¡Mayoría de edad! 18 aniversario de machbel.com

Tengo internet desde 1995.

Sí, del siglo y milenio pasado. No te creas que soy tan viejo, todavía no peino canas.

En aquellos tiempos de News, IRC, altavista y correo de tu proveedor de internet, las cosas eran muy sencillas.

La gente que entraba en internet eran frikis, como yo. Muchos profesores universitarios, investigadores y esa gente que, cuando comentan una idea, la despedazan sin compasión respetando totalmente a la persona. Lo que es un crítico con criterio, no un troll.

Vi cosas que nunca te creerías.
El ascenso y caída a los infiernos de Yahoo.
El endiosamiento de Google (Todos queríamos trabajar ahí) hasta su actual crisis de identidad.
El linchamiento a la pérfida Microsoft, ahora benefactora de la inteligencia artificial.

La aparición de estrellas fugaces como Tuenti (eso si era una red social, que manera de fisgonear los domingos), Terra, Olé y Ozú, Geocities, Yonkis (aquí aparecí publicado), Fotolog, Myspace, y muchas otras webs horrendas y super divertidas, sin apenas publicidad ni ánimo de lucro.

Los años fueron pasando.

Aquello que llamaban autopista de la información, y a sus usuarios, los internautas, se empezó a popularizar. Ahora se llaman nuevas tecnologías.

Ser el webmaster de tu propia página web era lo más en los comienzos de siglo. En la carrera de informática seguíamos usando disquetes de 3 1/2 para guardar los ejercicios de programación con seguridad. Teníamos la seguridad de que se iban a estropear por ponerlos cerca de móviles como el Nokia 33210, alias «La Roca». Parece que hay cosas que nunca cambian en el sistema educativo, como el ir años por detrás del mundo real.

Abrí mi propio blog antes de que las redes sociales se convirtieran en Internet (antes internet era el icono de Internet Explorer). Twitter, Facebook e Instagram todavía no existían. En aquellos años hice lo obvio para un inquieto por la tecnología como yo: abrir mi propio blog para contar mis movidas y mostrar mis fotografías. Creía que a nadie le iban a interesar, como mucho a mi familia directa y a algunos amigos. Si yo soy un don nadie, pensaba, tímido y sin saber comunicar. Pero para mí era importante contar mis movidas al mundo desconocido de internet. Que se supiera quién era la persona que estaba detrás de aquel portal de rallyes que había creado años antes.

Los años pasaron entre estudios, primeros trabajos y mucho esforzarme por sacar proyectos mal pagados en las agencias de pueblo en las que trabajé. Decían que la informática era el futuro. El presente no tenía mesas de ping-pong ni un sueldo acorde a todo lo superado en la carrera. Viéndolo con el paso de los años siento que me faltó un mentor que me orientara en la vida laboral. Tantos años en la academia me hicieron creer que lo importante era la ejecución. Ahora, con los mismos años en el mundo laboral que en la academia, me doy cuenta de que lo importante es la venta, el marketing, la comunicación, la impresión generada. La ejecución solo tiene que parecer que es buena para el neófito en la materia que va a juzgar si es bueno o malo. Qué mundo éste. Tan solo necesité 15 años para darme cuenta de ello.

Hoy cumple 18 años aquel blog personal abierto sin ninguna pretensión. Al principio, diario de mis correrías en los rallyes (tan solo tienes que bucear en el archivo para encontrarlos). Después, dio paso a artículos que mostraban los lugares a los que viajaba para ver los coches. Ahora, ayuda a que prepares tus viajes y conozcas rincones fuera de las rutas más turísticas. Por el camino he hecho decenas de amigos, dormido en centenares de hoteles, recorrido miles de kilómetros, vivido millones de experiencias.

Quién le iba a decir a aquel chaval de 21 años que abrir un blog sería una de sus mejores ideas. Corrijo. Quién le iba a decir que mantener un blog semana a semana durante 18 años iba a ser una de sus mejores inversiones de tiempo.

Estos aniversarios son grandes fechas para echar la vista atrás. Y, acto seguido, mirar hacia adelante. Reafirmar el propósito, ajustar los valores, y seguir en el camino durante muchos más años. Quién sabe hacia dónde, con quién y durante cuánto. Lo único importante es disfrutar del camino, de los momentos que me despeinan y de seguir creando mi historia día a día.