Los sitios más bonitos cerca de Málaga en la Costa del Sol

¿Cansado del sol y la playa de Málaga? Pues estás de suerte, tienes millones de cosas para hacer cerca de Málaga. Visitar pueblos que quitan el sentío, comer como si estuvieras en casa de la abuela, pasear por paisajes que son una maravilla, y todo ello siempre acompañado por el buen humor y buen tiempo de la Costa del Sol.

Te vas varios días de viaje a la Costa del Sol, ese cachito de costa afortunada entre Nerja y Estepona, pero quieres hacer algo más que tostarte cual camarón en alguna de sus playas. Dicen que Málaga es la ciudad con el mejor clima de Europa (curiosamente, de las Islas Canarias dicen que tienen el mejor clima del mundo), así que estos planes puedes hacerlos durante todo el año. En verano la solana no hace caer fritos a los pájaros, y en invierno con abrigarte una mijita está todo solucionado.

Mijas y el burrotaxi

¿Qué pueblos te recomiendo ver cerca de Málaga? Pues tienes un millón de buenas alternativas, pero por empezar por alguno, me quedaría con Mijas, la blanca capital del burrotaxi.

Mijas es un pequeño pueblo muy cerquita de Benalmádena, a una media hora de Málaga centro. Aquí se inventó lo del burrotaxi. Para evitar que desapareciera este querido animal peludo, lo empezaron a usar como medio de transporte, vistiéndolo con coloridas galas. Seguro que los niños pequeños y grandes quieren darse una vuelta sobre ellos. Además de los paseos burreses, en Mijas hay un casco histórico casi más blanco que la Virgen del Rocío, moteado de rojo por millones y millones de claveles. Un paseíto a la fresca por estas calles es una joya, ¡hay que ver cómo huele de bonito Mijas!

No podemos perdernos la iglesia de la Virgen de la Peña, así como el mirador al que se llega tras rebuscar por el laberinto de callejuelas al lado del barranco. Las vistas son de quitar el hipo.

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Ronda y su puente

Si le has pillado el gusto a los pueblecitos de altura, Ronda es lo más bonito que te puedes echar a la cara. Su puente, con 100 metros de alto, une las dos partes de esta villa de origen árabe. Además, antes también se usaba como cárcel. ¡Tan sólo hacía falta un guardia en la puerta! Hacia el otro lado, el barranco, le quitaba las ganas al preso de escaparse.

Lo de Ronda y la fiesta viene de hace mucho, pues ya el bueno de Hemingway escribía y bebía sobre cómo divertirse en Ronda. Bodegas como Sangre de Ronda dan buenas ganas de seguir los pasos del entrañable autor, con esa fuente de la que nunca deja de brotar vino. ¡Ni en vendimia! En Ronda son tan internacionales que uno de sus paseos principales está dedicado a Kazunori Yamauchi, productor de Gran Turismo, el juego de PlayStation (este contenido no está patrocinado, es realmente así).

En Ronda querrás pasarte un día por lo menos, que los atardeceres desde el puente son para ver y fotografiar hasta el infinito. Uno nunca se cansa de ello. No se puede decir lo mismo de cruzar el tajo a nivel de río, por las antiguas escaleras árabes de la Casa del Rey Moro. ¡Ozú, qué cansancio!

Antequera y su torcal

Me está entrando el hambre, y eso no hace más que recordarme que ahí está Antequera, la ciudad con más iglesias. Ignoro si del municipio, de Andalucía, de España, de Europa o del Mundo. Ya sabes, estos malagueños a veces son un poco exagerados, pero siempre son buena gente.

A parte de iglesias, que no es algo que me llame mucho, puesto que vista una, vistas todas (aunque cada una sea una maravilla en sí misma), en Antequera hay unas cuantas cosas más para visitar. La Alcazaba, dominando todo el «skyline» de la sierra y con excelentes vistas a la peña de los Enamorados, es otro de esos miradores que piden a gritos que lo visites al atardecer.

