15 castillos de Escocia para sentirse un auténtico Highlander y uno para salir corriendo

Escocia es sinónimo de castillos, y también de whisky, pero en este caso voy a centrarme en las fortalezas que salpican la geografía del norte de Gran Bretaña. Hay registros históricos de la existencia de más de 2.000 castillos en Escocia, así que con tantos por visitar, intentaré aportar mi granito de arena para contestar a preguntas como ¿cuáles son los más bonitos? ¿en cuáles hay más fantasmas? o ¿cuál escogería el Dr. Maligno como guarida para dominar el mundo?. Allá vamos, deseadme suerte! glups.

15 – Blackness Castle

Empecemos cerca de Edimburgo, en la población de Blackness, donde encontraremos esta alcazaba el siglo XV totalmente reconstruida tras la 2ª Guerra Mundial, y que defendía el puerto principal de la época, donde vivía el monarca. Situada justo al lado del mar, su silueta recuerda a un barco, de ahí el sobrenombre de «el barco que nunca zarpó». Las torres norte y sur son llamadas habitualmente proa y popa, y a la torre central gran mástil. Cosas del humor escocés. Se puede visitar totalmente por dentro, aunque las estancias están vacías, y las vistas a la bahía son muy buenas, pudiéndose ver Edimburgo a lo lejos. Ideal para una escapada cerca de la capital.

14 – Kildrummy Castle

Este es un buen ejemplo de lo que más vamos a encontrarnos en Escocia: ruinas de castillos donde se salvan algunas murallas y la chimenea, aunque eso sí, excelentemente cuidadas. Situado en la región de Aberdeenshire, al este, el castillo de Kildrummy fue construido en el siglo XIII. En poco más de media hora, siendo generosos, habremos visto las ruinas, pero el bonito entorno y el cuidado con el que se conservan estas piedras hace que merezca la pena la visita. Y que en la recepción nos encontraremos con la doble de James May.

13 – Edinburgh Castle (Castillo de Edimburgo)

El castillo más grande del país, el monumento más visitado de Escocia, la caja acorazada de las joyas de la corona y obtiene un mísero puesto 13 en una lista de 15. ¿Tan malo es? Realmente no, si te gusta mucho hacer horas de cola y los museos militares de señores con faldas de cuadros. Su imponente perfil y geniales vistas a la ciudad de Edimburgo desde las murallas, para mí, no compensan el tiempo ni el precio que tiene. Hay muy pocas salas realmente originarias del castillo, sus fantasmas dicen que hasta se ven en las fotografías (qué descarados!), y siempre hay mucha gente. Para visitar si no tienes nada mejor que hacer o si vas con la Explorer pass.

12 – Duart Castle (Isle of Mull)

En lo alto del acantilado, vigilando el mar, esta fortaleza nos dará la bienvenida al arribar a la isla de Mull, una de esas joyas desconocidas de Escocia. Sus orígenes se remontan al siglo XIII, cuando lo construyó el clan MacLean, pero tras múltiples batallas el clan Campbell se apoderó de él y lo demolió, no siendo hasta 1912 que los MacLean recuperaron nuevamente la posesión de las tierras, y reconstruyeron el castillo Duart como mejor pudieron. Lo pudimos ver en la película La Trampa, donde era el hogar de Sir Sean Connery (descendiente de los MacLean por parte de madre), y aunque su interior no tiene nada de especial, su situación y lo bonito que es por fuera hace que visitarlo sea un placer.

11 – Edzell Castle

¡Aquí viven pavos reales! Podría contar que es del siglo XVI, que es de un color rosáceo, que su jardín amurallado es una fiel reconstrucción del que había en 1610 y tiene varios símbolos esotéricos, que en rara ocasión sus murallas vieron alguna batalla, y que más que un castillo era una casa de campo en medio de la campiña escocesa, pero lo más importante es que ¡aquí viven pavos reales! Podemos verlos volando de muralla en muralla, como si esta fuera su casa, y es que realmente son los únicos inquilinos de este castillo que es mejor visitar «tras la hora oficial de cierre», por lo menos si queremos ver como el atardecer de verano resalta los colores de las murallas.

