Cómo hacer barranquismo en Asturias siendo un inútil
Hay días en que uno no sabe qué va a encontrarse por delante, o prefiere no saberlo. Que te lleven a finales de noviembre, bien temprano, a hacer barranquismo por Asturias, quizás te dé una idea, pero ni de lejos piensas en lo que te está esperando. Sabes que el agua va a estar fría. Más bien congelada; glaciar. Y también sabes que te vas a tirar por un río, aunque no sabes muy bien cómo, sobre todo en mi caso, que me muevo como piedra en el agua.
A pesar del miedo e incertidumbre, dentro de la furgoneta estábamos todo el grupo de valientes que íbamos a hacer barranquismo como parte del #minubetrip por Asturias. Entre ellos grandes viajeros, como Carlos Olmo, Avistu de Viajablog, Ignacio Izquierdo y Diario de un mentiroso, el intrépido cámara de minube, la valiente representante de la oficina de turismo de Asturias, nuestro guía Javi, y yo, lo más patoso que hay en el agua y endotérmico total.
Nuestra aventura empieza en Belandres, en un aparcamiento cerca del bonito pueblo de Cudillero, en el oriente de Asturias. Allí nos embutimos en los neoprenos (¡bien! a mí me toca uno de 7mm, lo más grueso y en teoría mejor aislante del frío), nos calzamos nuestras botas, nos ajustamos el casco, y ya estábamos listos para tirarnos por donde hiciera falta. La furgoneta de Cadventur, la empresa que organiza el descenso de barrancos, nos acercó hasta donde empezaba el recorrido, a un lado de la vieja carretera de Luarca.
Nos metemos en el bosque, siguiendo el pequeño sendero al lado del río Cabo, mientras el guía nos va diciendo que aquí vamos a bajar en rappel, allá nos vamos a tirar de cabeza, que ese estruendo que suena pero no se ve es la cascada más grande por la que vamos a descender . . . vamos, de lo más normal. Incluso nos enseña por dónde llegó el nivel del agua en pasadas crecidas. Lo que ahora es un pequeño río, que cubre hasta la mitad de la espinilla, alcanzó sus 2 y 3 metros de altura. Menos mal que el paisaje es muy bonito.
Por fin llegamos a una poza, donde algunos se tiran al agua. El río me sigue pareciendo terreno hostil, así que espero a que sea inevitable la inmersión. Aunque brilla el sol, estamos a finales de noviembre, y calienta tanto como una cerilla. Llegamos a otra poza, totalmente idílica, con su cascada y todo, igual que las de los catálogos del caribe, pero sin la morena en bikini. Aún así me meto en el agua, y confirmo todas mis sospechas, ¡está completamente helada! Los 8º de un río asturiano en invierno no son ningún chiste. Y pensar que voy a tener que hacer todo este recorrido tirándome, arrastrándome y deslizándome por el agua helada. Quién me mandará a mí meterme en estas historias.
A pesar del frío, empezamos con el barranquismo. Poco a poco bajamos andando por el agua hasta el primer obstáculo, una cascada que teniamos que superar tirándonos sin miedo, como si fuera un tobogán. El guía nos explica cómo se hace, y la verdad es que no me creo mucho de lo que me dice. ¡Si me tiro por ahí seguro que me parto la cabeza, aunque lleve casco! Se tira el primero, y con una mueca entre congelación y euforia emerge del agua mientras levanta el pulgar. Vaya, parece que no es para tanto. Otro más, y repite la misma mueca. ¿Será que hay que quedar bien ante la cámara? La verdad es que no lo sé, pero uno a uno van bajando todos mis compañeros, y todos hacen lo mismo.
Llega mi turno.
Así que sea lo que quiera, y a intentar salir entero de esta cascada. Zuummm!! Me deslizo por encima del agua, me sumerjo en la poza y …. salgo! por supuesto, levantando el pulgar. ¡Qué divertido! ¡Quiero volver a repetir! Aunque sienta el frío del río, la experiencia compensa.
