Guía para visitar Palma de Mallorca durante todo el año

Hay ciudades que es mejor visitar fuera de la época estival. Disfrutaremos más de todo lo que tienen que ofrecer y evitaremos las hordas de turistas, conociendo mejor la urbe y a sus gentes. Esto pasa con Palma de Mallorca, una ciudad muy fácil de visitar y que sorprende por todo lo que podemos encontrar en ella.

Desde monumentalidad hasta arte callejero, sin olvidarnos por supuesto de buena gastronomía, de fiesta, de rincones únicos, y todo ello acompañado siempre de un clima mediterráneo muy agradable (excepto en verano, que puede ser abrasador ;)

Lo que empezó como una ciudad comercial con frecuentes ataques de piratas, se ha convertido en la capital de una isla referente en el turismo de masas, aunque Palma de Mallorca ha sabido mantenerse apartada del jolgorio hotelero y sólo encontraremos gran cantidad de hoteles fuera del casco urbano, en la zona del puerto deportivo (turismo más cuidado cerca de la ciudad) y en el Arenal (turismo barato y festivo, a unos 6 km de Palma).

Monumentos a visitar en Palma de Mallorca

Hablando de monumentos, el que más llama la atención es la catedral de Palma, antaño situada en primera línea de mar, y de tanta importancia que se usaba como unidad de medida de los terrenos en Mallorca, en vez de la hectárea. Con la evolución urbanística, ahora hay una carretera entre la catedral y el mar, así que el gran lago del Parque del Mar simula la pasada presencia del mar mediterráneo, creando una estampa única de noche.

Esto, unido a su luminoso interior, hace que la de Palma de Mallorca sea una de las catedrales más bonitas que he visto. No en vano, Gaudí estuvo implicado en la reforma de la catedral y del altar mayor, aprovechando el fuerte sol mallorquín para dotar a la catedral gótica de una luminosidad única.

No tenemos que esperarnos una Sagrada Familia, ya que sigue siendo una catedral como «las de toda la vida», pero si sabemos donde mirar, encontraremos muchos detalles revolucionarios.

Tan sólo hay que visitar la capilla de Barceló, artista ateo que se enfrentó al reto de crear una capilla en una catedral. Inaugurada en 2007, el innovador aspecto que le confiere la llamada piel cerámica hace que sea diferente a todo lo visto dentro de una catedral. Pero la que nos ocupa ya creaba controversia en el pasado, con el retablo de la capilla del Corpus Christi, creada por Jaume Blanquer en el siglo XVII, y en la que podemos encontrar una representación del diablo, algo nada habitual en el interior de estos templos.

Además, tenemos sus vidrieras, que llenan de color la catedral de Palma de Mallorca ante el menor contacto con los rayos del sol. Hay un par de fechas fáciles de recordar, el 2-2 y el 11-11, en que los haces de luz de los rosetones se alinean, creando un espectáculo único. Recomiendan verlo desde 3 días antes de la fecha señalada.

Por fuera no es tan llamativa como en su interior, pero luce muy bien en lo alto del parque del mar, siendo un excelente mirador a la bahía de Palma. En el parque, podemos caminar sobre la muralla que defendía la ciudad, o cruzar la avenida para seguir todo el paseo que recorre la costa, hasta llegar a lugares como el Portixol o el Arenal.

Un estupendo paseo para hacer en bicicleta (podemos alquilarla en la Estación Intermodal de trenes) en un soleado día de primavera a la vera del mar Mediterráneo.

Qué ver en Palma de Mallorca a parte de la catedral

La otra opción es adentrarse en las callejuelas del casco histórico, ya que la Catedral de Palma es el mejor punto de partida. Aquí, la mejor recomendación es el calzado cómodo para descubrirla caminando sin rumbo, como en todas las ciudades que tienen un centro digno de verse a pie, sin perderse los siguientes lugares destacados.

