Qué me atrae de viajar en crucero (por alguien que nunca ha hecho uno)
Hasta la llegada de los aviones, el barco siempre ha sido el medio de transporte de los grandes viajes. Aventureros, exploradores y curiosos se embarcaban en inventos de todo tipo para conocer que hay al otro lado del océano, al final del río o en el centro del lago. Hoy en día ya conocemos todo el planeta, habiendo llegado al final de la época de los descubridores hace décadas, pero los barcos siguen jugando un papel vital en nuestro día a día, y también en nuestros viajes.
Desde las pequeñas barcas, los kayaks, los veleros, los ferris y hasta los grandes trasatlánticos, nuestra fascinación por surcar las aguas siempre está ahí. Entonces, ¿por qué no viajar durante días por el mar dentro de un gran barco?
Pensándolo bien, no hay nada mejor que desplazarte mientras estás durmiendo plácidamente en una buena habitación, para despertarte al día siguiente repleto de energías para conocer un nuevo destino cámara de fotos en mano. En tren o en autobús también se puede viajar por la noche, siempre que obvies lo de plácidamente.
En un día se puede tener una primera impresión de la gran mayoría de ciudades costeras del mundo, visitando alguno de sus monumentos más llamativos y saboreando su personalidad. Además, como cada día el crucero te lleva a un nuevo destino, te es mucho más fácil apreciar las diferencias entre las ciudades. Como toma de contacto, a modo «demo» del destino, el crucero me parece una forma muy interesante de ir dando pequeños picoteos y después hacer un viaje más extenso a los lugares que más te han gustado.
Pero no todo va a ser caminar y fotografiar como meros homos viajerum. Somos grandes viajeros, sí, pero también tenemos nuestro pequeño corazoncito hedonista al que le gusta disfrutar de los placeres de la vida, sobre todo de piscinas, spas, restaurantes y espectáculos en vivo. Para todo esto, el barco será nuestro pequeño oasis de diversión tras la cena, tanto porque nos gusta pasárnoslo bien como el que más, como por no poder ir a otro sitio.
Y podrías pensar que eso de no poder ir a otro sitio, de estar metido dentro de un gran crucero junto con miles de personas, es uno de los grandes problemas de este tipo de viajes, pero como todo, depende del punto de vista del observador. Viajar con mucha más gente te permite conocer a mucha más gente y, además, ya sabes que tenéis un punto en común: el gusto por el mar. Vamos, que no solo los solteros pueden pensar en conocer gente, también las parejas o familias pueden hacer grandes amigos, y es que, viajando, es como mejor se conoce la parte divertida de las personas.
Por último, toca hablar del tema más importante para cualquier fotógrafo, crucial en cualquier desplazamiento fuera de casa, condición necesaria y suficiente para sacarte de la cama en cualquier lugar del mundo: los amaneceres y atardeceres. Este tema tan delicado creo que está perfectamente cubierto en un crucero, ya que la mayoría de amaneceres y atardeceres te tocarán en el barco, así que tan solo tienes que ir a la cubierta (o al balcón, si estás en una habitación exterior), pocos minutos antes del épico momento, y prepararte para dar los buenos días o las buenas noches al astro rey en el infinito horizonte de la mar.
Ahora solo me falta decidirme por dónde hacer un crucero. He estado buscando entre todas las opciones que ofrece https://www.crucerosplus.com, y no sé si decantarme por el clásico crucero por el Mediterráneo (visitando por supuesto mi querida Italia), navegar las aguas del mar Caribe cual bucanero, recorrer la misteriosa Asia, o incluso hacer una gran travesía en trasatlántico con varios días de navegación. Por ahora, soy un mar de dudas, pero en cuanto volvamos a viajar, seguro que me veréis subido a un barco.
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