Menorca, la isla para escapar del frío y las multitudes

Menorca es sinónimo de naturaleza, de calas de ensueño, y por qué no, también de buen tiempo. Da igual en invierno, primavera o verano, el suave clima mediterráneo de las islas Baleares siempre está presente en esta isla reserva de la Biosfera, paraíso para ir a disfrutar durante todo el año. Más allá de sus maravillosas calas, me gustaría recorrer lugares menos conocidos y muy especiales.

Un poco alejado de la costa, por eso de la convulsa historia de la isla, azotada durante siglos por la piratería, encontraremos un rico patrimonio en forma de restos arqueológicos, muchos de ellos únicos en el mundo.

En la pequeña Menorca encontraremos más de 1.400 restos entre poblados Talayóticos, navetas y torres de vigilancia, haciendo de esta isla un auténtico tesoro históricos. Imprescindible una visita al poblado Talayótico de Torre D´En Galmés, un delicioso paseo entre columnas que te transportan a otros tiempos, y también a la Naveta des Tudons, que ya conoceremos en el aeropuerto con los souvenirs que hay con su forma. Muy peculiar la leyenda de esta Naveta.

En cuanto a pueblos y ciudades, el atardecer en Ciudadela tiene unos colores únicos. No se si por su situación, al oeste de la isla, si por su maraña de callejuelas, o por el ambiente típicamente menorquino que aquí se respira, de tranquilidad, pescadito, en definitiva, de buen vivir.

En el extremo opuesto de la isla encontramos Maó, pequeño puerto en el que disfrutar del buen pescado y lugar ideal para buscar nuestro hotel en Menorca. No en vano, aquí es posible ver el amanecer desde nuestra habitación de hotel, ideal para los que somos muy perezosos al madrugar.

Y justo en el centro, Es Mercadal muestra una faceta totalmente distinta de Menorca, que recuerda a los pueblos andaluces con sus casitas blancas y calles estrechas. Los dulces de Villalonga Ca´s Sucrer son todo un vicio, imprescindible para los más golosos.

Al lado de Es Mercadal se encuentra el Monte de Toro, la mayor altura de la isla con 358 metros, y a parte de estar coronado con la ermita a la patrona de Menorca (la virgen del Monte Toro), nos ofrece unas excelentes vistas aéreas a toda la isla, ideales para irse situando. Si está despejado, incluso veremos Mallorca.

Al observar toda la isla desde esta posición privilegiada, a uno le entran unas ganas terribles de recorrer todos los recodos de la costa, para descubrir esas calas escondidas de Menorca.

Pues entonces el Camí de Cavalls te va a encantar

La senda costera del Camí de Cavalls (GR-223) rodea toda la isla con sus 210 kilómetros, y se puede recorrer tanto andando como en bicicleta, siendo lo suyo descubrirla a caballo, tal y como indica su nombre.

En 5 días se pueden hacer todas las etapas, o si no tenemos tanto tiempo, escoger algún pequeño trayecto. Te voy a contar un secreto. Desde Cala Galdana puedes llegar rápidamente a Cala Mitjana, una de las más espectaculares de Menorca, y recorrer el Barranc de Binigaus, donde te encontrarás paisajes que no te esperas encontrar en una isla como Menorca.

Y hablando de sitios espectaculares, me guardo mis preferidos para el final. Se trata de los faros de Cavallería y Faváritx.

El Faro de Cavallería, al norte de Menorca, es uno de los grandes lugares para ir a disfrutar del atardecer en la isla. El entorno es como de otro planeta, con sus desnudas piedras batidas por el viento, sus angostas cuevas de la Guerra Civil, y los abruptos acantilados azotados por un, a veces, bravo Mediterráneo.

El Faro de Faváritx, al oeste de Menorca, también está rodeado por un entorno único de negra roca, cortados acantilados e incesante oleaje, todo ello rematado por el vistoso faro de franjas negras.

Rincones con encanto de Menorca, lugares para disfrutar de las vacaciones en esta isla de las Baleares, y siempre, con el buen tiempo Mediterráneo. ¿Se puede pedir más?