Petit Hotel la Victoria, relax en plena naturaleza de Mallorca

Siempre que pensamos en Mallorca nos viene a la cabeza los grandes hoteles en primera línea de playa, pero en las isla también hay lugares encantadores repletos de paz, donde descansar unos días alejados del mundanal ruido, y sobre todo de las aglomeraciones. Uno de los hoteles más bonitos en los que estuve en mi viaje por Mallorca fue este Petit Hotel la Victoria, una antigua ermita reconvertida en hotel y con mucho encanto.

Lo primero que me llamó la atención del Hotel la Victoria fue su situación, en Cabo Pinar (Cap des Pinar). Este cabo se encuentra en el lado este de la bahía de Alcudia, justo enfrente de Formentor, y está igual de bien conservado.

El entorno natural es precioso, con un gran pinar que cubre todo el accidente geográfico. No en vano son numerosos los senderos para recorrer la zona, ideal para disfrutar de uno de los lugares más desconocidos de Mallorca y que está a pocos kilómetros de la villa de Alcúdia.

La serpenteante carretera que sale de Alcudia nos llevará hasta el corazón del Cabo Pinar, donde se encuentra la Ermita de la victoria, nuestro peculiar alojamiento, construido en 1400. En el 1700 sufrió una fuerte reforma, donde le dieron el aspecto de fortaleza, y en el 2000 la reconvirtieron en este pequeño hotel con encanto.

La Ermita sigue tal cual, con su iglesia en la planta baja y las habitaciones en las dos plantas superiores, que era donde antiguamente residían las monjas. El interior del hotel conserva el estilo sobrio y sencillo de su beato pasado, aunque sin renunciar a ninguna comodidad y aprovechando muy bien el poco espacio disponible. En total, hay 9 habitaciones dobles y 4 habitaciones individuales.

Durante mi estancia estuve en una habitación individual, confortable y con una cama cómoda, aunque hay que ir sabiendo que aquí se viene a desconectar, y por ello no hay televisión ni casi cobertura en el móvil. Las gruesas paredes de la ermita impiden que haya cobertura.

Lo que si hay es un silencio absoluto, y un cielo estrellado de noche que nos hará demorarnos en la hora de ir a dormir, aunque al día siguiente madruguemos para ver el amanecer desde un lugar privilegiado en Mallorca como es Cabo Pinar. Por la mañana las vistas no defraudan, así como el entorno natural. Es fácil encontrarse con unas cuantas cabras comiendo de los palmerales del parking, así que mejor aparcar alejados de las plantas.

El Hotel Victoria dispone de cocina, que pueden usar todos los huéspedes, en la que sirven un variado y rico desayuno buffet. Si nos levantamos muy temprano, la simpática dueña del hotel todavía estará preparando la tortilla de patata, así que mejor esperar un poco para desayunar la tortilla casera bien calentita, junto a butifarra y la fruta fresca, en la terraza de la ermita.

En resumen, si queremos disfrutar de un entorno natural único en Mallorca, alejados de las multitudes y en un lugar fantástico, el Petit Hotel la Victoria seguro que nos encantará. Es un poco caro, pero la exclusividad del lugar y la tranquilidad nos pueden compensar.