Viaje a las Islas Baleares en ferry

Me fascinan las Islas Baleares. Es un archipiélago que creo que tiene lo mejor del Mediterráneo. La sierra de la Tramontana en Mallorca, el ambiente isleño de Ibiza, la tranquilidad de Menorca, las playas de Formentera.

Entre todas ellas crean un minimundo donde reencontrarte tanto contigo mismo como con la vida, ya que tienen mucho de todo lo bueno y muy poquito de lo malo.

De todas las formas que hay de viajar a las Islas Baleares, y entre las islas, mi favorita es ir en barco. Vale que el avión es muy rápido, aunque asomarte a la cubierta de un barco y ver cómo se empieza a dibujar la isla de destino en el horizonte es una sensación que queremos vivir todos los viajeros.

Ferry en Ibiza

Los desplazamientos entre islas sí que es casi obligatorio que sean en barco, a no ser que reserves un helicóptero privado. En mi caso, siempre he confiado en las rutas en ferry Trasmed para estos desplazamientos.

Sobre todo, para ir a la desconocida Formentera, una pequeña isla en la que incluso te puedes atrever a caminar toda su costa. El trayecto habitual es desde Ibiza, la isla más cercana, y yo lo disfruté sobremanera por ver ambas islas desde el mar. Además de sentir la brisa del Mediterráneo durante el viaje.

Si vas desde la península, hay trayectos en ferry todos los días desde Barcelona y Valencia, grandes ciudades muy bien conectadas con medio mundo. En este caso el trayecto es bastante más largo, de hasta unas 8 horas, aunque en este tipo de ferris el tiempo vuela. Mejor dicho, navega. He ido a las Islas Canarias en ferry y si 3 días de navegación se pasaban en un plis plas, no me quiero imaginar tan solo 8 horas.

Lo que más me gusta de este tipo de ferris es que, al contrario de los aviones, puedes comer un buen menú, sentándote a la mesa (es muy divertido si hay mar fuerte ver cómo los platos se mueven por la mesa), tienes tu propio camarote con un espacio adecuado, y sobre todo hay sitio de sobra para darte unos pases por la cubierta, leer al sol, o incluso darte un baño en la piscina.

En un avión está complicado lo de zambullirte en la piscina.

Otro tema que me gusta de los ferris es poder llevar a tu mascota contigo. Vale que yo no tengo mascota, pero muchos amigos viajan menos de lo que les gustaría por no hacer sufrir a su compañero de aventuras del trayecto en avión. En un barco, como hay mucho espacio, puedes llevar tanto perros como gatos contigo, y con diferentes modalidades.

Si pesa menos de 8 kilos, con ir en transportín es suficiente, y puede estar junto a ti todo el tiempo. También puedes contratar un camarote adaptado para mascotas (pet-friendly), y así tendrá espacio de sobra para jugar y corretear. Otra opción son las casetas con monitorización por vídeo, así verás en todo momento qué tal está, y podrás ir a verlo cuando quieras.

Atardecer desde Benirrás, Ibiza
Atardecer desde Benirrás, Ibiza

Por último, la mayor ventaja de viajar en ferry es que puedes llevar tu propio vehículo. En Mallorca los coches de alquiler son muy baratos y quizás no notes mucha ventaja, a no ser que viajes en furgoneta camperizada, transportes unas tablas de surf, seáis varias personas (cuantos más viajéis más sube el billete aéreo) o tengáis que llevar bastantes bultos.

Como el vehículo paga según su categoría, puedes llevar dentro de él todo lo que necesites para tus vacaciones. Eso sí, tienes que leer bien cuáles son las restricciones de Formentera en cuanto a vehículos, porque el acceso está limitado.

Sin duda, me parece un gran plan recorrer Mallorca, Ibiza, Menorca y Formentera haciendo un tour en ferry. Volviendo a sentir los ritmos naturales del viajar, disfrutando del mar mediterráneo, y sin los agobios de las prisas del mundo moderno.

¿Hay algún plan mejor para unas grandes vacaciones?

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