Después de la tormenta siempre llega la calma

Durante estos días estoy en Mallorca, la mayor de las Islas Baleares, y una isla que me parece que está bastante denostada a favor de otras islas del archipiélago, como la coqueta Menorca o la fiestera Ibiza. Cierto es que Mallorca sufrió, y aún sigue sufriendo en algunas partes, el descontrol urbanístico desatado por el turismo de sol y playa.

Niebla en Mallorca

Aún a pesar de esta fiebre del ladrillo, en Mallorca hay muchos rincones de especial belleza, y que espero que continúen así durante mucho tiempo, en detrimento de las urbanizaciones a pie de playa que no respetan el entorno. Lugares como la sierra de Tramuntana o Formentor son paradas indispensables para el visitante, ya sea en autobús o en coche alquilado, uniéndose así a la procesión de pequeños utilitarios alquilados que recorren la isla. Mallorca posiblemente sea la isla con el parque automovilístico más moderno el país, ¡todos los coches son alquilados!

Además de los paisajes, y por supuesto sus gentes, como se dice de todos los destinos, y que en las Baleares destacan por su simpatía y por la tranquilidad que transmiten, otra de las joyas de Mallorca es su clima, y no solo las interminables horas de sol que atraen hordas de turistas germanos.

También sus tormentas, frecuentes a principios de otoño, son bonitas de ver, pues aquí nunca hace frío, y una costa tan escarpada combina perfectamente con los nubarrones. Creo que incluso mejor que con el típico azul impoluto. Igual es porque la costa mallorquina me recuerda a la cantábrica más de lo que parece a simple vista.

Tomando el sol

Sea como sea, tras la tormenta siempre llega la calma, y por supuesto el sol otoñal, que calienta con fuerza todos los rincones de Mallorca, haciéndome dudar entre nubes o sol. Mañana puede que haga sol, o que esté nublado, pero seguro que seguiré disfrutando de lo que ofrece Mallorca.

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  1. Veo que estás disfrutando de Mallorca. El resto de lugareños andan un poco cabizbajos porque parece que el otoño ya está aquí. Sin embargo, les replico diciendo que somos unos afortunados porque, en realidad, el invierno nos dura sólo algo así como tres meses. Para mí, el mes de septiembre es uno de los más bellos para visitar la isla y te aseguro que el cielo es el más azul y bonito del mundo en estas semanas. Pena que te haya coincidido la tormenta…Aunque, leyendo tus palabras, no parece que haya sido mala pata después de todo. ¡A seguir disfrutando!