Ante la tormenta, mejor ir a otro lugar

La noche fue movida. Entre las rachas de aire y la intensa lluvia, la campervan parecía que en cualquier momento volcaría, pero aguantó sin ningún problema. Lo malo de la tormenta es que el «ferry» (así llaman a la zodiac que te lleva a la isla de Handa) no funcionaba ese día, así que lo mejor que podíamos hacer era seguir el viaje, y el destino era Durness. Durante el camino no se veía nada por la niebla, e incluso al llegar al pequeño pueblo dimos una pequeña vuelta y dormimos la siesta ante la imposibilidad de visitar nada por el mal tiempo.

Playa de Durness
Playa de Durness

Hasta que el sol me calentó la cara. ¡Mira, un arcoíris! De un salto salí de la furgoneta y me dispuse a fotografiar la bonita playa de Durness bajo el arcoíris. Como el día había cambiado radicalmente, y ahora lucía un sol fantástico, miramos a donde podíamos ir. Una interminable playa de arena blanca cercana era la escogida, pues cerca había una colonia de frailecillos (puffins en inglés, nombre que les pega más), unos pájaros de lo más simpático que tenía ganas de fotografiar. Pudimos verlos bastante a lo lejos, pero ahí estaban, haciendo su vida lejos de los problemas de los humanos. Un espectáculo digno de verse.

Lástima que sea cierto el dicho escocés de «si no te gusta el tiempo que hace ahora, espera 10 minutos», porque al rato empezó a granizar como si no hubiera mañana. El tiempo en la zona estaba de lo más loco, y volvió el sol junto a otros arcoíris, lo que me permitió obtener unas bellas fotos de la zona. Eso sí, las nubes de las 21:00 acudieron puntuales a su cita, y cubrieron lo que parecía iba a ser un atardecer antológico. Algo que ocurriría mucho en los siguientes días.

Llegó la noche, y al día siguiente llamanos al «ferry» de la isla de Handa (Patricia de madaboutravel.com y otro amigo me recomendaron visitarla, así que no podía perdérmela), y nos confirmaron que estaba abierto. Así que vuelta al pueblo de Talbert, y tras una interesante charla con Cristina, la voluntaria de la taquilla, por fin desembarcamos en la isla de Handa, famosa no sólo por sus abruptos acantilados, ni no por todas las aves que en ella habitan, entre ellos frailecillos, escúas o salteadores, alcas, y muchas otras, si no porque el centro de visitantes no tiene techo.

Alca en Handa
Alca en Handa

En las 4 horas de la visita pudimos ver todos estas aves desde muy cerca. Alucinante el vuelo en paralelo de las escúas árticas, y muy graciosos los frailecillos de cerca. Eso sí, el tiempo continuaba loco y empezó a diluviar antes de lo esperado, lo que hizo que tuviéramos que salir corriendo para coger la zodiac, aunque esta tardó en llegar 45 minutos. Menuda pingadura pillamos.

Como al día siguiente devolvíamos la campervan de Out There Campervans, decidimos que lo mejor era ir en dirección a Inverness. Por la larga carretera de un sólo carril había ciervos, lochs con isla, pero nada de gente, hasta que llegamos a la costa oeste. En Tain, un pintoresco pueblo de la zona, ocurrió algo de lo más subrealista. Al ser sábado, estaba todo el mundo de fiesta por la calle (eran ya las 8 de la tarde!), con sus kilts, chaquetas y corbatas. Los vimos a lo lejos, y al acercarnos un chico se nos abalanzó encima y tras un largo rato intentando entender que nos decía (las cervezas te hacen creer que hablas mejor pero eso no significa que los demás te entiendan), nos pidió que llevásemos a su amiga a casa. Como estaba muy cerca aceptamos que subiera, cerveza en mano, y allá que fuimos, mientras charlábamos un poco. Nos invitó a unirnos a su fiesta, pero estábamos muy cansados, aunque tenía buena pinta.

Frailecillo volador
Frailecillo volador

El despertar del domingo llegó antes de lo deseado, y rápidamente nos dirigimos a repostar gasolina, pues estábamos secos. Cuál fue nuestra sorpresa cuando vimos que la gasolinera habría a las 10 de la mañana. ¡Aquí no pueden quejarse de horario! Tan sólo algunos supermercados abren diariamente de 9 a 22, lo normal es que todo cierre a las 17:30, e incluso las gasolineras se toman la noche libre. Menos mal que esto es un país avanzado, donde no hay estaciones de servicio 24h.

Con el asombro a cuestas, devolvimos la gran campervan, con mucha pena, a Michael, y recogimos nuestra nueva montura, un Kia Río, que nos llevaría por islas, mares y ríos, pero eso os lo contaré otro día. Por ahora, quedaos con los puffins, que son de lo más majetes.

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  1. Me en-can-ta! La fotaza del puffin en pleno vuelo me tiene enamorada… Por lo que leo, tuvisteis un día típico escocés (4 estaciones en menos de 24 horas + fiesta loca)… Cada texto tuyo me lleva de vuelta al país que considero mi segunda casa. Gracias!

    • Un tiempo de lo más raro, verás los siguientes días que ahí si fue típico escocés. Un placer mostrarte el viaje por Escocia :D