Mi experiencia intercambiando piso en Home Exchange 

Llevo unos años haciendo intercambios, de piso, en Home Exchange, y si le hubieras preguntado a mi yo de hace diez años, te diría que nunca metería extraños en casa. Muchos menos estando de viaje. 

Pues ahora mismo, estoy encantado con que extraños vengan de viaje a mi casa. A veces yo también voy a su casa. Otras veces ni siquiera sé dónde viven. 

Lo que es normal es que me dejen, y les deje, una botella de vino como agradecimiento. 

¿Cómo he pasado de no querer intercambiar a amar intercambiar el piso en el que vivo? 

Mi experiencia con Home Exchange por el mundo

Como todo en la vida, probándolo sin prejuicios y con la mente abierta. 

Es igual que viajar a la India, que es un destino que o lo amas o lo odias. A nadie le deja indiferente. Pues para que ocurra la magia de que ames la India, más te vale tener apagado el detector de prejuicios al descubrir cómo huele la India.  

Con el intercambio de pisos con Home Exchange me ocurrió algo parecido. Hace un par de años viajé a México, tenía unos puntos de la plataforma, y decidí gastarlos alojándome algunas noches en diversos alojamientos de México. 

Estuve en una casa anti-terremotos en México DF, una suite en un hotel al lado del Lago Bacalar y una cabaña de madera en mitad de la selva de Tulum. Casi parecía influencer de viaje con el nivel de los alojamientos. 

Me encantó la experiencia. 

Tuvo el toque local de Airbnb en sus inicios, antes de que se convirtieran en alojamientos insípidos con cocina y dos habitaciones sin la gracia de un piso particular ni la comodidad de un hotel.  

Alojamientos reales, con vida, con detalles de sus propietarios, y a coste 0€. 

Nos gustó tanto la experiencia a mi pareja y a mí que decidimos probar con nuestra residencia habitual. A los pocos días de subirla a Home Exchange recibimos una petición de intercambio con Barcelona. 

Unos chicos de Eslovenia, residentes en Barcelona, querían venir unos días a Gijón para hacer surf y disfrutar del sabor del norte.  

Planazo. 

Nosotros nos íbamos a unas calles del Paseo de Gracia, en Barcelona, a disfrutar de la ciudad Condal, y sin gastar ni un euro. Bueno, gastando solo los euros del vuelo. 

Calculo, a ojo de buen blogger, que un piso con una habitación, terraza privada y muy coqueto no está por menos de 300€ la noche en cualquier plataforma de pisos turísticos. 

A nosotros, nos salió gratis. Tan solo por atrevernos a algo tan loco como que otros bípedos humanos vinieran a nuestra casa.  

Todo justo y legal. 

La experiencia fue un éxito, sobre todo por dos cosas de vital importancia que todo al que le cuento estas experiencias, después de mirarme con una cara entre asombro y asco, me pregunta. 

Qué pasa con tu ropa interior y joyas 

Este es un tema de vital importancia, sobre todo para lo escrupulosos que somos los españoles. Qué hago con la ropa interior siempre es lo primero que me pregunta cualquier persona al que le digo que hago intercambio de piso.  

Ni la meto en cajas fuertes, ni en una maleta, ni vacío los armarios ni pongo una cerradura en el dormitorio habitual.  

No hago nada con mi ropa interior limpia y bien doblada en su cajón.  

Y pasó lo evidente. 

Nadie estuvo fisgando en los cajones de nuestra ropa interior. Ni nosotros fisgamos en los suyos, supongo que es el pacto tácito entre viajeros elegantes.  

Ni tampoco rompieron, estropearon o quemaron algo de nuestro piso.  

Estaba casi igual que como lo habíamos dejado. 

Alguna taza y olla en otro estante de la cocina, quizás algún rincón de la casa no estaba tan limpio como lo habíamos dejado, pero todo lo demás perfecto. 

Ropa interior, ok. 

Ordenadores de sobremesa, ok. 

Joyas y objetos de valor, ok. 

Toda la casa, ok. 

Así que, ante una experiencia excelente, nos convertimos en unos poliamorosos del hogar e intercambiamos con personas de muchos otros destinos. 

Madrid, Barcelona, Sitges, Madrid, un pueblo de Francia, Ámsterdam, Madrid, etc. 

La cuenta suma y sigue, y es que, en estos tiempos de precios estratosféricos para alojarte en cualquier capital europea, nada más lógico que alojarte en un piso que está vacío.  

Es barato, es ecológico, y estás casi tan cómodo como en casa. 

