Delta del Ebro, el parque natural en contra de la especulación urbanística
El viento y la amenaza de mal tiempo no iban a impedir que descubriera el Delta del Ebro, un lugar que nunca antes había visitado y al que le tenía muchas ganas tanto por su peculiar paisaje como por la diversidad de pájaros y de vegetación que podemos encontrar. Lo que no me esperaba es que la historia del Delta estuviera tan ligada a la especulación inmobiliaria ni que las nuevas formas de turismo que están promoviendo en este gran espacio natural sean tan originales y divertidas.
El peculiar delta, con forma de flecha, es testigo de los últimos kilómetros del curso del río Ebro antes de terminar en el Mediterráneo. El Ebro es el río más caudaloso de la Península Ibérica, lo que unido a su lento avance en la desembocadura, favorece que se depositen los sedimentos, formando poco a poco y tras muchos siglos este suave paisaje de marismas rematado por una infinita playa de fina arena proveniente de los Pirineos y de la cordillera Cantábrica. El suave clima levantino y la abundancia de alimento hacen del delta un lugar ideal para que las aves migratorias hagan un alto en el camino, favoreciendo la gran biodiversidad del paraje (unas 360 especies de aves de las 600 registradas en Europa se pueden ver aquí).
Tradicionalmente, la escasa población que vivía en el delta se dedicaba a economías de subsistencia como la caza o el cultivo de arroz, pues éste requiere mucha agua y aquí hay todo un río para regar los campos. A mediados de los años 50, y en medio de una crisis nacional para generar comida, el Instituto Nacional de Colonización (una institución que durante la dictadura española incentivaba el sector agrario) creó la localidad de Poble Nou para atraer a más familias al delta con la promesa de trabajo y de un buen lugar para vivir. Así, el Delta del Ebro se transformó en una gran zona de cultivos de arroz que recordaba más al sudeste asiático que a una provincia catalana.
Los locos años 60 llamaban a la puerta, y en medio de aquel boom de la construcción urbanística, las infinitas playas del delta no iban a quedar indemnes, edificándose un par de urbanizaciones a pie de playa. Menos mal que la lejanía del delta a las grandes ciudades, los pocos servicios disponibles y la cantidad de insectos provenientes de las marismas espantaban al turismo, evitando así otro desaguisado como el de la Manga.
Pero las comunicaciones mejoraron, y en los 80 el Delta del Ebro ya no estaba tan lejos, además de que al aprender más sobre el peculiar ecosistema del delta descubrieron que uno de los peces autóctonos de estas marismas se come a los mosquitos, algo que también hacen las aves que viven y pasan por aquí, siendo más que meras dianas con alas al servicio de los cazadores. Era inevitable que a principios de los 80 se prepararan nuevos planes para crear más urbanizaciones y hoteles a pie de playa en un terreno que todavía se podía considerar virgen.
Ese fue el momento en que los vecinos del delta, en contra de la opinión de los expertos constructores que les prometían cómodos trabajos en hoteles y mucho dinero por sus inútiles tierras que estaban inundadas gran parte del año, se unieron para evitar que especularan a su costa y les desposeyeran de su bien más preciado: el delta. La fórmula más sencilla que encontraron para evitar las expropiaciones y la especulación inmobiliaria fue la de solicitar que declararan Parque Natural el Delta del Ebro, algo que se hizo realidad en 1983 en parte de las marismas. De esta forma podían seguir usando las tierras para sus actividades agrarias, pero sólo se podría construir dentro de los núcleos urbanos, y como es lógico no había ninguno a pie de playa, sino cerca de los cultivos y canales que recorren el delta. Además, tuvieron que desmantelar o soterrar parte del tendido eléctrico para evitar accidentes de las aves, y no se permitió el uso de barcas con motor en todo el Parque Natural, teniendo que volver a la tradicional barca empujada por la vara, la barca de perchar.
Tres años más tarde se amplió el Parque Natural al resto del delta, ya que algunos municipios no veían clara esa ansia por ser Parque Natural, pero al constatar los beneficios que reportaba en forma de turismo sostenible y mejor conservación de su tierra, dieron el paso.
