RRS Discovery, el barco que llevó al Reino Unido a la Antártida
Hubo un tiempo, no hace mucho, en el que lugares tan emblemáticos como el Polo Sur o la cima del Everest no habían sido visitados por ningún ser humano. Era finales del siglo XIX, la época dorada de las grandes expediciones que buscaban llegar a los lugares más recónditos del planeta. El imperio Británico, la superpotencia de aquella época, exploraba el mundo con su legendaria marina, creando para la primera incursión del siglo XX a la Antártida el navío RRS Discovery, el último barco de madera de tres mástiles construido en Reino Unido y usado en una de las carreras más arriesgadas: llegar al Polo Sur.
Este barco, construido específicamente para funcionar en la Antártida en tan sólo 5 días en la ciudad escocesa de Dundee (del 16 al 21 de marzo de 1901), llevó al capitán Robert Falcon Scott y al explorador Ernest Shackleton, junto a otros 47 tripulantes, entre marineros y científicos, hasta la Antártida, en la llamada Expedición Discovery, entre 1901 y 1904. En ella se realizaron importantes descubrimientos científicos en la biología, la meteorología y el magnetismo, se estableció que el continente helado era realmente un continente, y supuso un gran éxito para la exploración británica por toda la información que se obtuvo del continente. Además, aunque no hubo ningún intento serio de llegar al Polo Sur, alcanzaron el punto más al sur conocido, o Farthest South, en la latitud 82° 17′ S.
Esta pequeña expedición fue cosa del capitán Scott, quien decidió que lo acompañasen Edward Wilson y Shackleton. Aunque casi acaba en tragedia por el escorbuto y tensó los ánimos entre el capitán y el explorador, a ambos les debió de entrar el gusanillo por la exploración antártica, pues a los pocos años regresaron en diferentes expediciones.
Scott organizó la expedición Terra Nova en 1910 con la intención de ser el primero en alcanzar el Polo Sur, coincidiendo con el noruego Roald Amundsen, que estaba realizando la misma gesta. La «carrera» en tierras heladas se saldó con un trágico final para el inglés, ya que Amundsen llegó 33 días antes y los cinco integrantes de la expedición inglesa perecieron en el camino de vuelta, tras haber alcanzado el Polo Sur. Deficiencias en la organización y un menor conocimiento de un entorno tan hostil fueron algunas de las causas de la tragedia.
En cuanto a Shackleton, la del RRS Discovery fue la primera de sus 4 incursiones al continente, convirtiéndose en uno de los más grandes exploradores de esta tierra helada. Tristemente también falleció en la que iba a ser su última expedición, la Shackleton-Rowett, debido a un infarto cuando estaban cerca de la Antártida, en las islas de Georgia del Sur.
Tras el momento historietas del abuelo, volvamos al RRS Discovery. Lo que en principio iba a ser un viaje de un año terminó siendo de dos, ya que en el primero el barco quedó atrapado en el hielo y no lo pudieron sacar hasta la llegada de los dos barcos de socorro un año después. Traían consigo explosivos, que fueron decisivos para sacar al navío de su cárcel helada. Con este incidente terminaba la larga expedición, que supuso un importante acicate para la exploración británica del continente, en la llamada «edad heroica de la exploración de la Antártida«.
Al volver a puerto, se repartieron medallas entre toda la tripulación por todos los logros conseguidos, y el robusto barco fue vendido para ser usado como carguero entre Londres y Canadá hasta la Primera Guerra Mundial, cuando se empleó para transportar municiones. Finalizada la Gran Guerra, volvió a ser usado como barco de carga, pero ya había sido superado por embarcaciones más modernas, por lo que volvió a su cometido original, el de barco de exploración.
Entre 1923 y 1931 el RRS Discovery volvió de nuevo a los mares del sur, primero para realizar un estudio oceanográfico de las ballenas, precursor de los actuales trabajos de conservación, y después para la expedición B.A.N.Z.A.R., en la que se exploraba el mar en busca de cualquier nuevo territorio con el objetivo de «plantar la bandera Británica en cualquier sitio posible«. Eran otros tiempos.
