Santander, la ciudad con la bahía bonita

Santander, la capital de Cantabria, es una de esas pequeñas ciudades del norte donde la vida es tranquila y sosegada a orillas del mar cantábrico, aunque sin perder ni un ápice de su clasicismo histórico. Actualmente Santander no tiene un casco histórico muy antiguo, ya que en el siglo pasado las tragedias se cebaron con la ciudad.

Primero con el accidente del barco Cabo Machichaco, digno de una película de Hollywood, y después con el incendio de 1941, tras el cual tuvieron que reconstruir todo el centro de la ciudad.

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La península de la Magdalena es el lugar más emblemático de Santander, coronado por el bonito Palacio de la Magdalena, un regalo de los santanderinos al rey Alfonso XIII, para que lo usara como residencia de verano. Les costó tan solo unas 750.000 pesetas de la época.

En esta amplia zona verde podemos ver dos playas, un pequeño zoo con pingüinos y focas, disfrutar de las mejores vistas de la ciudad y de la desembocadura de la bahía y muchas más sorpresas que descubriremos caminando por los caminos rodeados de árboles.

En la otra parte de Santander, que da hacia la bahía, se encuentra la playa de Los Peligros, posiblemente la más segura de todas las playas de la ciudad.

El paseo que recorre la bahía está salpicado de estatuas y monumentos que conmemoran diversos acontecimientos o personajes, como la de Los Raqueros, niños marginales que sobrevivían a principios del siglo XX tirándose al mar para recoger objetos perdidos o monedas con el culo, para deleite de los curiosos.

Alejado del centro urbano, podemos ir a dar un paseo relajante al Faro de Cabo Mayor, lugar donde se siente aún más la fuerza del mar y divisaremos toda la línea costera de Santander y alrededores.

Tan solo visitando las distintas caras de la ciudad hacia el mar podemos pasarnos todo el día, pues si bien seguro que hay tesoros ocultos en las enrevesadas calles del centro, Santander es una ciudad que vive por y para el mar, por lo que sintiendo la brisa marina es como mejor conoceremos a la capital cántabra, que según dicen, es donde realmente se festeja el San Isidro de Madrid.