Viena, una ciudad clásica
Viena es una ciudad que siempre que oyes hablar de ella te recuerda a la ópera, la música clásica, y los antiguos reinos que dominaban Europa, así que aprovechando la estancia en Praga, alquilé un coche y en 4 horas ya había cambiado de país, de ciudad y casi de mundo. Aunque solo estuve 2 días / 1 noche en la capital austriaca, tuve tiempo a visitar el centro y el Palacio de Schönbrunn.

Sin duda el lugar que más me gustó de Viena fue el Prater, el parque de atracciones que sigue fiel a su estilo del siglo XIX, donde destaca la gran noria de hierro con vagones, que incluso cuenta con uno restaurante para ocasiones especiales.
El precio de esta atracción son unos 8,50€ por persona, bastante caro para una vuelta en noria, pero hay que tener en cuenta que esta no es una noria cualquiera, que desde aquí tendremos las mejores vistas aéreas de la ciudad, y que antes de subirnos al vagón pasamos por un pequeño museo contando la historia del parque de atracciones, con unas maquetas muy entretenidas. Personalmente, fue una visita que disfruté mucho.
Yendo a lo que es la ciudad en sí, el centro está rodeado por la Ringstraße, la calle anillo, por lo que es muy fácil orientarse. En esta zona encontraremos edificios importantes como el ayuntamiento, el Albertina, la universidad, y muchos antiguos palacios que ahora sirven de museos.
Andar por estas calles te transportan al glorioso pasado que vivió esta capital, con un estilo que me recordó muchísimo a Madrid en pequeño, aunque la ausencia de farolas en las calles le quita encanto, ya que aunque esto parezca una tontería, para iluminar las calles estrechas hay unos cables de los que cuelgan las luces, como si fuera un centro comercial. Unido a los cables del tranvía, muchas calles son un lío de cables bastante feo.





A parte de ver palacios y edificios, una de las cosas que tenía ganas de hacer en Viena era probar la famosa tarta de chocolate Sacher, considerada una de las mejores del mundo.
Para ello, fui al selecto Hotel Sacher situado en pleno centro, donde milagrosamente me dejaron entrar con mis pintas de turista, aunque pasando primero por el guardarropas (cuesta 1€) a dejar la cazadora. La tarta en sí es un pequeño mazacote de chocolate que no sienta pesado y esta bastante rica, pero tanto como para ser considerada una de las mejores del mundo y costar unos 5€, me parece que es bastante exagerar.
Aún así fue curiosa la experiencia de entrar a uno de los cafés vieneses con más historia.
Dando vueltas por la ciudad, y ya cerca del atardecer y la hora de marchar, llegué al palacio Belvedere. Una pena que ya estuviera cerrado, porque tenía muy buena pinta este palacio tan blanco. Menos mal que los jardines estaban abiertos y pude dar un paseo por ellos, justo antes de que anocheciera.




Terminaba el día y empezaba el camino de vuelta a Praga, habiendo visitado una capital europea que me defraudó bastante. En tan poco tiempo es imposible tener una idea real de como es un lugar, pero como primera impresión fue bastante mala, quizás debido a que tan solo el Prater me llamó realmente la atención, a lo nublado que estuvo el día, o a lo fría y poco amable que era la gente con la que traté en el hotel, restaurantes y tiendas.
A la hora de volver a alguna capital, no tendría ninguna duda en volver a Praga o París, mucho antes que a Viena.
Vaya :( es una pena…a mí que me llama bastante (Años y paños de tragarme la serie de Rex,jeje) No sé, me parecía guapa guapa. Es un sitio que quiero visitar
Vaya envidia que me da lo de la tarta sacher original!! yo la comí casera aquí…y ta buena buena!! ya entiendo porqué lo de la mermelada de albaricoque, y es q le da un toque «especial». Curioso lo de la noria. Las vueltas q serán pa hacer más rápido la digestión??
La ciudad no es que sea fea, tiene muchos edificios chulos y está todo muy limpio, pero para ver eso te vas a Madrid que es muy parecido y tiene muchas más vida, cosa que en Viena se echa en falta.
Sera por tartas en el mundo :P
La vueltas de la noria eran lentas, de unos 15 min, así que no se si ayudará mucho a al digestión eso :P
Víctor, dices que te ha desilusionado Viena y las fotos que has hecho son maravillosas. Tengo que contestar a tu blog porque tu opinión me parece demasiado subjetiva para alguien que solo ha pasado un día y medio aquí. En primer lugar, yo no he probado la tarta en el Hotel Sacher, pero sí en otros sitios y está deliciosa. En cuanto a la propia Viena, te has perdido todos los patios que se esconden detrás de los edificios, repartidos por toda la ciudad. También innumerables rincones maravillosos, idílicos, verdes, donde disfrutar de una comida fantástica y una cerveza que no encuentras en Madrid. Y echo de menos la foto del Danubio desde lo más alto de los Bosques de Viena, a donde, por cierto, se llega fenomenal con transporte público. Te faltan un montón de sitios que descubrir y sobre todo te falta la gente. Lo siento, tengo que discutirte, Viena es una ciudad maravillosa. Te reto a volver y te invito a descubrir la verdadera Viena. Ah, y en Viena también hay calles muy antiguas con farolillos negros…
Estefania, quizas no visité los sitios que más me iban a gustar, pero lo poco que vi en ese tiempo me pareció bonito pero poco más. Otras ciudades que ta solo vi un poco, como París, me gustaron más. Tendré que volver cuando pueda con más tiempo y con una mejor planificación, a ver que tal. En la película «Antes del amanecer» Viena sale preciosa.