantemente en los topónimos. Proviene del término árabe de “Al Qantarat”, que significa “El Puente”, en referencia a la imponente construcción romana de la población de su mismo nombre, una bellísima obra de ingeniería del s. II d. C. que comparte ahora espacio con el embalse, situado a pocos metros. Tiene la particularidad de ser la más alta del Imperio Romano.
La Orden de Alcántara, una de las cuatro grandes órdenes militares españolas, nació en el s. XVI para defender la ciudad tras su reconquista a los musulmanes y ser guardianes de la frontera con Portugal. El Conventual de San Benito, casa matriz de estos monjes guerreros, incluía hospedería, convento y una iglesia con aspiraciones de catedral. El curso de la historia frenó los planes con su abandono, recuperándose finalmente en el s. XX como espacio cultural.
Marvâo, al otro lado de la frontera, se asienta a gran altura en un emplazamiento espectacular protegido por una fortificación medieval que presume de no haber sido nunca conquistada.
Libre de cables y tendidos eléctricos, con casas blancas y calles estrechas, es una villa tranquila del Alentejo, con excelente gastronomía y un variado programa cultural, como su Festival de Música Clásica. Lo llaman “pueblo espejo” de Valencia de Alcántara, tan cerca que casi se pueden tocar.
Una de las tradiciones compartidas a ambos lados de la “raya” es la saca del corcho. Sale en sol en los alcornocales de la dehesa. Es junio, y cuadrillas de ambos lados de la raya elijen ejemplares para la “saca” del corcho de este año. La selección es meticulosa: sólo sirven árboles sanos y adultos (de más de 50 años) que hayan descansado al menos 9 años desde la última recolección. El trabajo es completamente manual y muy delicado, realizándose únicamente entre mayo y julio, dependiendo de las lluvias y de la dureza del sol de la primavera.
El golpe con el hacha es certero: en el punto exacto para que la corteza se desprenda suavemente del cuerpo rojo y húmedo, y el árbol no sufra. La plancha se retira del árbol con cuidado, para que no se parta, ya que las más grandes y enteras son las más valiosas. Dependiendo del grosor, tamaño y calidad de la pieza tiene un destino distinto: siendo empleadas las mejores para corchos de botella, exportando a productores vinicolas de todo el mundo.
Este territorio ha sido ocupado por el hombre desde la Prehistoria, y cuenta con uno de los conjuntos megalíticos más importantes de toda Europa, con más de 40 ejemplos. Hay 5 rutas señalizadas para realizar a pie o en bicicleta que permiten conocerlo. El mejor conservado es el dolmen el Mellizo, que data del IV o III milenio a. de Cristo, con una altura de 2,5 metros, situado muy próximo a Valencia de Alcántara, y que aún conserva su cubierta.
El Batolito Granítico de Sierra de Jola, muy próximo a la zona arqueológica, pone el broche final a nuestra ruta. Este paraje, poco nombrado en las guías de viaje, está formado por imponentes rocas redondeadas de grandes dimensiones montadas unas sobre otras en equilibrios imposibles y que crean un paisaje casi irreal. Un paraíso para naturalistas, senderistas y fotógrafos, como toda esta bellísima región, aún tan desconocida.
Guía práctica para visitar el Tajo Internacional
Dónde dormir:
- Hospedería El Convento. San Pedro de los Majarretes – Valencia de Alcántara. Precioso hotel rural ideal para descansar en la naturaleza.
Dónde comer:
- Restaurante El Baluarte. Valencia de Alcántara
- Restaurante Varanda. Marvâo
- Hotel la Laguna. Brozas
Actividades
- Naturaleza del Sur. Avistamiento de aves: cigüeña negra, águila imperial, águila perdicera, buitre negro, buitre leonado, alimoche. Rutas culturales y recoridos ornitológicos.
- Photo-raptors. Tours fotográficos, avistamientos ornitológicos y fotografía desde hides
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