Los dólmenes de Menga, Viera y El Romeral no están nada mal para darse una vuelta. Un trocito de historia antigua sin cobrar entrada no se puede ver en todos los sitios. Pero lo que de verdad me gustó fue probar los polvorones. ¡Y la comida! Llámame zampón, pero es que lo de Antequera no tiene nombre, a parte de lujuria gulosa. Siendo época navideña cuando visité Antequera, las decenas de obradores se ponen «manos a la masa» para hacer polvorones ricos ricos como si no hubiera mañana. El resto del año tendremos que conformarnos con la cocina tradicional de Antequera, que mira si estará mala que dejé limpios los platos de tanto untar pan.

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Lo mejor lo guardo para el final, no porque lo demás sea poco agraciado, si no porque lo siguiente cansa un poquito más, y por eso hay que entrenar subiendo las cuestas de Mijas, Ronda y Antequera.

El Torcal de Antequera es lo más grande de Málaga. En todos los sentidos. Millones de peñascos cortados al viento y discos de piedra que se sostienen por arte de magia hacen de El Torcal un lugar diferente, mágico, que en pocos sitios se puede encontrar. Hay que recorrerlo a pie (en La Próxima Parada puedes ver interesantes rutas), así que cógete tu bota de vino y prepárate para andar por una de las maravillas de Andalucía. Por ahora es Parque Natural y Monumento Natural, pero para los malagueños ya es Patrimonio de la Humanidad, de tanto que lo quieren.

Nerja y Verano Azul

¿Quién no se acuerda de Verano Azul? Yo el primero, pero esta serie fue todo un bombazo en la España de los años 80 del siglo XX, donde un grupo de amigos pasaban el verano en un idílico pueblo de la costa malagueña, Nerja. Con sus bicis y el pescador Chanquete vivian cientos de aventuras acompañadas por el eterno sol de la Costa del Sol.

Hoy esos niños ya son adultos , y alguno, como Miguel Joven, incluso se dedica a ofrecer visitas guiadas con un acompañante de lujo por el pueblo y la cueva de Nerja.

Sobre Nerja, poco que contar. Es un bonito pueblo blanco bañado por el Mediterráneo, con mucha afluencia de turismo pero que aún así es muy cómodo de visitar y de disfrutar. El atardecer desde el Balcón de Europa es de esos que siempre se recuerdan, y la cueva de Nerja, es una visita más que recomendable.

Esta cueva se hizo famosa a raíz de la serie, y es que fue descubierta en la realidad por cinco jóvenes que iban en búsqueda de murciélagos. En vez de encontrarse con Batman, descubrieron una gran oquedad bajo el pueblo, en el que estalactícas y estalagmitas son los guardianes de piedra de unas pinturas rupestres (no visitables) datadas en más de 38.000 años de antigüedad, justo antes del periódo en que el Homo Sapiens llegó a la Península Ibérica, lo que abre un curioso debate sobre si son de Homo Sapiens o Neandertal.

En cualquier caso, Nerja es uno de los pueblos más bonitos cerca de Málaga para ir a disfrutar de la brisa marina, de un buen helado y de todo el sabor de Andalucía.

Frigiliana como icono de pueblo bonito

Frigiliana es un pueblo blanco modélico. Enclavado en la montaña, con todas sus casas encaladas y con un inmaculado techo de teja, la panorámica que hay desde algunos de los miradores del pueblo del conjunto es pura esencia de Andalucía. Además, al no estar justo al lado del mar, la afluencia de turistas en busca de sol y playa es mucho menor, por lo que es fácil caminar por sus calles e incluso perderse por rincones con mucho encanto.

La situación en la ladera de la montaña hace que Frigiliana tenga muchas fuentes de agua, algo que se percibe en las numerosas fuentes que acomparán tu visita al pueblo. Sumado al encanto de las casitas blancas, oír el rumor del agua brotando de las fuentes le da un toque único a este coqueto pueblo.

El plan típico para visitar Frigiliana es llegar, aparcar a las afueras del pueblo en alguno de los parkings habilitados para turistas, comer en algún buen restaurante especialidades andaluzas como el salmorejo o el pescado, y bajar la comida dando un paseo por las calles en cuesta del pueblo. Un consejo, cuanto más subas, más bonitas son las vistas a todo el valle, así que un poco de esfuerzo tiene recompensa.

Tras visitar todos estos lugares seguro que te querrás quedar en el paseo del Pedregalejo de Málaga, tomarte una caña al atardecer, y decir bien a gusto a cualquiera que te pregunte qué haces: «aquí, esperando la muerte«.