La plataforma de Home Exchange nos ha funcionado muy bien para estos intercambios, toda la gente con la que hemos hecho intercambios es muy agradecida (por los demás no puedo hablar, que no los conozco), y hay un seguro ante accidentes e imprevistos bastante cuantioso. 

Por supuesto, también hay unas cuantas cosas que no me gustan de la plataforma, y como es habitual en mi espíritu de blogger algo hater, te las voy a contar con todo lujo de escatologías. 

Ropa tendida en la naturaleza
Ropa tendida en la naturaleza

Lo malo de Home Exchange 

No todo es tan idílico como en una película de Disney con sus princesas divinas y sus perdices de cena.  

Lo que a mi más me frustra es que para ir a una ciudad con mucha demanda, como por ejemplo Madrid o Barcelona, tienes que enviar por lo menos 400 peticiones de intercambio.  

Esto quiere decir que tienes que buscar entre todos los alojamientos, e ir escribiendo uno a uno. Ni que fuera un funcionario para perder el día copiando y pegando mensajes.  

Este es un gran problema que espero solucionen con la inteligencia artificial, pero que, ahora mismo, te hace perder mucho tiempo. 

Por ese motivo hemos decidido tomar la estrategia de la chica guapa. Esperamos a ver qué propuestas nos llegan, y decidimos cuáles aceptamos y cuáles no. Esto nos ahorra mucho tiempo, pero no nos da tanto margen de maniobra en cuanto a destinos y fechas.  

Menos mal que, siendo nómadas digitales, podemos viajar cunado queramos, y así aceptemos los intercambios en los destinos que más nos gustan. 

Sobre los intercambios, te cuento más ahora. 

Casa Milá o La Pedreda, edificio diseñador por Antoni Gaudí, Barcelona, Cataluña, España
Estar alojado a cuatro calles de este lugar tan bonito es una gran experiencia

Tipos de intercambios posibles en Home Exchange

Hay dos tipos de intercambios: recíprocos o por guestpoints (los puntos de la plataforma). 

Los recíprocos, la propia palabra lo explica. Tú vas a su casa, ellos vienen a la tuya, justo en los mismos días. Una casa compensa por la otra casa. Coste total del intercambio, 0€. Hay veces que se ajusta según el valor de cada casa, pero lo normal es que todo el mundo intercambie a coste 0. 

Esta es la mejor opción para viajar por el mundo sin muchas complicaciones. 

La otra opción es intercambiar tu casa por guestpoints. Digamos que te pagan con los puntos internos de Home Exchange, que no caducan, no tienen inflación y son válidos en todo el planeta Tierra.  

Cada alojamiento tiene un valor en puntos, que es asignado por un algoritmo interno dependiendo del número de habitaciones, servicios del hogar (parking, terraza, piscina, etc.), y situación geográfica (no tiene el mismo valor estar en el centro de Nueva York que en un pueblo de la sierra extremeña). 

Para que te hagas una idea, una habitación (sí, también puedes alojarte solo en habitaciones), tiene un coste entre 50 a 90 puntos. Un piso entero normal de dos o tres habitaciones, sobre los 130. Y una casa super chula con piscina, ronda los 250. Más de 300 puntos no he visto nada.  

Aquí cada uno tiene que hacer sus cuentas y estimar lo que más le conviene. Para viajar por el mundo son muy prácticos los puntos, porque, por ejemplo, en mi caso, viviendo en Gijón, la alineación de astros para hacer un intercambio recíproco con alguien de Tokio o Beirut es tan difícil como una alineación de planetas que no trae un gran drama a tu vida (y con Mercurio retrógrado).  

Con lo que ahorramos de alojamiento nos pagamos una excursión en globo
Con lo que ahorramos de alojamiento nos pagamos una excursión en globo

Conclusiones conclusivas 

El intercambio de piso me ha abierto la luz para viajar mejor por el mundo. Tengo un par de amigas que llevan años viajando así por el mundo, y están encantadas. 

Si te atreves a empezar en este mundillo del intercambio, puedes darte de alta en Home Exchange a través de mi enlace de afiliado, y así ganas 250 guestpoints a modo de bienvenida. 

Son puntos suficientes para 2 o 3 noches alojado en muchos lugares del mundo. 

Por mi experiencia, solo sé que la gente que hace este tipo de intercambios es muy cuidadosa, tienen vidas interesantes, y te demuestran, una vez más, que al final casi todos los humanos somos buena gente (salvo un pequeño porcentaje de psicópatas que andan por ahí sueltos).  

¿Te atreves a intercambiar tu piso con un desconocido? 

Aquí te puedes dar de alta y recibir 250 guestpoints de bienvenida. 

Te deseo unos grandes viajes mientras tu casa está en buenas manos. 

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