Pamplona, la ciudad de los toros

Hoy fue el chupinazo, y un año más empiezan los días de fiesta en Pamplona, ciudad en la que estuve hace unas pocas semanas de visita. Durante una mañana recorrí esta pequeña ciudad volcada en los San Fermines, la fiesta que mueve mareas de gente hasta la capital navarra para correr durante unos segundos delante de los toros..

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El paseo comenzó en el mismo punto que los San Fermines, en la cuesta de Santo Domingo, donde se encuentra el santo en un pequeño altar incrustado en la pared. Siguiendo la calle, antigua y clásica donde las halla, con sus balcones con flores, llegamos a la pequeña plaza del ayuntamiento, muy pintoresco y con bastante ambiente.

La siguiente parada fue la famosa curva de la Estafeta, la única curva en los 849 metros de recorrido, y uno de los sitios más interesantes para ver la carrera. Aquí hay bastantes tiendas referentes a la fiesta y a Hemingway, con la omnipresente Kukuxumusu, y muchos motivos taurinos, igual que en el resto de la calle Estafeta, que va a dar a la plaza de Toros, donde termina el encierro.

En poco más de 4 minutos hacen este recorrido en las fiestas, aunque a nosotros nos llevó bastante más tiempo entre lo entretenidos que estuvimos con las fotos y la grabación de la recreación de nuestro San Fermín particular, sin toros pero con aguerridos corredores.

En esta zona del casco antiguo de Pamplona hay un montón de bares de tapeo donde disfrutar de una cañita bien fresca, y por supuesto tiendas de recuerdos, además de muchos turistas que quieren conocer esta pequeña ciudad famosa internacionalmente.

La Ciudadela de Pamplona es una parada muy recomendable en Pamplona, con vistas al valle que rodea la ciudad, además de un poco de espacio libre entre tantas calles estrechas que componen el casco antiguo. En la Plaza del Castillo, la más grande de la ciudad, bulle la actividad en una ciudad universitaria con muchos jóvenes que vienen aquí a estudiar.

Por último, el Monumento al Encierro es otra parada que hay que hacer en Pamplona, y siempre sin olvidarnos de visitar algún pequeño bar para disfrutar de unas tapas, tal y como haría Hemingway en su tiempo.

Una breve visita a una ciudad que me sorprendió gratamente, pues a pesar de la fama de los San Fermines, tiene muchas más cosas que ofrecer al visitante, como la tranquilidad que se respira en esta ciudad de aspecto clásico y corazón joven, en la que sin duda disfrutaremos del relax en plena ciudad.