10 – Ardvreck Castle (gratis!)

Entramos en el top 10 con el castillo más al norte de esta lista y el más pequeño, aunque no por ello carente de belleza. Su peculiar situación, sobre una pequeña península en Loch Assynt, en la región de Sutherland, al norte de las Highlands (ya sabes, el humor escocés), bien merece una visita, a parte de por la fortaleza en sí, por el paisaje del lugar. En lo poco que se conserva en pie del torreón y parte de la muralla apenas caben un puñado de personas, pero cuenta la leyenda que aquí viven dos fantasmas, que hicieron malos tratos con el diablo. Justo al lado del Ardvreck Castle está la Calda House, el verdadero hogar de los MacKenzie desde que capturaron el castillo en 1672. En 1737 un incendio acabó con ambas construcciones, y así hasta nuestros días.

9 – Strome Castle (gratis!)

Castillo, lo que se dice castillo, no es que quede mucho en pie, pero tan sólo por el buen mirador que es al Loch Carron merece la visita si estamos cerca. Levantado por los MacDonald en el siglo XV, los violentos MacKenzie lo conquistaron y derribaron en relativamente poco tiempo, en el 1602, dejando muy poco como testimonio. Strome Castle es un buen ejemplo de qué pasa al viajar por Escocia. Acabas en un pueblo perdido en el mapa como Stromemore, y sin esperarlo te encuentras con un excelente mirador.

8 – Urquhart Castle

En medio del célebre lago Ness (Loch Ness) nos encontramos con uno de los castillos más emblemáticos, más grandes y más visitados de Escocia, el castillo de Urquhart. Fundado en el siglo XIII, jugó un importante papel en la guerra de independencia escocesa (la de William Wallace), y aunque actualmente se encuentra en ruinas, se puede visitar muy cómodamente, además de contar con gran cantidad de información para el visitante. Lo bueno es que se puede llegar tanto en coche como en barco a este castillo, debido a su cercanía a la ciudad de Inverness.

7 – Stirling Castle

Stirling es una pequeña villa de gran importancia histórica por las batallas aquí libradas y por todo lo ocurrido entre las murallas de su espectacular castillo. Encaramado en lo alto de un cono volcánico, igual que el castillo de Edimburgo, en su interior nos encontraremos con varios salones totalmente reconstruidos siguiendo las técnicas originales, y que deslumbran por su colorido, algo que choca con la idea que tenemos de que los castillos eran oscuros y lúgubres, sobre todo en un país donde poco brilla el sol. A parte de los salones reconstruidos, en los que hay actores para darle más vidilla a la visita, también hay un museo militar (cómo no!), y una zona de juegos ideal para conocer las costumbres e historia de la edad media. Una visita muy instructiva, aunque haya que lidiar con muchos visitantes.

6 – Drum Castle

A tan sólo 10 millas de Aberdeen encontramos una de las casas torre más antiguas y menos alteradas de Escocia, algo que se percibe nada más cruzar la puerta principal. Visitar su interior es un auténtico viaje al pasado, con paredes plagadas de cuadros, una inmensa biblioteca y mucha historia entre sus muros. Como fortaleza ante guerras quizás no fuera muy útil, pero como casa para vivir no debía de estar mal, sobre todo con sus grandes jardines.

5 – Craigievar Castle

Su color rosáceo y esbelta figura le da un aspecto de cuento de hadas a esta casa fortaleza, la mejor conservada y la más querida en Escocia. Desde 1626 se mantiene sin cambios en su estructura, con detalles tan curiosos como la figura gaitera y la gárgola cansada de oírla, y su interior es un verdadero salto al pasado, con los muebles, cuadros y elementos cotidianos de hace siglos. La visita guiada nos va contando porque esas sillas son tan altas y estrechas, porque hay dos escaleras interiores, o qué tenía de peculiar la llamada Craigievar Table, la mesa que usaban los lores para jugar a las cartas. A parte de la interesante visita al interior, el jardín y su camino rodeado por árboles entre el aparcamiento y la torre son dignos de visita. Muy recomendable.

