El fin del mundo, cabo da Roca

Portugal, a parte de por las toallas, también es conocida por ser el extremo occidental del continente europeo en el Cabo da Roca, lugar situado cerca de Lisboa y de visita obligatoria. Para llegar al Cabo da Roca desde Lisboa se puede hacer un bonito recorrido por la costa, visitando los famosos pueblos de Estoril (por el circuito y el casino) y Cascais (turismo de lujo). Estas villas marineras tienen su encanto, aunque al ser bastante pequeños con un rápido paseo por la zona costera se ve lo más interesante. Además, en Cascais empieza a ponerse interesante la costa, con el lugar llamado Boca do Inferno, y cuyo entorno recuerda mucho a la zona de acantilados del concejo de Llanes en Asturias.

Tras este accidente geológico con un nombre tan llamativo, empieza el parque natural de Sinta-Cascais y las ganas de pararse en cada lugar a hacer una foto. La costa es un conjunto de acantilados y arenales castigados continuamente por el Océano Atlántico, y aunque el mar aquel día estaba bastante relajado, tiene que ser muy bonito visitar esta zona con un buen temporal. La carretera discurre a poco más de 50 metros de la costa, así que es muy sencillo llegar a cualquier punto de la costa. Esto favorece que haya muchos pescadores, y haciendo gala del arrojo portugués, te los puedes encontrar en cualquier penacho, por muy difícil que sea su acceso. Así, inauguré una nueve serie de fotos, los Pescadores Suicidas.

Como esta zona es parque natural, no hay casi hoteles, tan solo un par de ellos en alguna playa grande, y se ve todo bastante inhóspito aunque estemos a menos de 30 kilómetros de la capital. Hacia el interior se ve en todo momento los montes de Sintra, coronado por el famoso Palacio de Sintra, que tienen unas vistas impresionantes desde su cima. Es posible ver tanto Lisboa como el Cabo da Roca desde esta fortaleza romántica.

Continuando el camino y la única carretera existente, se llega por fin al cabo y al faro, por supuesto con bastantes  autobuses turísticos y de gente haciéndose la foto en este lugar tan llamado a ello. Hay un monolito con una cruz indicando que este es el punto más occidental de Europa, y una barandilla en el mismo borde que nos invita a observar el océano inmenso. Las vistas son como en cualquier otro cabo, pero algo nos hace pensar que ahí enfrente está el continente americano, y que este fue el lugar que vio a Colón regresando de su gran descubrimiento.

Un poco más al norte aparecen más pueblos y playas, famosas por los campeonatos de Surf que se celebran en ellas, y es que no es para menos. Las olas eran bastante grandes y fuertes, mucho más que las vistas en Cascais. Toda esta costa es muy bonita para recorrer con calma, parándose en los muchos miradores que hay, y es que siempre podremos encontrar algo que nos sorprenda.