Hoy en día, el Delta del Ebro es un lugar único del que puedes disfrutar de muchas maneras. La más evidente es la variedad de paisajes, pues hay tanto zona de marismas como arrozales, salinas, dunas y largas playas en las que gozar del auténtico Mediterráneo, algo que sabe de buena tinta U2, pues estuvieron en el delta grabando un videoclip de su disco «How to dismantle an atomic bomb» (1, 2, 3, 14!). Si te gusta ver animales, aquí hay aves para aburrir, con el flamenco como especie más significativa de las más de 300 que se pueden observar según la época del año. Si quieres relajarte en un entorno tranquilo, ideal para el turismo en familia, puedes alojarte en una típica barraca y hacer excursiones tanto en bici como caminando sin cansarte mucho, que aquí todo es llano. Y estando en la tierra del arroz, nada mejor que tener una sesión intensiva de reflexoterapia y barroterapia conociendo cómo es su cultivo de la mano de un auténtico enamorado del Delta, Josep Polet.
Gracias a Polet, un “ex futbolista profesional y payés frustrado”, como él mismo se define, pude conocer esta tierra como se merece, ya que una cosa es ver un lugar y otra entender cómo funciona. Por eso es muy recomendable visitar MonNatura, el museo sobre la evolución del Delta del Ebro, y hacer una excursión con el propio Polet, para así probar eso de la barroterapia, que ya ha cambiado la vida a más de uno.
Pero no todo es tan idílico como parece. Ahora la mayor amenaza del delta es el escaso caudal del río que lo ha formado, el Ebro, y la disminución de los sedimentos como consecuencia de las presas que salpican el recorrido del río, que han hecho que en los últimos 30 años el retroceso de la línea costera del Delta del Ebro sea más que evidente. Tan solo hay que mirar un par de fotos para darse cuenta de ello.
Nuevos problemas a los que tendrán que encontrar nuevas soluciones los habitantes del delta, siempre olvidados por su situación «fronteriza», pero que sin duda saldrán adelante cuidando su forma de vida, su legado y su querido delta. Igual el Delta del Ebro tiene forma de flecha para indicarnos que tenemos que fijarnos un poco más en ellos, y así aprender más de cómo vivir en armonía con nuestro entorno y con el barro, que para algo es fuente de vida.
Información útil para visitar el Delta del Ebro:
- El paisaje del Delta del Ebro varía mucho de colorido según la época del año, ya que un 75% del terreno son cultivos. Así, en mayo el paisaje es sobre todo azul por las marismas inundadas, entre junio y julio se vuelve verde por el crecimiento del arroz, y entre agosto y septiembre es amarillento. La mejor época en cuanto a paisaje para visitar el delta es entre mayo y junio. Del 8 de diciembre al 15 de febrero muchos lugares permanecen cerrados debido a la poca afluencia de visitantes. Para fotógrafos interesados en aves es posible alquiler hides.
- MonNatura Delta de L´Ebre. Antiguas salinas recuperadas en las que conocer todas las tradiciones del delta probándolas por nosotros mismos. Hay observatorio para aves y diferentes talleres. Visita libre adultos 8€, niños 4€. Visita guiada adultos 10€, niños 5€.
- Delta Polet. Descubre el delta con uno de los mejores guías que he tenido la suerte de conocer. Diferentes recorridos guiados, cultivo de arroz, tradiciones, visita al observatorio de la Seo Bird Life, y todo ello acompañado de un auténtico enamorado del delta.
- Cruceros en el Delta del Ebro. Paseo en barco hasta la desembocadura del Ebro, 45 min y 8,75€ por persona. Debido al ruido del barco no se ve mucha fauna, pudiendo gozar de un paisaje similar dando un paseo a orillas del río.
- Dónde comer. Restaurante Lo Más de Nuri. Excelente cocina con productos locales, con buenísimas paellas, sobre todo la de pato. Menú desde 25€.
- Web Terres del Ebre
El delta sin duda es un sitio para visitar, y mas si eres un amante de la naturaleza.