Guía de Lisboa: la Baixa / Rossio, el centro neurálgico

Antigua entrada a Lisboa, la Plaça do Comercio o Terreiro do Paço recibía a los visitantes que llegaban a la ciudad en barco. Actualmente es un bonito balcón al Tajo, con sus escaleras que nos acercan al río y con su pequeña playa a un lado.

Alrededor de esta plaza, presidida por el Rey José I montado a caballo, se encuentran multitud de edificios administrativos, así como restaurantes modernos, la oficina de turismo y varios museos, como el Lisboa Story Centre, que ofrece un recorrido multimedia por la historia de la ciudad.

Este barrio es totalmente llano, y por tanto, a diferencia de la Alfama, muy agradecido para caminar, así que no nos supondrá ningún esfuerzo llegar hasta la cercana Plaça do Rossio, ya sea por la señorial Rua Augusta o cualquiera de las calles paralelas. Se nota que este barrio es relativamente moderno, pues el trazado es en cuadrícula. Imposible perderse en la Baixa.

Por el camino encontraremos multitud de tiendas y restaurantes orientados a la gran masa de turistas que visitan la ciudad, y puede que alguien se os acerque diciendo «María, María». Yo no sé qué cara me ven, pero siempre me dicen lo mismo. Si no vivo en Lisboa, ¡cómo voy a conocer a ninguna María!

Una vez en el Rossio, estaremos al lado de la ornamentada estación de tren, con línea directa para ir a Sintra, así como del Teatro Nacional Doña Maria II. A un lado del Rossio hay una pequeña plaza donde veremos a mucha gente haciendo cola frente a un pequeño bar.

Es A Ginjinha, uno de los lugares tradicionales donde probar esta bebida, parecida al pacharán. Podemos calentar el cuerpo con un chupito, aunque en la Alfama también hay muy buenas opciones para probar este licor.

En esa pequeña plaza, curiosamente, se reúnen muchos musulmanes negros, junto a la Igreja (Iglesia) de São Domingos, un lugar al que hay que entrar al menos 5 minutos, para ver los daños que produjo el terremoto y conocer la historia de la masacre de 1506, un sangriento suceso como todos los que tienen que ver con la religión.

A pocos pasos, podemos visitar la Casa do Alentejo que, con su patio árabe y regios salones junto a un bar con mucha solera, seguro que no nos defrauda. En mi caso, al menos, resultó uno de los lugares que más me gustaron de la Baixa, donde lo mejor es darse un rápido paseo por sus calles y visitar con calma el Terreiro do Paço, la Plaça Dom Pedro IV y la Plaça de Figueira, lugares ideales para sentarse a ver cómo discurre la vida en la animada Lisboa.