La Rioja y el vino, conociendo su cultura con los paisajes de otoño

Rojos, ocres, naranjas y amarillos invaden La Rioja en otoño. A modo de canto de cisne, los viñedos de los que pocas semanas antes se han recogido las preciadas uvas, cambian su monótono verde por una explosión de color digno del mejor pintor impresionista. Desde Haro hasta Alfaro, La Rioja es una delicia para los sentidos durante todo el año, siendo el otoño la época del espectacular colorido de las viñas. Bodegas y actividades hay para todos los gustos, así que sígueme en este recorrido de norte a sur por algunos de los mejores lugares que puedes visitar y disfrutar durante todo el año y que brillan con especial colorido en otoño, época de vendimia.

Empecemos por el principio, por Haro, primera localidad que nos encontramos al entrar a La Rioja por el norte, siguiendo la N-124, después N-232, auténticas arterias del vino y de sus paisajes. Creo que no hay ni un solo kilómetro de estas carreteras en el que no veamos algún viñedo, incluso cuando bordeamos la capital, Logroño.

Aquí nos encontramos con las Bodegas López de Heredia Viña Tondonia, las más antiguas de Haro y de las tres primeras de la región, cuya larga trayectoria no ha impedido que la tienda y sala de exposiciones cuenten con un diseño vanguardista a cargo de la arquitecta iraní Zaha Hadid, guardando en su interior el stand que usó el fundador de la bodega en la Exposición Universal de Bruselas del año 1910, todo un tesoro recuperado para la Historia.

La siguiente parada imprescindible es Briones, un hermoso pueblo cuyo conjunto histórico es Bien de Interés Cultural, y merece un largo paseo por sus callejuelas. Situado en lo alto de una colina, está completamente rodeada de bodegas y viñedos, que por supuesto podemos visitar. Para conocer todo sobre el mundo del vino, desde su elaboración hasta su profunda influencia en la cultura y en la vida cotidiana, nada mejor que visitar el Museo Vivanco de la Cultura del Vino, así como su bodega y viñedos.

6.000 piezas nos cuentan todo sobre el vino, en un modernísimo museo cargado de interactivos, pantallas y obras de arte relacionadas con el vino. Desde Picasso hasta láminas auténticas de películas de Disney, pasando por la que posiblemente es la mayor colección de sacacorchos del mundo, este museo es imprescindible para darse cuenta de la importancia del vino.

Aturdidos por tanta inmensidad, cambiemos totalmente de escala visitando una bodega pequeña, casi diminuta: la que podemos encontrar al norte de la población de San Vicente de la Sonsierra. No es otra que la Bodega del Monge-Garbati, que en sus 4,5 ha de terreno crean vinos de alta calidad, como es el Viña Ane. Bodega totalmente familiar, aquí conoceremos los secretos de la elaboración a pequeña escala, así como una sorprendente forma de beber el vino desde el porrón.

Volvemos de nuevo a la carretera hasta llegar a la localidad con el curioso nombre de Cenicero, ya que en un meandro del río Ebro entre esta y Fuenmayor, encontraremos la inmensa Finca Valpiedra, que con 85 ha es la Falcon Crest riojana, al haberse rodado aquí la serie española Gran Reserva. Es la única bodega riojana que pertenece a la asociación de Grandes Pagos de España, es decir, bodegas cuyos viñedos están en un terruño específico y que reflejan la personalidad inconfundible de su suelo, su subsuelo y su clima. Una bodega familiar donde todo es a lo grande: los viñedos, la bodega, y la belleza del paisaje.

Muy cerca, aunque ya cruzando a Euskadi en la conocida como Rioja alavesa, podemos visitar bodegas de diseño como Marqués de Riscal, en Elciego, o Bodegas Ysios, en Laguardia. Auténticas obras de arte que nuevamente conjugan la historia centenaria de este caldo con la modernidad de sus edificios.

Tras tanto ver bodegas y degustar buenos vinos, seguro que nos apetece sudar un poco la camiseta, y estando en La Rioja lo más apropiado es pisar la uva, al igual que se hacía antiguamente, antes de la invención de las prensas. En Badarán, alejándonos un poco de este eje que cruza La Rioja, encontraremos las Bodegas David Moreno, donde podemos ser viticultores por un día en otoño y hacer nosotros mismos una vendimia artesanal, desde la recolección de las uvas hasta el pisado con nuestros propios pies, obteniendo un mosto único y, lo mejor de todo, fruto de nuestro esfuerzo mediante una actividad que además de divertida, dicen que es anti estrés y beneficiosa para los pies.

Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, podemos acercarnos hasta la pequeña localidad de San Millán de la Cogolla, que aunque no tiene grandes bodegas, posee dos monasterios muy importantes, el de Yuso y Suso. Uno por ser el primer monasterio de España y origen de la lengua castellana, y otro por su importancia histórica. Este es el punto de partida de otro recorrido muy importante, el Camino de la Lengua Castellana, pero esa es otra historia que ya conté en su momento.

Volviendo a lo que nos interesa, al etílico brebaje que tan bien se les da en La Rioja, nuestra próxima parada es Logroño, capital de la tierra del vino. En plena ciudad no vamos a encontrar viñedos, pero sí muchos lugares relacionados con el vino, como por ejemplo Calado, una antigua bodega reformada con mucho cariño en la que jugar al Cavino, donde pondremos a prueba nuestros conocimientos sobre el vino apostando junto a nuestros amigos en un singular entretenimiento, o quizás relajarnos en alguno de los spas que ofrecen tratamientos de vinoterapia como Saline Spa.

Por la noche, es cita ineludible la calle Laurel, donde sus bares especialistas en tapas acompañados de buenos vinos locales pondrán la punta final a un excelente día. Es inútil preguntar por el mejor, pues todos tienen su especialidad, pero si vamos en otoño hay que aprovechar a probar las setas y por supuesto el bocadillo del Tío Agus.

Recorrida la parte norte de La Rioja, cambiamos totalmente de paisaje con el sur. Las suaves curvas del Ebro y las montañas de la sierra de Cantabria dan lugar a las amplias llanuras y suaves colinas de la Sierra de la Demanda, en un paisaje muy similar al de las cercanas Bardenas Reales. Ya lo conocemos casi todo sobre el vino, pero nos falta visitar una bodega totalmente ecológica, donde no se usa ninguna clase de pesticida ni producto para favorecer la producción de uva.

Este tipo de agricultura cada vez es más habitual, ya que además de los beneficios para el medio ambiente, supone una mejor calidad del producto y un sabor más auténtico, aunque ello implique un mayor trabajo en el viñedo. Esto lo saben muy bien en la Bodega Viñedos Ruiz Jiménez, que desde 1998 han apostado por la ecología, algo que se demuestra en sus excelentes vinos, a degustar tras un paseo por los viñedos donde las mariquitas y otros insectos se sienten como en casa.

Para terminar este intenso viaje por La Rioja y la cultura del vino siguiendo el estilo natural, dejemos parado el coche por unas horas y recorramos los campos y valles en calesa tirada por caballos, para terminar dándonos un festín de embutidos y productos de la tierra regados por auténtico vino de La Rioja, ya que el esfuerzo y la dedicación sólo tienen un objetivo: conseguir esa bebida que siempre nos acompaña en los mejores momentos de disfrute con los nuestros, y es que del buen vino y del buen vivir, en La Rioja saben mucho.