El as bajo la manga de estas ciudades europeas: casinos, playas y castillos
El continente europeo está lleno de muchas atracciones para los turistas: museos, playas, naturaleza, parques, restaurantes, centros históricos… las posibilidades son casi infinitas. Y aunque en el pódium de ciudades europeas siempre están las mismas, como Barcelona, París o Londres, lo cierto es que Europa ofrece muchos lugares a los que escaparse.
Múnich, rodeada de naturaleza
Un buen ejemplo es Múnich, una ciudad al sur de Alemania que recibe menos turistas que la capital del país, Berlín, también conocida como “la capital reconstruida”, pero que sorprende a todos los que se acercan a descubrirla. La ciudad cuenta con una gran oferta turística: Marienplatz, el Palacio de Nymphenburg, el Jardín Inglés, la Hofbräuhaus am Platzl, el Mercado Viktualienmarkt, el Parque Olímpico, así como su casco antiguo, con su ayuntamiento, su catedral y varias calles comerciales en las que es imposible aburrirse. Además de todo esto, Múnich está conectada con muchos pueblos bávaros que son perfectos para hacer una excursión de un día: Rotemburgo, Bamberg, Berchtesgaden, Zugspitze, Nördlingen, Pottenstein, Oberammergau, Mittenwald y Harburg. También hay muchos lagos que están a tan solo varias paradas en tren, ninguno de ellos a más de dos horas de la ciudad: Königssee, Tegernsee, Bodensee y Walchensee. Y al regresar a Múnich después de pasar el día fuera, nada como cenar en el centro y probar algunos de sus platos típicos, como el codillo y las salchichas.
Pero si hay una excursión que nadie puede perderse desde Múnich es la del Castillo Neuschwanstein, el castillo en el que se inspiró Walt Disney para crear el castillo de la Bella Durmiente. Lo construyó Luis II de Baviera, también conocido como el Rey Loco, en 1869, y para ello escogió un lugar rodeado de naturaleza. Es un castillo medieval, pero en aquella época se consideró uno de los más innovadores por sus motivos arquitectónicos. Refleja los ideales y anhelos del rey y cuenta con más de doscientos cuartos. Además de visitar el castillo por fuera y por dentro, merece la pena darse una vuelta por los alrededores.
Biarritz, elegancia y juego
El País Vasco francés nada tiene que envidiar a su versión española. Ciudades como Bayona, con su majestuosa catedral y sus calles comerciales, o San Juan de Luz, con sus kilométricas playas y sus casas de color rojo y blanco, invitan a cualquier turista a hacer un viaje por carretera con paradas en todas sus grandes ciudades y pueblos con encanto. Pero si hay un lugar en esta zona del sur de Francia que encandila, es Biarritz. La ciudad cuenta con numerosas atracciones turísticas, como el Museo del Mar, la Ciudad del Océano, su faro y la Roca de la Virgen. Tampoco faltan calles llenas de tiendas y restaurantes en los que probar la gastronomía de la zona. Hay varios edificios religiosos que bien merecen una visita, como la Cripta de San Eugenio y la Iglesia de San Alejandro, de estilo ortodoxo.
Pero si hay algo que ha llevado a turistas de todas partes del mundo a Biarritz, además de sus extensas playas y el glamour que se desprende en la ciudad, es su casino. El Casino Barrière está situado prácticamente a orillas de la costa, es un edificio de estilo Art Deco que construyó el arquitecto Alfred Laulhé en el año 1929. En aquella época eran muchos los que lo consideraban todo un símbolo de peregrinación, y a día de hoy también es elegido por muchos para echar unas partidas a juegos de azar. La mayoría de ellos son fanáticos del azar que durante todo el año encuentran en los casinos online su forma favorita de entretenimiento, y es en estas salas de juego online donde practican sus estrategias, tanto si se trata de partidas con muchas posibilidades como si es la serie limitada de jugadas de póker. En verano escogen Biarritz por su casino, y disfrutan de unos días en los que combinan playa y azar, y es que esta ciudad europea no defrauda ni a los más exigentes.
Tenerife, una isla perfecta
Tampoco faltan playas de ensueño por Europa, y muchas de ellas se encuentran en Tenerife, la isla más grande de las Islas Canarias. No es casualidad que muchos alemanes y británicos la elijan como destino para pasar sus vacaciones: los complejos hoteleros no faltan, la gastronomía es inmejorable -como el cocido canario, las ‘papas arrugás’, el sancocho canario, el conejo en salmorejo, el queso asado con mojo verde y rojo, o la ropa vieja canaria-, y las opciones de ocio son muchas. Un destino turístico que ofrece ambiente y descanso, tanto para los que buscan relajarse como para los que quieren diversión, y muchos lugares que visitar: como el Teide -la excursión más demandada de la isla-, los Acantilados de los Gigantes, el Observatorio del Teide, la Cueva del Viento, el Barranco de Masca, la Punta de Teno o el Barranco del Infierno.
Además de todo esto, está el elemento estrella de Tenerife: sus playas, perfectas para darse un chapuzón, nadar o bucear. Lo mejor de todo es que en Tenerife hace buen tiempo todo el año, por lo que siempre apetece meterse en el agua o tumbarse en la arena. Entre las mejores y las que más visitas reciben destacan la Playa de las Américas, el Puerto de la Cruz, la Playa de Abama, la Playa de Ajabo, la Playa de Almáciga y la Playa de Arenisco. Además, la mayoría de playas cuenta con buen servicio, por lo que no faltan las opciones de gastronomía al lado del mar.
Con la llegada de septiembre, los que estén planeando ya las vacaciones para el verano próximo y busquen algo diferente a las ciudades europeas más conocidas, Múnich, Biarritz y Tenerife son una alternativa estupenda.
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