Lanzarote, la isla donde el arte lo hace el paisaje

«Estoy destinado a trabajar por la belleza«. Con estas palabras César Manrique ilustra su trabajo artístico en su querida Lanzarote. Una isla en apariencia pobre, sin más que ofrecer que sus volcanes y sus camellos, que iba a ser maltratada por los constructores especuladores ansiosos por atraer el turismo de sol y playa, ha llegado a convertirse, gracias al tesón de Manrique, en la obra de arte que podemos visitar ahora.

César Manrique en la fundación
César Manrique en la fundación

Y, por supuesto, respetando la mayor belleza de todas, la de su paisaje volcánico, único en el mundo.

El gran tesoro de Lanzarote, a parte de su gran belleza innata, es la de haber tenido a un artista con el genio de César Manrique entre sus habitantes. Con sus locas ideas sobre conservar el paisaje, respetar la cultura tradicional y crear en comunión con el entorno, Lanzarote ha esquivado en gran parte la fiebre por el ladrillo a pie de playa, que ha creado engendros como Benidorm o la manga del Mar Menor.

Ya a mediados de los años 60 el artista alertaba sobre la desnaturalización que estaba viviendo la isla, sobre cómo estaban destruyéndola en aras de un turismo de masas que traía una mejora económica ficticia, de cómo estaba perdiendo su esencia Lanzarote.

Porque una vez destruido el entorno de la isla, tendrían incluso menos que ahora, ya que estaría todo lleno de basura.

Construcción ilegal abandonada
Construcción ilegal abandonada
Mirador del río con vistas a la Graciosa
Mirador del río con vistas a la Graciosa

Lo que ahora llamamos turismo sostenible y queda tan bonito en las presentaciones de los planes turísticos, era algo de lo que se hablaba en Lanzarote hace más de 50 años.

Y no se conformaron con sellos de calidad, buenas intenciones y demás acciones para dar buena imagen de cara a la galería. No. En Lanzarote decidieron tomar acción y limitar la construcción de alojamientos turísticos, frenar los engendros que se estaban creando en la costa (aunque algunos se han colado en el sur de la isla), crear centros de visitantes llenos de arte, y mantener el espíritu lanzaroteño.

Con este movimiento impulsado por el artista conejero, que ahora llamaríamos sostenible, pero que se puede resumir como de sentido común, Lanzarote es hoy en día un oasis de paz y arte en un mundo cada vez más estandarizado.

Carretera de Lanzarote
Carretera de Lanzarote

Sus carreteras son como alfombras sobre la lava solidificada, los pueblos blancos resplandecen entre la oscura roca volcánica, los anuncios comerciales son un ausente al que nadie echa de menos, y sus centros turísticos, integrados en el entorno, causan casi tanta expectación como los cráteres y los conos volcánicos.

Recorrer Lanzarote es «viajar desde la estética a la ética«, y eso hay muy pocos sitios que puedan decirlo tan alto y tan claro como esta isla de negros, rojos, verdes y azules.

La mano de César Manrique se nota en toda Lanzarote, y aunque ya hace más de 25 años que no reside en su querida isla (murió en 1992 en un accidente de tráfico), el arte del «jefe» sigue estando más presente que nunca.

Él supo ver lo especial que era esta pequeña isla en medio del océano, con sus volcanes, su malpaís y sus habitantes risueños. Porque un destino turístico no lo hacen los resorts ni los bungalows sobre el mar, si no unos habitantes felices de vivir en su particular paraíso, con una cultura propia que están encantados de mostrar a todo el que les honra con su visita, y de esto en Lanzarote saben mucho.

Paisaje de viñedos de la Geria
Paisaje de viñedos de la Geria

Como decía el propio Manrique, «el mayor tesoro de un país es la cultura de su pueblo», y esto no es ningún discurso nacionalista, si no un acicate para aumentar la sensibilidad de sus conciudadanos con el entorno, con los individuos, con la belleza.

Porque lo único que tenemos es esta tierra que pisamos, y si la tratamos como un mero recurso económico, terminará por agotarse, como ocurre con todo lo que el ser humano cree que es escaso.

Pero la belleza es infinita, tan solo tenemos que cuidarla un poco para que todos podamos disfrutarla de una forma duradera, y así hagamos de este mundo un lugar mejor para vivir.

Jardín de cactus
Jardín de cactus

Ahora solo falta que los habitantes de Lanzarote sigan creyéndose de verdad lo especial que es su isla, que valoren el tesoro en el que viven, y la sigan mimando tanto como el artista hizo con esta tierra tan arisca pero tan hermosa.

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  1. conozco Tenerife, La Gomera, y Lanzarote desde hace años y he viajado varias veces, el artículo es breve pero intenso y dice verdades como Catedrales, tanto de sus paisajes como de sus gentes y de su gastronomía, soy más de interior que no de playas, más de montaña que de mar, pero esas flores y, esos cielos en pocas partes los he visto y he viajado por todas las provincias españolas. Me ha encantado el articulo y por supuesto las Islas «Afortunadas».