Los cayos de Florida, islas sin fin
Toda la costa sur de Florida está protegida por un gran archipiélago de unas 1700 islas, que forman los llamados cayos de la Florida, y separan el océano Atlántico del golfo de México.
Estas islas, cayos o keys en inglés, levantan unos pocos metros del nivel de mar, y las hay tan pequeñas que apenas tienen espacio para un par de palmeras, y tan grandes que tienen sitio para una pequeña ciudad, como Key West. Lo que si tienen todas en común es el cálido y cristalino mar, lleno de vida.
Los cayos principales podemos recorrerlos en coche, siguiendo los 200 kilómetros de la Overseas Highway o Ruta 1, la carretera que empieza en Key West y recorre toda la costa este de Estados Unidos hasta Canadá. Esta autopista, plagada de puentes entre los cayos, y con bastantes zonas de un carril, es toda una delicia. En todo momento el paisaje es espectacular, ya sea por ver el fondo del mar o las playas tropicales a pocos metros de la carretera.
Con el calor que hace en Agosto, no me podía resistir a parar cada pocos kilómetros para darme un chapuzón en alguna playa paradisíaca, como Sombrero Beach en Marathon, o Bahía Honda, en Bahía Honda Key.
Todas las playas de la zona son muy parecidas entre sí, con las palmeras inclinándose sobre el mar, el agua lisa como un plato, y una arena que parece gravilla de obra. En las fotos se ve muy bonita, por su color blanco, pero pisarla llega a ser un suplicio, y unas chanclas no vienen nada mal, incluso para meterse en el mar.
Así llegué a romper un par de chanclas. Hay algunos cayos con la arena más fina, que suelen ser los más cercanos a las ciudades, como ocurre en Key West o en Biscayne Key, a pocos kilómetros de Miami.
Una cosa que me llamó mucho la atención fueron los pequeños parques naturales que hay, como el de Bahía Honda o Biscayne Key, a los que hay que pagar por entrar (8$ para vehículos con 2-8 personas, 4$ vehículos con una persona, 2$ sin vehículo), y así nos encontramos con un entorno totalmente impoluto y sin ninguna transformación humana, tan solo la pista de tierra por la que recorrer algunas zonas del parque.
Toda una experiencia por un coste bastante ajustado, con el que ayudamos a que sigan conservando el entorno tan bien como hasta ahora.
A parte de playas, mar y arrecifes de coral, también hay ciervos. Sí sí, bambis de los cayos, o Deer Key como los llaman por allí. En el cayo de Big Pine Key, además de grandes pinos, hay un montón de estos amigables animalitos, que a la mínima oportunidad se acercan a curiosear. Alejándonos un poco de la carretera principal, por la que hay que circular muy despacio para no atropellarlos, empezaremos a encontrar individuos y manadas por todos lados.
Como no tienen ningún depredador, a parte de los coches, son muy confiados. Tanto, que uno llegó a tocar el objetivo de mi cámara con el hocico. Una experiencia muy bonita, y más con lo asustadizos que son los animales en territorio español.
Los 200 kilómetros de la Overseas Highway nos acercan a un mundo tropical en el que lo importante es disfrutar del mar y de la naturaleza. En los tres días que estuve por la zona conocí una pequeñísima parte, pero guardo algunas experiencias imborrables, como la de estar bañándome en el mar viendo caer rayos mar adentro.
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