La zona entre la catedral y la Avda Gabriel Alomar y Villalonga (al este) conviene recorrerla con los ojos bien abiertos, para no perderse los patios interiores que se ven desde las puertas entreabiertas, los antiguos baños árabes, el arte callejero, y todos esos detalles que esconden sus callejones. Aquí nos encontraremos muy poca gente, puesto que es un barrio de toda la vida.

Desde la catedral hacia la Plaza de España (al norte), se extiende la parte más noble y monumental de Palma de Mallorca, así como la más visitada, con la Plaza de las Cortes (busca el caracol y la lagartija en la fachada del ayuntamiento y admira el olivo centenario), la Plaza Mayor (con sus escaleras que sirven de mirador), la gran avenida de la Rambla, y por último, la Plaza de España.

La Mallorca modernista

Por el camino, nos encontraremos con edificios modernistas muy llamativos, como Can Forteza Rey (actual clínica dental I.F. Rey), con calles tan pintorescas como el Carrer Forn del Racó, una de mis favoritas de la ciudad, o con la tienda más antigua de Europa con más de 500 años a sus espaldas, la antigua espartería reconvertida en cafetería Ca la Seu.

Entre la catedral y el Paseo de Mallorca (al oeste), se extiende otra vez un barrio poco visitado por los turistas, y que guarda muchas sorpresas. Empieza en el Palacio Real de la Almudaina para, una vez cruzada la Avda de Antoni Maura o el Paseo del Born, adentrarnos en el pequeño barrio italiano (por sus restaurantes), hasta llegar a Es Baluard, el actual museo de arte moderno y contemporáneo de Palma, ubicado en el antiguo baluarte defensivo de Sant Pere, del siglo XVI.

Desde lo alto de sus murallas tenemos unas de las mejores vistas de Palma de Mallorca, pudiendo ver al castillo de Bellver de tú a tú (no hace falta pagar entrada para subir a la muralla).

La cercana Avenida de Jaume III es la principal calle de tiendas de la ciudad, por la que conviene dar un paseo aunque no tengamos pensado comprar nada, para ver los soportales.

El final del centro histórico lo marca el torrente de Sa Riera (Paseo de Mallorca), dando lugar al barrio de Santa Catalina, un animado vecindario en el que podemos ver dos molinos mallorquines al lado del mar (antiguamente eran una discoteca) o degustar algunos de los mejores productos mallorquines en el siempre animado Mercado de Santa Catalina.

El puerto deportivo

Terminada la visita a la parte más monumental de la ciudad, Palma de Mallorca todavía tiene mucho que ofrecer. El gran puerto deportivo es referente en los deportes náuticos y puerta de entrada para muchos trasatlánticos, así como el emplazamiento para las grandes discotecas, pero como visitantes de la ciudad seguro que tenemos ganas de conocer el Castillo de Bellver (más detalles en este artículo), el único de planta circular existente en España, y uno de los mejores miradores de la ciudad. Una visita imprescindible en nuestra parada en Palma de Mallorca.

Arte y Miró

Si nos interesa el arte o tenemos más tiempo, otra visita muy recomendable es la Fundación Pilar y Joan Miró, situada a pocos kilómetros de la ciudad, al lado del palacio de Marivent (residencia de verano de los reyes).

Cuenta tanto con un museo, creado tras la muerte del pintor por el arquitecto Rafael Moneo, como con los talleres en los que trabajó Miró desde 1956, siendo ésta una de las partes más entrañables de visitar, por el lugar y por su entorno.

Cuándo viajar a Palma de Mallorca

Dos o tres días son suficientes para conocer Palma de Mallorca y, como comentaba al principio, su envidiable clima mediterráneo hace que se pueda visitar durante todo el año, sobre todo si hay alguna fiesta (como las de San Sebastiá, en enero, con correfocs).

La única temporada en la que seguramente encontraremos lluvia es a finales de septiembre, ya que es la gota fría, o cuando yo me acerque hasta allí (de tres veces que estuve en la ciudad, en todas me llovió). El resto del año, es todo un placer contemplar una de las ciudades más alegres y sorprendente para el visitante, alejada del turismo de masas.