Naolinco, el pueblo mágico más peculiar de México
Encontrarse con la celebración de la batalla de moros y cristianos en un pequeño pueblecito del estado de Veracruz no es, ni de lejos, lo más raro que vi en el pueblo mágico de Naolinco. Como si me encontrase en las páginas de una novela de Gabriel García Márquez, la delgada línea entre realidad y ficción se desdibujaba según descubría los secretos de Naolinco.
Pero empecemos por el principio, y por lo que mi cámara, testigo más o menos objetivo de mis viajes, retrató nada más bajarme del autobús: la selva. Desde el balcón de los muertos (en México la muerte es parte de la vida) admiré la gran selva del estado de Veracruz, donde no sólo las cascadas tronaban entre los árboles. Estoy seguro de que esto no lo soñé, porque cuando empezó a llover, me di cuenta rápidamente de que me estaba calando.
Era momento de buscar un techo, y la simpática guía del grupo (su arte explicando lo que veíamos y sus expresiones típicamente mexicanas se merecen un artículo) nos llevó a un taller artesano de máscaras de madera. Uno cree que, estando en uno de los pueblos más tradicionales de México, en el taller del artesano se encontrará con ancestrales máscaras de nobles guerreros mayas y aztecas, y no con un Predator, un Terminator medio desfigurado o peronajes de la lucha libre mexicana. Había algunas máscaras de animales, jaguares por supuesto, pero pudiendo ponerse la de un mito de Hollywood, ¿quién va a enmascararse para parecer un lindo gatito?
Estas máscaras se usan en el día de los muertos, gran fiesta donde las haya en México, donde todo el mundo baila con las Catrinas para honrar a los muertos. Y como Naolinco no es un pueblo normal, también se usa en la danza de Santiagos contra los Moros, adaptación libre de las batallas de moros y cristianos que tan populares son en España.
Según nos contaba un señor bastante afectado por la michelada, la cerveza mexicana que más bien parece un plato de todo lo que lleva, aquí se conmemora cómo Santiago de Compostela, que llegó con Cristóbal Colón a México, luchó contra los moros para implantar el cristianismo. No sé cómo todavía no hay película de esta extraordinaria gesta con la coletilla de «basada en echos reales».
Lo que sí es cierto es que esta danza dura 45 intensos minutos, en la que los 9 Santiagos evitan por todos los medios que alguno de los 300 moros contra los que luchan se suba al pequeño caballito en el que van. Seguro que piensas que el bando ganador es el de los moros, si no fuera porque los Santiagos van con espadas de metal, mientras que los moros van con pequeños palos. Así, todos los jóvenes de Naolinco sueñan con ser un Santiago e «impartir justicia», espada en mano.
Tiene que ser divertido ver esta sangrienta danza.
Con la historia a flor de piel, fuimos a una fábrica de la manufactura más importante de Naolinco, la piel. El zapatero que visitamos estaba especializado en hacer calzado a medida. Tan sólo necesitaba un par de fotos del modelo que desearas lucir, y en unos pocos días tendrías tus nuevos zapatos totalmente adaptados a tus pies. Que el diseño lo firmara Prada, Nike o Adidas no era problema, porque…¿quién iba a venir a reclamar a un pequeño pueblo en medio de la selva?
Las tripas empezaban a rugir después de tantas emociones, llegando la hora de probar nuevas especialidades mexicanas, y el gran descubrimiento fue el Mole, una potente salsa que empieza recordando a chocolate, para convertirse en una montaña rusa de sabores. Al terminar de comer y dando una velta por el pueblo, un simpático vecino (¿habrá alguien en México que no sea simpático? Lo dudo) nos saludó y nos preguntó si queríamos ver cómo preparaba el mole. Esta oscura masa se compone, entre otros, de chocolate, café, galletas de animalitos…y así hasta otros 24 ingredientes igual de ligeros. El mole sólo es apto para los estómagos más entrenados.
El paseo continuó hasta el cementerio, que como todo en este pueblo, no iba a ser un lugar normal, o por lo menos, parecido a lo que estamos acostumbrados. En este cementerio, las tumbas rebosan de colorido y de buenas vibraciones, siendo uno de los sitios más comunes para celebrar una merienda, cerca de los antepasados y manteniendo su recuerdo bien fresco.
Para terminar este recorido por el extravagante Naolinco, nos acercamos al museo, donde no me esperaba encontrar nada que me sorprendiera después de este intenso día con tantos descubrimientos. Por supuesto, estaba equivocado, pues, en tan sólo tres salas, este museo resumía la fantástica vida de Naolinco, con el baile de los Santiagos y Moros, las máscaras de madera y las Catrinas de la fiesta de los muertos.
Hacía falta una michelada bien grande para asimilar todo lo visto aquí y que el paseo por el colorido mercadillo nocturno fuera un trámite más.
El pueblo mágico de Naolinco fue uno de los lugares más surrealistas que visité en México, no sé si por su extraña mezcla de culturas, o porque aquel día tocaba que todo fuera extraño. Por lo menos, salí de allí sin que me creciera un rabito de cerdo.
Conoce más de Naolinco:
- Dónde comer. La quinta de Karla Josefina. C/ Insurgentes Nº5. Excelente comida mexicana tradicional.
- Turismo de Naolinco
Estuviste en México, ¡que bien! Hay mucho que ver y compartir por acá, muy buena reseña del pueblito. Me da mucho gusto que te hayas ido con esa bonita impresión. Saludos desde México
Si hace ya un par de años, y me encantó el país, es inmenso! Me gustaría volver para recorrerlo con tiempo, porque hay muchas cosas fantásticas para ver y la gente es de lo mejor. Un saludo!
Noalinco es una joya de cultura. tan cerca de la ciudad capital(xalapa,ver) en este pintoresco sitio podras encontrar toda una gama de tradiciones culturales y sabores gastronomicos. Ven conocelo, las raices de un mexico de antano aun vive en los corazones de los habitantes de este hermoso lugar .
Mi esposa es de Naolinco, lo leimos y es muy emocionante sabe como se expresan de Nainco que por todo lo que ofrece es MÁGICO, Gracias por esa reseña y que para un extranjero haya sido una gran sorpresa conocer Naolinco, Ver. Mex.