Superada la cascada, avanzamos por el río con mucha más confianza, creyéndonos unos auténticos aventureros, hasta que llegamos a otro salto de agua. Esta ya no es la cascadita de juguete por la que nos tiramos hace nada. Aquí por lo menos hay 3 metros de caída, aunque me parezcan 20. Y tenemos que bajar haciendo rappel, para acabar tirándonos de espaldas ¡con lo que patina el río! de esta sí que me rompo algo, yo que nunca escalé y menos aún me tiré de espaldas desde una cuerda.
Esto pinta feo, pero pasa lo mismo que antes. Uno a uno vamos sobrepasando el obstáculo, de mejor o peor manera, pero siempre pasándolo muy bien y llegando enteros. Parece que esto no es tan difícil, o Javi nos está guiando muy bien.
Aún así el frío se nota, y todavía no habíamos llegado a la estruendosa cascada que no veiamos desde el camino. Si estas cascadas parecían el fin del mundo, y apenas levantaban 2 o 3 metros vistas desde el camino, ¿cómo sería la que nos esperaba?
Pues alta y con mucha agua fría, ¿cómo iba a ser si no?. Como íbamos algo mal de tiempo, decidimos bajar la cascada por el método sencillo, en el cual el guía nos descolgaba lentamente por la cascada como si fuera un ascensor. ¡Por una vez podría mirar el paisaje!
Iluso de mí, no contaba con la fuerza del agua, que a media altura te pega en la cabeza y se mete por la espalda con tanta fuerza que no ves nada, y aún por encima te congela aún más. A pesar de todo, ¡prueba superada! Había pasado por todos los obstáculos y seguía entero, así que podía estar orgulloso de mí.
Lo que no sabía es que nos esperaba una sorpresa final. ¡Saltar al vacío desde el pilar de un puente! Esto ya sí que no. Me puedo tirar por cascadas, arrastrar como una rata, hacer rappel, pero saltar al vacío e intentar caer en apenas 1m² de río sí que no. ¿Cómo voy a calcular dónde caer? ¿Y si me paso y me estrello contra esa gran piedra? ¿Y si resbalo y caigo de cabeza? ¿Y si en el río hay una piraña asesina y me come? Buff, demasiados y si.
¿Y si me tiro? Pues venga, total ¿no dicen que de perdidos al río? Pues allá vamos!
Chofff, agua por todas partes, y ¡otra prueba superada! Ahora sí que sí, habíamos terminado este divertidísimo descenso de barrancos por Asturias. Era mi primera vez haciendo barranquismo, y aunque el agua estaba helada, seguro que no será mi última vez.
Como siempre se dice en estos casos, si un torpe como yo puede hacer barranquismo, cualquiera puede, aunque sigo diciendo que prefiero tirarme desde un avión que al agua. Cuestión de gustos.
Más información:
- Consejos. Es mejor hacer barranquismo con calor, como es evidente, y siempre con un guía experto. El calzado que llevamos es nuestro y se va a mojar mucho. En mi caso hice todo el descenso con unas botas de Gore-Tex Chiruca, que agarraban incluso donde las piedras más patinaban. Recomendables las cámaras sumergibles.
- Cadventur. Tlf: 606 148 097 (la web da un poco de miedo pero son grandes profesionales)
- Fotos de Asturias
- Turismo de Asturias
Seguro que ha sigo una experiencia de lo más divertida! Enhorabuena por el post nos hemos reído mucho!
Siendo un inútil?? Me apunto entonces!
Gracias, que bonito ha quedado todo, tanto la narración como el video.
Fue un placer guiaros en esa actividad, para la próxima nivel II.
el placer fue nuestro :D. Vale, para la próxima nivel II y en verano
Me viene perfecto este artículo porque con lo inútil que soy yo..jajaja
Por cierto, qué preciosidad de fotos, desde luego me encanta Asturias.
¡Vaya pasada! no tenía ni idea de esta empresa y eso que me queda al lado de casa… Ahora que llega el tiempo seguro que nos animamos :D