El romántico castillo de Hluboká nad Vltavou
Al lado de la ciudad checa de České Budějovice, en el sur del país, encontramos un maravilloso castillo que recuerda a los de las películas, el Castillo de Hluboká nad Vltavou.
El castillo empezó a construirse en estilo gótico en la segunda mitad del siglo XIII, siendo el castillo real de Přemysl Otakar II, aunque fue reconstruido como un palacio renacentista a finales del siglo XVI por Lord de Hradec. En 1661 la familia Schwarzenbergs fue la nueva propietaria del castillo, hasta 1939, cuando tuvieron que escapar a américa por la amenaza Nazi. Durante los siglos que estuvo esta adinerada familia a cargo del castillo, hicieron una reconstrucción barroca en el siglo XVIII, y otra más intensa en los años 1840-1871, dándole el actual estilo romántico neogótico al palacio, inspirado en el británico castillo de Windsor.
Tras tantas reconstrucciones, del castillo original no quedará gran cosa, pero sin duda el resultado es magnifico. El inmenso castillo – palacio está muy cuidado en todos sus detalles y muy bien conservado, dando la impresión de que se terminó de construir ayer mismo.
Alrededor del palacio hay un gran jardín y bosque, que le dan un aspecto aún mejor al conjunto. Podemos visitar tanto el interior del castillo como el invernadero, aunque llegué tarde el día de mi visita y ya estaba cerrado. En invierno terminan muy pronto los horarios de visita, pero viendo las fotos del interior seguro que habría sido impresionante verlo por dentro.
Aprovechando la posición elevada del castillo, y que esta zona es bastante llana, podemos ver bastantes kilómetros a la redonda, y el lago Munický Rybník, donde antiguamente los inquilinos del palacio iban a descansar y disfrutar de este bonito entorno. El pequeño pueblo donde esta el castillo, Hluboká nad Vltavou, son apenas un par de calles, aunque muy bien cuidadas y que seguramente vivan del turismo que genera el castillo, posiblemente uno de los más bonitos del país checo.
No es comparable en tamaño al castillo de Praga y en monumentalidad al castillo de Český Krumlov, pero su forma más compacta y su resplandeciente color blanco le dan un estilo inconfundible. Si además tienes la suerte de verlo con un día despejado y al atardecer, el espectáculo es merecedor de los kilómetros que hay que recorrer para verlo.
Llegué hasta este castillo de casualidad, ya que vi en el pequeño mapa turístico que había un castillo blanco en el camino de vuelta a Praga desde Český Krumlov. Sin duda parar fue una buena decisión, ya que este castillo es uno de los más bonitos del país checo.
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