La Fidelísima Villa de Perpiñán
Perpiñán, o Perpignan en Francés, es una de esas pequeñas ciudades que a todos nos suena que está cerca de España porque durante el franquismo era donde iban los catalanes a ver películas prohibidas por el régimen, pero no tiene mucho más que nos haga acordarnos de ella, excepto a los fotógrafos que les sonará por el festival de fotoperiodismo Visa pour L´Image. Aprovechando dicho festival, me acerqué hasta aquí, y aunque el objetivo principal era disfrutar de las exposiciones, Perpignan me causó una impresión muy grata, siendo uno de esos lugares a los que siempre apetece volver.
Perpignan está a poco más de 30 kilómetros de la frontera de La Jonquera, y aunque es una distancia muy corta, el estilo francés está muy marcado en toda la villa, con sus casitas de grandes ventanales con contraventanas de madera, las coloridas calles, el gusto por los detalles, y la cuidada y cara gastronomía francesa.
Pasear por la zona vieja es disfrutar conociendo una pequeña ciudad o un gran pueblo, ya que cuenta con poco más de 100.000 habitantes. Al lado del río podemos comenzar este recorrido, con una rivera que parece sacada de cuento, con setos y flores que le dan un colorido especial. Aquí encontraremos El Castillet, la única construcción defensiva que se ve en la villa. Encontraremos pequeñas y grandes plazas abarrotadas de cafés y restaurantes, donde disfrutar del sol y de la tranquilidad de la vida en Perpignan.
Lo que más me gusta hacer en cualquier ciudad que no conozco es pasear sin rumbo, descubriendo rincones y sin saber muy bien lo que me voy a encontrar. Así, acabé llegando a sitios como el callejón de los restaurantes, una estrecha calle llena de restaurantes típicamente franceses, con acordeonista y todo, o a la calle gitana, donde el estilo francés cambia drásticamente para dar paso a un par de calles donde la mayoría es población gitana. Como era verano estaban fuera de casa tomando el fresco, y así fue como me hice amigos de ellos, y de parte les hice unas fotos. Muy majos ellos, como toda la gente que conocí por Perpignan, y es que además de chapurrear español o catalán muchos de ellos, a todos les encantaba encontrarse con extranjeros visitando su ciudad. Se nota que celebrar un festival internacional durante tantos años atrae a muchos visitantes, y es un buen motor para Perpignan.
En unas pocas horas podemos dar una vuelta por Perpignan que seguro que nos encantará, siendo un buen punto para parar en el camino. El ambiente es muy bueno, y es muy fácil aparcar cerca del centro. El único pero es que comer de restaurante es bastante caro, y es que ya se sabe que comer fuera de casa en Francia es caro, menos mal que el precio de los productos en los supermercados es similar a los de aquí, e incluso más barato en algunos productos.
Estando tan cerca, Perpignan es una buena introducción para ir conociendo Francia.
¿Que documentación se necesita para residir en Perpignan ?