Olite, a la sombra de su Palacio Real
Desde hace un tiempo, cada vez me gusta más visitar pequeños pueblos que grandes ciudades, y aunque Olite tenga el rango de ciudad, bien recuerda a un pueblo. En los pueblos se disfruta más de la visita y son mucho más diferentes entre ellos que las ciudades, que no dejan de ser clones unas de otras cambiando su casco histórico.
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Olite está unos 42km al sur de Pamplona, y con poco más de 3000 habitantes, fue uno de los pueblos que más me gustó de mi paso por Navarra. En este pueblo de color marrón, destaca el Palacio Real de Olite, construido en 1402 por el rey de Navarra Carlos III «El Noble», y tras muchos incidentes que casi llevan a su destrucción, fue remodelado de forma un tanto libre entre 1937 y 1967.
Ahora podemos disfrutar de un palacio de cuento, que recuerda a las leyendas de Camelot y el Rey Arturo, y aunque tiene cierto regusto a maqueta, eso no quita que disfrutemos de su jardín flotante, de sus salas interiores y de las vistas desde las diferentes torres.
Cuando visité el palacio estaban en pleno rodaje de un anuncio televisivo, por lo que entre la ambientación de la edad media en una parte del palacio y la cantidad de actores vestidos como los mosqueteros, parecía que se había abierto una puerta al pasado dentro de la fortaleza.
Una experiencia única, y que estaría muy bien que perdurara para que los visitantes pudieran ver la recreación de este tiempo pasado. Lo que si hacen en el castillo abierto a todo el mundo son festivales de música y actividades para los más pequeños. Con todo esto, es normal que este sea el monumento más visitado de Navarra, con sus 150.000 visitantes anuales.
Anexo al palacio encontramos la Iglesia de Santa María, también perfectamente conservada y que se puede visitar junto al castillo. Una iglesia cuyo interior me pareció como cualquier otra, y donde destaca el pórtico exterior con su pequeño patio plagado de columnas.
Tras tanto edificio histórico, dimos una vuelta por las estrechas callejuelas de Olite, cerradas al tráfico porque un coche no entra por ellas, y donde descubrimos el lado más auténtico del pueblo.
Casas de color terroso con poco más de dos pisos de altura forman esta pequeña ciudad, a la que muchas parejas acuden para celebrar su boda en el Palacio Real y disfrutar después del Parador o de hoteles con encanto como La Joyosa Guarda, nombre puesto en honor a una torre del Palacio Real en la que estaba encerrada una princesa Navarra, a la que llamaban coloquialmente como la Joyosa Guarda.
Olite es un bonito pueblo de postal, que no debemos dejar de visitar si estamos por la zona.
Vaya pueblo más bonito y auténtico. A mi también me gustan estos rincones pequeños y con encanto. Por cierto, vaya pedazo de cielo en la primera foto!!
Saludos
Le has cambiado el look al blog, ¿eh? Te ha quedado muy bien.
Tiene una pinta estupenda este pueblo y, como siempre, con esas pedazo fotos seguro que gana más… Me lo anoto, a ver si algún día tengo ocasión de visitarlo.
Un saludo ;)
El pueblo es más bonito en real que en fotos, así que hay que ir a visitarlo. Tuvimos mucha suerte con al atardecer :D.
Había que cambiar el aspecto que ya estaba cansado del otro jejej. Saludos