Mushing en Andorra, surcando la nieve en trineo tirado por perros

Desplazarse por la nieve siempre es difícil, a no ser que vayas cómodamente tumbado sobre un trineo y la fuerza motora sea una manada de perros, entonces la ardua travesía por tierras nevadas se convierte en un placentero viaje en el que disfrutar del entorno y de la compañía: en este caso, un montón de peludos amigos, los perros que tiran del trineo. Muy común en los países nórdicos y otros lugares como Siberia o el norte de América, también podemos tener una toma de contacto y practicar el mushing en Andorra, el país de los Pirineos, durante todo el año, sin falta de que esté nevado.

Al llegar al punto de encuentro con el musher (conductor del trineo y guía de los animales), me di cuenta inmediatamente de que no sabía si disfrutaría más de la actividad en sí o de ver a los perros todos felices revolcándose en la nieve.

Distintos cruces de huskys, alaskan malamutes, perros de Groenlandia y otras mezclas de razas esperaban impacientes por empezar a correr sobre la nieve, mientras el musher preparaba el trineo y nos explicaba cuatro cosas básicas sobre la actividad.

Bueno, explicaba al resto de compañeros, yo ya me había escaqueado a hacerles fotos a los perros.

Algunos posaban encantados por la atención prestada, y otros no se mostraban muy amigables ante la cámara. Eso sí, de tocarlos nada de nada, los animales están concentrados para hacer lo que más les gusta, correr, y es mejor no molestarlos.

Una vez tumbado en el trineo junto a otro compañero, el musher da la orden de avanzar y la decena de perros empieza a correr con ganas. Un pequeño tirón indica que hemos empezado a movernos sobre la nieve, con sorprendente suavidad y constancia.

Es asombroso cómo unos perros de apariencia tan enclenque pueden mover con tanta soltura un trineo cargado con tres personas, y además lo hacen con alegría, o por lo menos eso parece al oír sus ladridos pidiendo correr más y ver cómo mueven su cola en actitud solaz.

Por mucho que el paisaje nevado de Andorra sea precioso, los protagonistas indudables son los perros, que como niños traviesos, se pasan el recorrido jugando, peleándose unos con otros y aprovechando el más mínimo parón para revolcarse en la nieve y beberla para refrescarse, por si las temperaturas bajo cero no son suficientemente frescas.

Cualquiera diría que están «trabajando».

Sobre el trineo el tiempo pasa volando, nunca mejor dicho, y aunque no se alcancen grandes velocidades, la sensación de calma y armonía con el entorno que se experimenta al desplazarse de esta manera hace que sea una actividad para todos los públicos muy recomendable para practicar en invierno, sobre todo si somos amantes de los perros.

Sin duda, hacer largas travesías por la nieve en trineo tirado por perros es una de las maneras más eficaces de cubrir largas distancias, algo que ya sabia Roald Amundsen a principios del siglo XX, que se valió de la fuerza motriz de los perros de trineo para alcanzar el polo sur con éxito y sin ninguna baja humana en el equipo.

En Andorra, por supuesto, no podemos hacer travesías tan largas, pero sí conocer de primera mano este bonito medio de transporte que se puede usar durante todo el año, ya que el trineo puede ir tanto con patines como con ruedas.

Así que ya sabes, visitar Andorra en invierno no es sólo sinónimo de sky o snowboard, sino que hay muchas más cosas para hacer, como el mushing.