Cómo sería el hostel de mis sueños
En mi vida viajera la verdad es que he estado en muy pocos hostels, porque por una cosa u otra, a última hora siempre termino en un hotel o en casa de un amigo. Es lo que tiene viajar sin mucha planificación. Por eso, cuando conocí en el pasado TBM CatSur el concurso de HostelBookers, en el que tenemos que contar como sería el hostel de nuestros sueños, no lo dudé y decidí darle vueltas a como me gustaría que fuesen los hostels que me encontraré el mes que viene en mi viaje por Escocia.
Pensando y pensando, me acordé de cuando estuve en un hotel de Lisboa sensacional, y lo que más me gustó de él no fue su gran habitación o la alta velocidad de Internet, si no que tenía un pequeño bar con terraza, y por la noche nos reuníamos unos cuantos huéspedes para comentar que tal había ido el día y cómo nos lo estábamos pasando. Debíamos de tener una de esas conversaciones nocturnas que ocurren sobre todo en las salas de estar de los hostels, ese lugar que tanto añoran los grandes viajeros al narrar sus vivencias.
Esto me recordó que lo que más valoras al viajar es conocer a otras gentes, y sobre todo si viajas sólo, el poder tener una buena conversación al terminar el día.
Aunque la mayoría de los hostels tengan esta sala de estar, no quiere decir que todos sean ideales. Para ello, en mi opinión, a parte de cosas básicas como una buena situación y wifi gratis, deberían de contar con esos detalles que hacen nuestra estancia mucho más cómoda, como que por ejemplo las literas tengan cortinas para darnos más privacidad; que haya guias fluorescentes en el suelo para no tener que encender la luz por la noche; enchufes dentro de la taquilla para dejar cargando nuestros gadgets; buena insonorización para no oír los ruidos exteriores; accesibilidad para personas con movilidad reducida; habitaciones familiares acogedoras tanto para los padres como para los niños; una cocina completa donde funcione el microondas; y por supuesto, una sala de estar repleta de libros y juegos que tenga una terraza con cómodos sillones para hablar con otros huéspedes hasta altas horas de la madrugada de nuestras experiencias viajeras, y que así no tengamos que soñar con cual sería nuestro hostel ideal, porque ya estaríamos en él.
El mes que viene ya os contaré que me encuentro en las Highlands escocesas, y espero volverme con un buen número de hostels para recomendaros.
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