Artesanía y tiendas únicas de Brujas
Brujas. ¿Qué se puede decir de una ciudad como esta que no se sepa ya? Bella, tranquila, con una gran oferta cultural… ¿Quién no conoce sus hipnotizantes canales, el campanario desde el que se disfruta de unas vistas privilegiadas, sus museos, chocolates, cervezas y patatas? Pues hay más, mucho más. Pero esta vez nos vamos a centrar en un secreto que se entrelaza con la propia historia de la ciudad; que crece, se afianza y perdura en sus calles empedradas; y que cubre diferentes gustos y necesidades, e incluso sueños.
Solo podemos descubrir esta nueva Brujas si nos dejamos llevar por sus calles y buscamos cultura belga más allá de los escaparates, en negocios centenarios, en la pasión por el trabajo bien hecho que ha empujado inexorablemente a sus habitantes hasta su situación actual. De esta manera, conoceremos su tesón, sus sueños e ilusiones y, con suerte, nos llevaremos algo con nosotros, y nos convertiremos en seres un poquito más completos.
Existen muchas variedades de tiendas en Brujas. La oficina de Turismo posee folletos de sobra relacionados con su artesanía y negocios fuera de lo común (mapas, listados, descripciones…). Pero, a veces, resulta más agradable realizar un pequeño descubrimiento por nosotros mismos. Así, paseando por la plaza principal de Brujas (Grote Markt), hay una librería que nos llama la atención.
Librería De Reyghere
De Reyghere nos habría dado la impresión de librería moderna “del montón”, si nos hubiéramos parado solo en el escaparate. Y nos habríamos perdido un importante pedazo de historia contemporánea, de haber sido así.
Tras más de 125 años, este negocio familiar está regentado ya por su quinta generación, y ha pasado por diferentes emplazamientos, dos guerras mundiales, la férrea vigilancia nazi (que les obligó a cerrar la tienda durante ciertos años) y vicisitudes familiares a las que ha tenido que adaptarse, evolucionando con los tiempos.
No solo eso. También ha crecido, añadiendo otros dos locales con funciones específicas: uno centrado en temática viajera con todo tipo de materiales interesantes y otro al que denominan “outlet”, lleno de libros más baratos de lo habitual.
La escritora de las afamadas “Memorias de Adriano”, Marguerite Yourcenar, se contó en su momento entre los clientes más asiduos de la librería que, hoy en día, sigue mimando a su clientela (principalmente en idiomas holandés y flamenco, pero sin despreciar en absoluto muchos otros como francés, inglés, italiano o español), ofreciendo más servicios que la mera venta de libros: un salón para lectura, agrupaciones, charlas, un periódico cultural… Y siempre con una contagiosa sonrisa en los labios.
Óptica Hoet
Más allá, en la Vlamingstraat, nos encontramos ante un negocio de sexta generación que resulta ser una óptica, pero que, más que gafas, lo que nos presenta es todo un estilo de vida. Diferente, atrevido, de gran calidad. Único.
Hoet utiliza las tecnologías más avanzadas para que sus creaciones sean completamente personalizadas y se adapten a cada cliente. Sus colecciones, limitadas, llegan a todos los rincones del planeta, y en ellas trabajan la mayoría de miembros de la familia.
Al entrar en el establecimiento, la sensación es de acceder a un espacio casi de ciencia ficción, minimalista, luminoso, en el que los objetos más visibles son diseños creados por la familia, pero no sola y necesariamente gafas, no. Estas, sus joyas de la corona (las gafas), se guardan en cajones numerados según las colecciones disponibles y, una vez abiertos y expuestas esas pequeñas obras de arte, el entorno se vuelve (ya sin duda alguna) futurista…o quizás un museo de arte contemporáneo.
Confitería De Clerck
Tanto viaje intergaláctico abre irremediablemente el apetito, por lo que nos desviamos hasta la Academiestraat para visitar un negocio algo más nuevo que los anteriores (“solo” lleva abierto 85 años y va por su tercera generación): la confitería De Clerck.
Es un auténtico paraíso de las chucherías. Chocolates, gominolas, dulces típicos belgas… Sus clientes no son solo niños, sino que muchos adultos se acercan a esta tienda para adquirir dulces recuerdos de su infancia, que ya no son fáciles de encontrar en ningún otro lugar.
Además, todo el local está curiosamente decorado con artículos que hace 50 ó 100 años hacían las delicias de los más pequeños, o eran objetos habituales para guardar cualquier tesoro azucarado: regalices, guimauves (nubes o malvaviscos en español), caramelos ácidos con forma de bola, figuras de gominola con la forma de la Virgen de Brujas, kletskoppen (galletas deliciosas que parecen pequeños tapetes de encaje, típicos de Flandes), spéculoos (otro tipo de galletas), brugse beschuiten (pan de leche tostado con azúcar que se suele tomar con queso y productos salados) y un largo etcétera.
Vestidos de boda Veerle Praet
No obstante, quizás no debamos abusar de los dulces, puesto que para la siguiente parada, Veerle Praet, necesitaremos conservar la línea.
