Los árboles fantasma de Las Médulas
Paseando por Las Médulas en pleno febrero hubo una cosa que me llamó mucho la atención. Los árboles. A parte de estar todos sin hojas, como es normal, no había ni uno recto. Castaños, robles, escobas, carqueixas, encinas, carrascas, todos tenían grandes agujeros en el tronco. Representaban extrañas formas animales, invitaban a seguir recorriendo los caminos de Las Médulas, o simplemente eran un marco único para los farallones que sobresalen.
Así, me pasé casi todo el camino buscando similitudes de los árboles con distintos personajes, o con escenas de películas, recordándome sobre todo a las más tétricas de Tim Burton, con Sleepy Hollow a la cabeza. Menos mal que era de día, que si llega a ser de noche y oigo aullar a algún lobo, no me extrañaría que los árboles salieran de la tierra para perseguirme, y eso que solo les hago fotos.
Pesadillas extrañas a parte, a la luz del atardecer la imagen no podía ser más sugerente, con esas ramas desnudas alzándose al cielo y los vivos colores de Las Médulas iluminadas por el sol.
En invierno nos cuesta más salir de casa, y eso que hay lugares como Las Médulas que tienen una magia especial en esa época del año, aunque no se vea todo tan verde como en primavera o verano. Además, en invierno los atardeceres son más largos.
Según nos contó nuestra guía de allí tienen bautizados con distintos nombres los árboles y justo hay uno que es el árbol fantasma, la casa del duende, el búho…Menudas fotos te quedaron!!! Un abrazo. ;-)
jajjaja, viendo los árboles esos nombres les quedan muy bien. Verás como para Halloween hacen visitas nocturnas a Las Médulas.
Gracias!