Platanológico, la agricultura ecológica del plátano en Canarias
Nunca me imaginé que podría existir una finca ecológica entre un pueblo de veraneo, Puerto de Naos en este caso, y un hotel. Pero ahí asomaban las plataneras sobre los peculiares muros de ferrocemento, primera señal de que esta finca no era como las otras que se hacinan en la isla de La Palma. Mis sospechas se confirmaron mientras seguíamos a Fran Garlaz a través del insignificante sendero entre las plantas. Sin soltar ni un momento de la mano el largo cuchillo que usa hábilmente para cortar las malas hierbas, nos iba explicando cómo se embarcó en esta «locura» llamada Platanológico.
Harto de la dependencia que tienen los agricultores de las grandes multinacionales que fabrican abonos, pesticidas y venenos «imprescindibles» para hacer prosperar los cultivos, Fran decidió hacer un poco de caso al sentido común y a la lógica. Si la evolución nos había hecho llegar hasta aquí, ¿no sería más sensato que el propio bosque generara alimento de calidad en vez de forzarlo nosotros de forma artificial mediante químicos? Así surgió esta aventura en la que las cosas se hacen de una manera muy diferente a lo que estamos acostumbrados, usando más la lógica y la experiencia que el talonario y la química para resolver todos los problemas a los que se enfrenta un cultivo intensivo como es el del plátano de Canarias, una especie originaria de la India que ha encontrado en las Islas Canarias, el lugar más al norte en que pueden sobrevivir especies tropicales, un lugar ideal para crecer.
El objetivo que se impuso Fran fue el de cultivar plátanos de excelente calidad sin usar ningún producto químico, y a ser posible, sin tener que comprar nada fuera de la isla de La Palma, en una economía Km.0 tan necesaria últimamente. Con esto buscaba que pudiéramos comer productos de mejor calidad, a la vez que favorecer a la economía local, al no depender de las grandes multinacionales que basan el «desarrollo agrícola» en que se les compre mayor número de productos para así producir más y tener que comprarles aún más para poder mantener la producción. Un círculo vicioso cuyo único final es el enriquecimiento de unos pocos a costa del deterioro de la Tierra y la salud.
Para conseguir que esta agricultura intensiva sea sostenible hay que recurrir a todo lo que ofrece la naturaleza, y para ello es necesario conocerla muy bien. Por ejemplo, si hay una plaga de un insecto que se come a las plataneras, debemos buscar alguna otra planta que les guste más, y así deje de atacar a nuestro principal producto, o usar algún remedio natural que le haga marcharse (el ajo jalapeño pulverizado parece que es infalible para ciertas plagas), o encontrar otro ser vivo que se lo coma y se sienta a gusto viviendo en nuestro bosque. En teoría suena sencillo, pero con la cantidad de bacterias, insectos, plantas y aves que hay, puede llegar a ser un verdadero lío, cuyo resultado radica en que tengamos un auténtico bosque rodeando nuestra casa. Lo mejor es que dicho bosque evoluciona con el tiempo y se autocontrola mejor, y al crecer en un suelo sano, es más resistente a las plagas.
Así, al pasear por la ecofinca Platanológico cuesta identificar a las plataneras, que sólo son fácilmente reconocibles cuando cuelga la piña de plátanos de una de las hojas (no tienen ramas, ya que son un tipo de herbácea muy grande). Si tenemos el ojo entrenado, o escuchamos a Fran, descubriremos que aquí también se han plantado papaya, mango, chirimoya, chayota, parchita, boniato, papiro, calabaza, hierbas medicinales y un montón de flores tropicales. Las ocas, gallinas, patos, ovejas y el burro Pancho, al que le encantan las fotos, juegan también un papel importante en todo este ciclo, puesto que son ellos los encargados de abonar este ecosistema que casi es autosuficiente. Ya sabes, el mejor laboratorio es la evolución. Existe lo que puede sobrevivir.
En las más de dos horas que dura la visita no hay lugar para el aburrimiento, pues a cada paso este bosque nos asombra con la variedad que tiene, y para un neófito como yo en esto de las plantas, es todo un espectáculo ver lo raras que pueden llegar a ser. Como aquí no hay plaguicidas, las arañas, orugas y otros insectos campan a sus anchas, siendo también otro gran atractivo para los que vamos cámara en mano. Lo mejor es que en todo momento se siente y huele que el bosque está sano, dando gusto pasear bajo la sombra de los plataneros y ver que en estos tiempos donde todo parece que va mal incluso se puede encontrar un resquicio de esperanza en forma de bosque entre un pueblo turístico y un hotel.
¿Y cómo le va a Fran en esta aventura? Pues por lo que se ve, parece que francamente bien. En los últimos años no ha usado ningún producto químico, ni siquiera esos que permite la agricultura ecológica, y su bosque más bien parece un pequeño mundo que una platanera. La producción sólo es entre un 10% y 20% menor que en una platanera tradicional saturada de químicos, con la ventaja de que usa una fracción del agua para lavar las plantas, algo muy importante en estas islas con escasez de agua. Una menor producción no significa menos beneficios, ya que no gasta ni un euro en químicos, además de que lo poco que necesita que no produce en la finca lo puede comprar en la propia isla, y los productos ecológicos se venden a mejor precio (estos plátanos se pueden encontrar en el Mercado de la Boquería en Barcelona). Eso sí, el trabajo en este bosque sostenible nunca termina, ni siquiera durante las visitas guiadas a Platanológico.
Visitar Platanológico y conocer a Fran Garlaz fue una de las experiencias que más disfruté en mi visita a las Islas Canarias, y que junto a otras iniciativas en el mismo camino como la de Josep Polet en el Delta del Ebro, creo que marcan la ruta a seguir para que todos cuidemos mejor nuestro planeta, seamos más conscientes como turistas, y en definitiva podamos hacer que todos vivamos mejor, que de eso se trata al fin y al cabo. ¡Larga vida a la lógica! Y recuerda, en este bosque hay que gritar bajito.
Conoce más de Platanológico:
- Web de Ecofinca Platanológico. Los caminos de la visita son sencillos, aptos para niños, ancianos y personas de movilidad reducida. Recomendable llevar calzado cómodo y ropa que se pueda manchar, ya que el goteo del platanero no se quita.
- Horarios: hay visitas guiadas miércoles y jueves a las 10:30. Consultar antes por teléfono por si hay cambios o se prefieren otros horarios.
- Tarifa: adultos 15€, niños 7,50€. Menores de 7 años gratis.
- Turismo de La Palma
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