El día que volé como una piedra atada a un paracaídas
Volar. Libre, sin estar dentro de una máquina. Uno de esos sueños que todos compartimos y que tuve la suerte de cumplir, aunque fuera cayendo cual piedra a 200 km/h amarrado a un paracaidista experto que se encargaba de que no nos espachurrásemos contra el suelo. Salto en tándem o salto en paracaídas también lo llaman y, como mínimo, es una experiencia que no deja indiferente a nadie.
Durante el #minubetrip #CatalunyaExperience por tierras catalanas, la actividad estrella era el salto en paracaídas, al que por supuesto me apunté como buen soñador al que también le gustaría volar.
Los días antes del salto todo eran muchas risas entre los integrantes del blogtrip, hasta que por fin llegó el gran día, y todavía con algunas legañas me encontré a media mañana con un arnés, subido a un avión junto a Sele, Avistu, el Guisante Verde, Miguel Cartagena e Ignacio Izquierdo esperando para ser lanzados fuera del minúsculo avión.
Muchas risas nerviosas, pulgares arriba, dedicatorias a la cámara, preguntas de última hora a los paracaidístas y al llegar a 4.000 metros, de repente se abre la puerta del avión y se hace el silencio. Mejor dicho, se hizo el ruido, y todos nosotros nos callamos. El salto era inminente.
El primero en saltar, Sele, desaparece ante nuestros ojos. A los pocos segundos, Avistu. Después, Maribel. Parece que esto va en serio, ¡voy a volar!. Sin saber que va a pasar, el instructor me dirige hacia la puerta. Solo veo el cielo (¡qué azul está!), y a lo lejos el pequeño aeródromo y Empuriabrava. ¿En serio voy a saltar de un avión a 4.000 metros de altura?
Supongo que sí, porque al momento siento que floto, el aire me golpea fuertemente en la cara, y veo por el rabillo del ojo el avión alejarse de mí. ¡Estoy volando! Mejor dicho, estoy cayendo a toda velocidad, pero da lo mismo. Las vistas son preciosas. Miro para todos lados asombrado.
Qué cerca están los Pirineos. Cómo brilla el Mediterráneo. Brrrr, que frío. Y el aire sigue golpeando con fuerza. ¡Ahí está el cámara! Una cara para la galería. ¿Por qué se aleja? ¿Qué son esos golpes? ah, momento de abrir el paracaídas.
¡Augch!
Tras el tirón, otra vez el más absoluto silencio. ¡Parece que estemos volando en globo! Poco a poco descendemos, e incluso puedo tomar los mandos del paracaídas. El momento del aterrizaje era el que más imponía a algunos, sobre todo viendo la velocidad a la que tocaban suelo los expertos, pero tan solo levanto las piernas y me deslizo por el prado. ¡Qué divertido!
Ya en tierra, tras menos de un minuto de caída libre, y unos cinco minutos de lento descenso, solo puedo decir, ¡precioso!
Saltar en paracaídas es una de esas experiencias que recomiendo a todo el mundo, y aunque el costo sea elevado, da unas sensaciones que se recuerdan durante toda la vida. Y eso, no tiene precio.
Para la gente que tenga vértigo, Skydive Empuriabrava va a abrir un túnel de viento que según dicen ofrece unas sensaciones similares, aunque por mucho que lo diga Diario de un Mentiroso, no acabo de creerlo. Solo hay que ver el vídeo.
Información para saltar en paracaídas
- Saltar en paracaídas en una actividad extrema, por lo que no es recomendada para todo el mundo. Hay que cumplir una serie de requisitos médicos generales, como pesar menos de 100kg (para que el paracaidista pueda con nosotros), no tener problemas de corazón (la emoción es tan fuerte que podríamos sufrir un infarto), y no tener miedo a las alturas, por motivos evidentes.
En España hay diferentes centros para probar el salto en paracaídas, que una búsqueda rápida en Google nos permitirá localizar empresas que realizan esta actividad.
El pionero, y el mejor, sigue siendo el Skydive Empuriabrava en la provincia de Girona, Cataluña, con más de 1 millón de saltos exitosos. - Skydive Empuriabrava. Saltos tándem desde 205€, a añadir las fotos y el vídeo.
- Turismo Costa Brava
Qué espectáculo, jajajaja… Y pensar que estuve a unos minutos de hacerlo hace un par de años y me rajé.
¡Brutal! Los de Mi Nube se superan cada día con sus blog trips y tú con tus artículos y fotos. ¡Una envidia increíble! ;-)
Me ha encantado el post, las fotos y la forma de contarlo jajaja. Genial. Respecto al túnel de viento… insisto, por mucho que digais… quitando las vistas, la sensación… es absolutamente la misma :D
Gonzalo, pues vaya lo que te perdiste, tienes que volver a intentarlo.
Cristina. Gracias! Teneis que probar a tiraros en paracaídas, os va a encantar.
Miguel. Será parecido, pero lo mismo ni de coña, y seguro que no luce tanto el post :P
Menuda experiencia macho, las caras que pones son un poema, alguna para el DNI o el pasaporte yo creo que vendrían bien :D
A ver cuando me animo a hacer algo parecido.
Saludos!!
Que pedazo de experiencia Víctor!!! Podré hacerlo yo algún día?? :-)
Claro! Acércate al SkyDive de Empuriabrava y tirate sin ningún temor, que la experiencia lo merece
Ahora sí que la has bordado…me muero de envidia…jajaj Por cierto he visto que tienes unas fotos muy chulas, supongo que tendrás copyright…si no podríamos utilizar alguna para alguno de los artículos de nuestro blog si no te importa…
Es una pedazo de experiencia tirarse en paracaídas. Todas las fotos del mundo tienen copyright. Las que veas en mi flickr, http://www.flickr.com/photos/machbel/, puedes usarlas si no las recortais ni son para uso comercial.
Si quieres más detalles, envíame un email.
Increíble… A mi aún me da un poco de cosita saltar desde tanta altura y estoy medio preparandome en los tuneles del viento de Madrid para a ver si consigo algún día hacerlo como tú. Llevo poquito porque no conocía los túneles del viento para hacer paracaídismo interior, que los conocí a través de vídeos de youtube (https://www.youtube.com/watch?v=6AGgQAp8usg este por ejemplo) y fue entonces cuando me animé.
Me encantan las fotos y espero que algún día pueda tener yo unas como esas.
Mi más grande admiración, un saludo!