Una visión joven del mundo de la moda, especializada en vestidos de boda, movida por una motivación clara y sencilla: hacer que se cumplan los sueños de las mujeres que traspasan el umbral de su puerta, trabajar para lograr una boda perfecta. A la antigua usanza: encajes, velos, blanco, colas… Todas esas palabras que nos vienen a la mente cuando pensamos en esponsales de película. Pero no se queda ahí, lógicamente. También se ocupa de comuniones y otros tipos de vestidos para ocasiones especiales.
Una niña que creció entre botones, cintas, hilos, agujas, patrones, telas, etc., convirtió su pasión en negocio, tratando a cada uno de sus clientes (normalmente clientas) como un proyecto especial, personal, que absorbe mucho tiempo, requiere constancia y mucho tacto.
Pero esa niña no se cansa.
Sigue emocionándose con todo nuevo reto al que se enfrenta, trabaja con los mejores materiales de Europa (los encajes le llegan desde Barcelona, por ejemplo) y cada nueva clienta es una amiga en potencia; cada proyecto, una historia a atesorar. Así es como ella ve su oficio.
Música Rombaux
Una vez planeado el futuro, lo mejor es adornarlo con música. Así que nos desplazamos hasta el número 13 de Mallebergplaats, atravesamos las puertas casi centenarias que nos conducen al interior de Rombaux y, antes de ponernos a bucear entre CDs, vinilos, partituras e instrumentos musicales, preguntamos a los dueños por su historia y la del local, cuyos inicios se remontan a finales del siglo XIX; al abuelo del actual propietario; a la mujer de este, una importante pianista de su tiempo; a una tienda de pianos y a una mentalidad abierta que buscaba antes que nada compartir música.
Con el tiempo, la tienda de pianos fue ampliándose, ofertando más instrumentos, accesorios, partituras… Luego llegaron los vinilos, las cintas o cassettes, los CDs, nunca olvidando sus inicios y siendo capaces de ver su negocio como un conjunto en el mundo musical, sin centrarse únicamente en la venta de grabaciones.
Llegado el final del siglo XX y comienzo del XXI, tiempo en el que hemos visto cómo la gran mayoría de tiendas especializadas en CDs y cassettes desaparecían, Rombaux ha sido capaz de perdurar, adaptándose a las exigencias de una clientela exquisita y variada.
Su tienda, cuyo interior han tratado de conservar intacto desde alrededor de 1920, es una burbuja temporal, pero no está en absoluto anticuada. La variedad de sus adquisiciones es tal que podemos encontrar muestras de fado o flamenco, o bandas sonoras de películas de Almodóvar, entre infinitas curiosidades.
Panadería Juliette
Y, como para cargar con un piano a la espalda es necesario estar bien alimentado, de la que salimos de la tienda de Rombaux, haremos una última parada en la panadería artesanal de Juliette, o Juliette’s artisanale koekenbakkerij.
Especializado en galletas, este establecimiento ha cambiado de manos hace ya varios años y la actual propietaria se ha centrado concienzudamente en la elaboración de productos sin conservantes, utilizando solo ingredientes naturales, a partir de recetas tradicionales de Bélgica, Holanda y Alemania, con sus variaciones sin gluten, para diabéticos, etc.
Su galleta estrella es la Spéculoos (también conocida como Lace Cookie), que los belgas utilizan el 5 de diciembre, en la fiesta de San Nicolás (no confundir con Navidad). Pero la que sale del horno de este negocio utiliza una receta del sur de Bélgica, de sabor más suave, y llega a otros países de Europa, desde los que recibe pedidos durante todo el año.
Otra cuestión que distingue esta tienda respecto a las demás, es que utiliza moldes distintivos y especiales para cada fiesta, aportando mayor variedad y la posibilidad de personalizar cada encargo.
Tiene que ser un trabajo muy duro, plantarse allí a diario, entre olores a vainilla, canela, frutos secos, chocolate…; colocando una a una las galletas en sus elaborados envoltorios; sabiendo que no puedes hincar el diente a esas delicias; puede que incluso quedando tus manos impregnadas de tal dulce olor al terminar la jornada.
Por lo que es mejor regresar al hotel y descansar, que el próximo día traerá nuevos descubrimientos.
Más información:
- Librería De Reyghere. Markt 12-13
- Óptica Hoet. Vlamingstraat 19
- Confitería De Clerck. Academiestraat 19
- Vestidos de boda Veerle Praet. Genthof 3
- Música Rombaux. Mallebergplaats 13
- Panadería Juliette. Wollestraat 31 a
- Dónde dormir en Brujas
- Martin´s Brugge 3*. Oude Burg 5. Hotel muy céntrico con habitaciones agradables.
- Dónde comer en Brujas
- Restaurante Arthie´s. Wollestraat 10. Divertido local especializado en pollo.
- Soup. Hallestraat 4. Sopería con especialidades locales.
- Turismo en Brujas
- Turismo de Flandes
Hola, necesito contactarme con el restaurant soup, pueden ayudarme con el correo electronico? estuve en verano alla y fue una gran experiencia.