Carreras sobre hielo en el Trofeo Andrós
Fin de semana de diciembre, ¿a alguien se le ocurre mejor plan que ir hasta Andorra a ver carreras sobre hielo?. A mi y a otros tres amigos no, así que cogimos el coche y nos hicimos los 900km que separan Asturias de Andorra para llegar al pequeño país de los Pirineos.
Para los que no conozcáis el Trofeo Andrós, os pongo en situación. Este trofeo es el más importante del mundo de carreras sobre hielo, superficie sobre la que nunca vi una carrera, a excepción de un tramo del Rally de Montecarlo 2011. Se celebra durante diciembre y enero en distintos circuitos franceses situados en puertos de montaña y en el de Grandvalira, en Andorra, con unos prototipos llamados Silhouettes, de 340cv, tracción y dirección a las 4 ruedas, carrocería de fibra y ruedas con muchos clavos, para no perder tracción.
El nombre viene del principal patrocinador, Andros, una marca que hace alimentos con frutas, como zumos, mermeladas, batidos, etc… bastante potente en Francia. Sin embargo, lo más llamativo del campeonato son los pilotos. Entre ellos se encuentran Alain Prost, el cuádruple campeón de F1, Jacques Villeneuve, Olivier Panis, Franck Lagorce, ex-pilotos de F1, y también pilotos de rallyes como Julien Maurin.
Con esta colección de grandes pilotos y con lo espectaculares que son los coches, no había duda de que las carreras en el circuito de Grandvalira iban a ser impresionantes, pero no sabíamos cuanto.
Llegamos el viernes de noche, con el tiempo justo para ver la última hora de competición, donde los pilotos estaban en mangas clasificatorias, donde salían de 2 en 2 a marcar tiempos. De noche, las fotos en carreras suelen ser todas iguales, al haber poca luz y tener que recurrir al flash, pero en el circuito había unos potentes focos que hacían que fuera casi de día y se pudiera disfrutar del espectáculo de chispas y derrapes. Los clavos metálicos volando sobre el asfalto que no estaba cubierto de nieve dejaban unas chispas igualitas que las de los coches de choque.
Terminado el primer día, tocaba ir a dormir que las carreras empezaban en serio el sábado. Desde las 10 de la mañana hasta las 9 de la noche estarían compitiendo. Al principio estaba previsto que terminara más tarde, pero como coincidía el partido del Barça – Madrid, los organizadores adelantaron el final. El fútbol influye en todo, incluso en las carreras en Andorra.
Ya de día, el circuito tenía más nieve que el viernes, lo que hizo aún más espectaculares las primeras mangas del día y la primera final, que ganó Jean-Philippe Dayraut con su Mini Countryman. Impresionante como van los minis, tanto en rallyes como sobre nieve.
A la 1 del mediodía terminaban las carreras de por la mañana. 3 horas intentas en las que no pararon de rodar coches por el circuito, y nosotros de correr de una curva para otra intentando capturar buenas imágenes. Eldescanso era merecido, así que fuimos a comer a la carpa reservada para prensa y pilotos. Todo un detallazo de los franceses, donde incluso podíamos degustar gallegas y zumos de la marca Andros. ¿Cuando tratarán tan bien a la gente de las carreras en España?
Las 4 de la tarde. Vuelven a rodar los silhouettes por el circuito, con menos nieve que antes tras las múltiples pasadas y el día tan soleado que hizo. Menos mal que a las 5 ya anochecía y bajaron las temperaturas, apareciendo un poco más de hielo, que la pista era casi más de asfalto que de nieve.
En esta segunda manga, los pilotos iban mucho más calientes, sobre todo Panis, que entraba en la curvas de culo para no perder ni una milésima de segundo. No se cuanto alcanzarán de velocidad estos coches, pero verlos pasar la línea de meta a fondo y cruzar el coche sin frenar nada para tomar la gran curva tras meta es todo un espectáculo. Esto si son derrapes.
Otra vez de noche, otra vez los chispazos, y es que el calentamiento global no es broma y cada año hay menos nieve, incluso a 2400 metros de altura en plenos Pirineos. Esta segunda manga la ganó Alain Prost, con una conducción milimétrica y sin dar opciones a ninguno de sus rivales.
Con su victoria, se terminaba esta carrera del Trofeo Andros en Andorra, donde a parte de los Silhouettes, también competían coches eléctricos. Con sus 120cv no son tan espectaculares como los de gasolina, pero tiene su gracia ver pasar a coches de tamaño real que parecen teledirigidos. Son tan silenciosos que alguna foto se me escapó por no oírlos venir.
11 horas de carreras dieron para mucho, sobre todo para alucinar con este campeonato, que cuenta con una organización impecable, sin tiempos muertos, con un ambiente de lo más festivo, y con espectáculo, mucho espectáculo. Una cita obligada para todos los que nos gusta ver buen pilotaje, y además pudiendo visitarFrancia por el camino.
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