4 – Eilean Donnan Castle

El castillo más famoso de Escocia y el líder indiscutible en cualquier top, pero no en éste. ¿Porqué? Pues simplemente porque es una burda reconstrucción de principios del siglo XX. Desde fuera es muy bonito, su emplazamiento en su propia isla es de película (unas cuantas fueron rodadas aquí, como Los Inmortales), pero al visitarlo por dentro parece que estamos en la casa de la abuelita, más que en un ancestral castillo escocés en el que se han librado cientos de batallas. Es muy fotogénico, su silueta sobre el loch Duich es impresionante, y con verlo por fuera seguro que estamos más que contentos de habernos acercado hasta aquí.

3 – Dunnotar Castle

La fortaleza inexpugnable sobre el mar, Dunnotar es lo que se podría considerar el castillo perfecto en cuanto a temas defensivos: situado en una isla con barrancos de 50 metros, tan sólo un camino para llegar a su interior, altos muros, y muchos escoceses para defenderlo. O eso pensaban cuando escondieron en Dunnotar las joyas de la corona ante los invasores del siglo XVII, que tuvieron que sacar rápidamente cuando sitiaron el castillo.
Su emplazamiento, a pocos kilómetros de Stonehaven, en la costa este de Escocia, hizo que el castillo de Dunnotar fuera clave para el control del comercio. Actualmente en ruinas, como casi todo en Escocia, se puede visitar su interior, pero tan sólo verlo por fuera merece el acercarse hasta aquí. Eso sí, no intentes colarte dentro. Es imposible. Comprobado.

2 – Kilchurn Castle (gratis!)

El nombre seguramente no te sonará de nada, e históricamente no es que fuera muy relevante, pero su localización, en un pequeño recodo de Loch Awe rodeado por las suaves colinas características de las Highlands, hace que el castillo de Kilchurn sea uno de los más bonitos de ver en Escocia. Construido en el siglo XV, desde la tormenta que en 1760 daño su torre principal, cuando ya estaba abandonado, no ha vuelto a ser utilizado. Podemos visitar lo que queda del interior y subir a parte de la torre, desde la que por supuesto hay unas geniales vistas a todo el lago. Sólo abre en verano, y la entrada es gratuita.

1 – Stalker Castle

Y aquí tenemos a mi castillo preferido de Escocia, ¡el castillo de Stalker! ¿Qué? ¿sólo esa torre? Pues sí, esa pequeña torre casi inaccesible en medio del Loch Laich fue el castillo que más me gustó de todos cuantos ví en Escocia, y eso que ni siquiera me acerqué a sus murallas, aunque se pueda llegar en marea baja. Me gustó sobre todo porque realmente representa lo que son los castillos en Escocia. Pequeñas fortalezas que cambiaron de manos a base de casamientos, guerras y sobre todo, apuestas de borrachera, que sirvieron más como hogar para hijos ilegítimos o refugio de caza que como defensa ante ataques, y que están en su propia isla, en medio de un paisaje de ensueño, sobre las azules aguas de un loch y rodeado por las suaves colinas de las Highlands. Si fueras el Dr. Maligno, ¿no te esconderías donde ni los Monthy Python pudieran encontrarte?

Como apunte final, me gustaría reseñar el único castillo que me decepcionó enormemente, ya que de castillo tiene muy poco y a parte de unos descuidados jardines, poco más se puede visitar en su enorme extensión. Se trata del castillo de Balmoral, residencia oficial de la Reina de Inglaterra en Escocia, y por ello sólo hay acceso dentro del edificio a una especie de museo a la casa real. Un desperdicio de tiempo y dinero, salvo que sepamos de ante mano que vamos a ver más bien poco.