minubetrip por Navarra

La semana pasada estuve por Navarra de minubetrip, un viaje organizado por la web viajera minube al que invitan a varios blogueros para disfrutar con ellos del viaje y conocer más mundo.

Desde el primer momento ya noté que esto no era un blogtrip convencional donde el viaje está totalmente organizado, si no que esto iba a ser una excursión de amigos por las tierras de la comunidad Foral de Navarra, donde disfrutaríamos de algunos de los rincones naturales más bonitos de esta región.

El viaje empezó en Pamplona, donde cogimos la furgoneta con la que nos moverí­amos los siguientes días por la región, siempre a nuestro aire y sin guías. La primera parada fue la Foz del Lumbier, un bello paraje esculpido por el río Lumbier donde disfrutamos con el paisaje y con la gran cantidad de aves de la zona.

A la hora de la comida, parada en el Hotel Irubide para empezar a degustar los platos navarros, para rápidamente ir a montar a caballo en Usún, una de las actividades que más reparos nos daba de primeras porque muchos no habíamos montado nunca a caballo, y que al final fue una de nuestras favoritas. Es fantástico recorrer la naturaleza de una de las formas más naturales que existe y disfrutar de lo bien que se va a caballo. Una actividad que recomiendo a todo el mundo, y más si es en los bonitos paisajes del valle de Usún.

Para terminar el día, visitamos el pintoresco pueblo de Ochagavia, una bonita villa empedrada donde disfrutar de las construcciones pirenaicas. Esta noche nos alojamos en el hotel Casa Sario en Jaurrieta, donde también cenamos unas buenas especialidades de la zona muy bien preparadas.

El segundo día empezó muy pronto para dirigirnos a la Selva de Irati, una gran extensión de bosque virgen, la segunda mayor de Europa tras la Selva Negra de Alemania, compuesto mayoritariamente de hayedos. Ángel fue nuestro guía de lujo, que nos enseñó alguno de los lugares más bonitos de la Selva de Irati, y nos transmitió su amor por un lugar tan bonito, al que tengo que volver lo antes posible.

Pasamos por el famoso pueblo de Roncesvalles, primera parada del camino de Santiago, para comer un excelente menú del día en Casa Sabina, y visitar lugares tan importantes en el camino como la Iglesia de Roncesvalles y la tumba de Sancho el Fuerte, todo un rey navarro de más de 2 metros de altura.

La aventura del día la tuvimos en el Pirineos Parkea, donde Víctor y Julen nos abrieron las puertas de su parque de aventura donde caminamos entre los árboles manteniendo el equilibro sobre cuerdas. No todos los del grupo hicieron el paseo, ya que según ellos entre sus habilidades no estaban las de hacer de tarzán por los bosques navarros. Una pena porque se perdieron una actividad muy divertida y segura, ya que siempre vas enganchado a una cuerda de seguridad. Por mi parte lo disfruté como un niño, terminando el paseo tirándome por la tirolina con trampa que impresiona más de lo que parece.

A la noche por fin llegamos a la capital, Pamplona, para alojarnos en el hotel Puerta del Camino, con una situación privilegiada y unas vistas fantásticas, y cenar en el restaurante Capilla, en el que destacaba más el lugar, una antigua capilla, que los platos.

Tras dos días por Navarra, cada vez nos sentíamos más cómodos en esta tierra un poco desconocida, pero que sus habitantes no cambiarían por ninguna otra. El paseo por la pequeña Pamplona así lo confirmaba, viendo una ciudad llena de vida y donde hay mucha más juventud de la esperada. Por supuesto hicimos el recorrido de los San Fermines y tomamos unas tapas en pleno centro.

Por la tarde nos esperaba la medieval villa de Olite, en la que comimos unas espectaculares carnes a la parrilla en la Sidrería Erri-Berri. Con el estómago lleno, empezamos a visitar este bonito pueblo, haciendo la primera parada en el Castillo de Olite, en el que estaban grabando un anuncio de televisión ambientado en la época de D´Artagnan. Todo un espectáculo ver la ambientación medieval en ciertas zonas de este castillo que recuerda a Camelot, aunque no pudimos hacer ninguna foto al set de rodaje. Javier, de la empresa Guiarte nos enseñó tanto el castillo como distintos lugares del pueblo, como la iglesia junto al Castillo.

A la noche nos alojamos en La Joyosa Guarda, una pequeña y romántica hospedería en la que cuidan hasta el más mínimo detalle y donde posiblemente me tocó una de las mejores habitaciones, desde la que podía oír las fuentes del patio interior al abrir la puerta de la terraza. La cena fue igual de sorprendente, con especialidades de la tierra, destacando las verduras, típicas de la región.

Por la noche, eclipse de luna, y pocas horas para descansar ante el último día del viaje.

Amanecía otro día soleado, con unas temperaturas inusualmente altas para la zona, aunque muy acordes para la visita del día, el paraje semidesértico de las Bardenas Reales. El recorrido por este escenario de película, que tanto recuerda a los desiertos americanos, lo hicimos a bordo de un Segway todoterreno, cacharro famoso por usarlo los turistas para recorrer los cascos históricos de las ciudades y porque el propietario de la empresa murió usando una versión experimental. Lo que de primeras puede parecer una forma muy pija de recorrer esta espectacular paraje, acaba siendo una de las mejores formas de conocer las Bardenas Reales, ya que el Segway te permite moverte con velocidad y con un nulo impacto ambiental. Como si fueras en bicicleta, pero sin cansarte.

Fernando, de Nataven, fue nuestro paciente guía, que nos enseñó a manejar este divertido modo de transporte y tuvo toda la paciencia del mundo ante nuestras múltiples paradas para hacer fotos y vídeos de todos los rincones de las Bardenas Reales. A la vuelta hubo una pequeña carrera para ver si podí­amos adelantar a Fernando, pero el límite de velocidad de 20km/h y su habilidad con la máquina no ayudaron. Un sitio de obligada visita, al que hay que ir con especial cuidado para no dañar el delicado entorno.

Para terminar este buen viaje por Navarra, fuimos a Tudela, lugar que según varios compañeros solo habían estado para comer, y esta vez no fue distinto. Al habernos entretenido tanto por las Bardenas Reales, llegamos con el tiempo justo para disfrutar de la espectacular cocina a base de verduras del restaurante L & Ele, donde nos demostraron que la verdura bien cocinada puede estar más rica que las carnes y pescados.

Terminamos con el mejor sabor de boca este viaje por Navarra, y me separé del grupo antes de terminar oficialmente el minubetrip para coger el autobús dirección Barcelona, donde continuaría mi viaje.

Muy buena impresión me dejó el minubetrip, donde a parte de los fabulosos compañeros de viaje (Pedro Jareño y Joan Planas de minube, José Luis Serralde de Guias-Viajar, Alberto Bermejo de Periplos y Txema León de ViajarSinDestino), me lo pasé muy bien visitando sitios tan bonitos, poniendo a prueba la paciencia de guías y restaurantes por nuestros continuos retrasos al entretenernos más de la cuenta haciendo fotos y vídeos, y por las magníficas conversaciones que tenían lugar a la hora de la cena. Todo un privilegio haber disfrutado de este viaje tan bien organizado por minube junto a tan buenos viajeros.

Alberto Bermejo, de Periplos, ha escrito una crónica mucho más extensa de este viaje, por si te interesa seguir leyendo sobre esta pequeña aventura.