Gaudí, los dragones y la leyenda de Sant Jordi
Barcelona tiene más de 400 dragones. Que yo sepa, ninguno está vivo, pero a poco que abras los ojos, los irás encontrando en tu visita a la ciudad condal. Son tantos dragones que necesitaría varias vidas para visitarlos todos, por eso quiero centrarme en unos muy peculiares: los creados por Antoni Gaudí, el arquitecto modernista que es una de mis debilidades.
Antoni Gaudí fue uno de los arquitectos más revolucionarios de todos los tiempos pues, además de crear magníficas obras, expresaba con ellas sus pasiones. Devoto de la religión y de la tradición catalana, sentía especial predilección por la leyenda de Sant Jordi y el dragón.
Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo, en Montblanc, un pequeño pueblo cercano a Tarragona, vivía un dragón que tenía atemorizada a la población del reino con su mortífero aliento. Para calmar su sed de sangre, los habitantes decidieron darle de comer una persona al día, que se escogería por sorteo.
Tras pocos días realizando el macabro sorteo, le tocó el turno a la princesa. Cuando esta se dirigía al encuentro con el temido dragón, apareció un caballero de reluciente armadura sobre su blanco corcel. Era Sant Jordi, dispuesto a terminar con la vida del dragón y salvar a la princesa.
Con una mortífera estocada mató al dragón, liberando al pueblo de su verdugo. De la sangre brotó un rosal con unas flores rojas como nunca se habían visto, del que Sant Jordi cogió una flor para ofrecérsela a la princesa.
La leyenda ha seguido viva hasta nuestros días, y por eso, el 23 de abril, dia tanto de Sant Jordi como del libro (debido a que son las fechas oficiales, aunque no reales, de la muerte de Cervantes y Shakespeare), los hombres regalan una rosa a las mujeres, y estas un libro.
La historia del caballero Sant Jordi se puede escuchar en muchos otros países, pero en Cataluña tiene un significado especial por ser el patrón de la comunidad.
Debido a eso, Gaudí, ferviente seguidor de la tradición catalana, quiso rendirle su peculiar homenaje representando la leyenda de Sant Jordi en la fachada de la Casa Batlló, una de sus muchas obras arquitectónicas en barcelona.
A poco que nos fijemos en la colorida fachada del edificio, veremos que un dragón la corona (las cerámicas del techo son sus escamas). El cruel animal está travesado por una cruz de cuatro astas, la espada de Sant Jordi.
Justo en el piso inferior, se encuentra el balcón de la princesa, y por debajo varios balcones con forma de calavera que recuerdan a las víctimas del dragón.
Pero la historia no termina aquí. Si entras a la Casa Batlló (algo muy recomendable en una visita a Barcelona), verás que la escalera principal de acceso es igualita que una cola de dragón, o que el techo de la buhardilla recuerda a la caja torácica del dragón.
Todo esto, bañado por el suave mar mediterráneo, que da sentido al azulado interior del patio de luces.
Gaudí realizó la obra de la Casa Batlló a principios del siglo XX, pero no se limitó solo a este edificio para reflejar la historia de Sant Jordi y el dragón.
Al mismo tiempo que remodelaba este céntrico edificio, estaba construyendo otro a las afueras de Barcelona, la Casa Figueres o Torre Bellesguard, como se la conoce normalmente.
En Torre Bellesguard también encontramos un dragón de ojos saltones sobre el techo, y la característica cruz de cuatro palos que es señal inequívoca de Gaudí.
Aunque la obra no es tan colorida como en la casa Batlló, resulta curioso encontrar motivos similares en diferentes edificios del mismo arquitecto, mostrándonos como le importaba esta leyenda a Gaudí.
Por último, el otro dragón de Gaudí que encontraremos en Barcelona es el archiconocido lagarto que da la bienvenida al Park Güell. Realizado en trencadís, este animal con cara de bonachón apenas se asocia con la imagen del cruel dragón que tenía atemorizada a la población, así que será primo de aquel. No en vano, el dragón del Park Güell es uno de los símbolos de Barcelona.
De todos los dragones de Gaudí en Barcelona, ¿cuál es tu preferido?
Más información
- Casa Batlló
- Turismo de Barcelona
- Artículo patrocinado por Casa Batlló
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