Terminadas las exploraciones, el barco estaba gravemente dañado y anticuado, por lo que quedó anclado en Londres y se usó como barco de entrenamiento para los Scouts del mar, hasta que en 1979 fue adquirido por Patrimonio Marítimo para su restauración y apertura al público. No fue hasta 1986 que volvió a su tierra natal, Dundee, donde ahora podemos visitarlo completamente restaurado y ambientado como en su primera gran expedición a la Antártida.
Para visitar el RRS Discovery tenemos que ir hasta el Discovery Point Visitor Centre, situado en la margen sur del Tay Road Bridge. Antes de subir al barco tenemos que atravesar el interesantísimo museo, donde a través de gran cantidad de vídeos cortos y de recreaciones de la época nos cuentan cómo fueron los preparativos del viaje: los suministros, la equipación, la burocracia, el equipo científico, el itinerario a seguir, etc.; así como los detalles de la expedición y los descubrimientos realizados. Para que los más pequeños no se aburran (o igual no tan pequeños, porque yo no me pude resistir a probarlos todos), hay varios juegos donde veremos el funcionamiento del timón, descubriremos cuánto carbón consumía el barco o conoceremos cómo se orientaban, por poner sólo unos ejemplos.
Terminada la visita al museo, por fin podemos subirnos al barco para recorrerlo completamente a nuestro ritmo. Lo primero que nos sorprenderá es lo resplandeciente que está, ya que ha sido restaurado a conciencia en 2011. Hicieron un gran trabajo, pues recuperaron todos los objetos posibles de la exploración de 1901, y recrearon la vida cotidiana en el barco con un recurso que les gusta mucho a los museos escoceses: los monigotes. Así, bajo cubierta nos podemos encontrar al cocinero preparando un guiso, a un hombre cortando madera, a un oficial en su camarote, e incluso al mismísimo a algo lejanamente parecido a Shackleton guardando reposo (desde la visita al castillo de Eilean Donan le cogí manía a estos muñecos, aunque aquí están bastante mejor hechos).
La visita completa la podemos hacer rápidamente en una hora, si no nos entretenemos mucho leyendo los carteles, pero es recomendable ir con más tiempo, pues el recorrido del barco es sumamente interesante y tiene muchos rincones por descubrir, así como pequeños carteles en los que cuentan curiosidades del barco, como que por ejemplo rellenaban de sal el espacio entre el casco exterior e interior, para absorber el agua que entrase por las fisuras.
Como éste, hay decenas de detalles que nos harán soñar con aquella época en la que unos intrépidos se lanzaban al mar en un cascarón de madera con una única intención, saber qué hay más allá.
Visita al RRS Discovery situado en el Discovery Point:
- Hay parking Pay&Display al lado del Discovery Point.
El tiempo estimado de visita es de 2 horas.
El museo y la cubierta del barco están adaptados para personas con movilidad reducida. - Horario: Abril a Octubre: diariamente de 10:00 a 18:00. Noviembre a marzo: lunes a sábado de 10:00 a 17:00
- Tarifa: Adulto £8,50. Reducida £6,75. Niños £5,00. Entrada familiar (2 adultos 2 niños) £24,00, con compra online £22,00.
- Web oficial
Geniales fotografías, ¡como siempre! Aunque los maniquís esos dan un poco de miedo, jaja.
El museo y el barco son geniales, una pena que no te lleven a navegar por ahí con él (el barco, claro), ¿no?
Gracias! Con sus más de 100 años, no se yo si aguantará muchos trotes el barquito, por lo menos se puede visitar todo su interior :D
Yo he trabajado durante dos años en la Antártida y tras conocer aquello, su belleza y dureza, respeto aun mas la labor y valentía de estos pioneros. Historias como la del Shackleton son impresionantes y cuando aun leo libros sobre ellas se ponen los pelos como escarpias, es increíble lo que fueron capaces de hacer con los medios de la época. un saludo
Uau dos años en la Antártida, tienes que haber visto paisajes únicos y muy espectaculares.
Cuando ves el equipo que llevaban y los pocos conocimientos que tenian sobre algunas cosas (no sabían porqué ocurría el escorbuto), no te puedes creer que llegaran a resistir tanto en lugares tan inóspitos como ese. Unos auténticos exploradores. Un saludo!